Por: Luis Manuel Ramos Perdomo.
Colombia tiene una de las más bajas calificaciones en materia de educación, según varios de los indicadores establecidos sobre calidad de la educación pública, siendo casi que paupérrima la calificación que recibe el País en materia de lectoescritura y comprensión de lectura.
Lo vergonzoso es que justamente son los miembros del gobierno quienes dan prueba de que ello es así. Un presidente cuyos escritos en twitter suelen estar plagados de errores de ortografía y una vicepresidente que con dificultad lee de corrido pese a tener, aparentemente, formación universitaria, lo dicen todo y mucho más.
Indiscutiblemente en la Educación Pública Colombiana y sus distintos niveles, ha operado un protocolo de adoctrinamiento ideológico en desmedro de la calidad, lo cual se explica históricamente por la exportación de la revolución cubana y la cooptación que hizo del sector de los educadores, influyendo en la ideologización y sindicalización de maestros a quienes se les permitió el ejercicio de la docencia al salir graduados como bachilleres de Escuelas Normales y Normales Superiores, algunas dirigidas por comunidades y órdenes religiosas afines al Socialismo y la Doctrina de la Teología de la Liberación que, curiosamente, y pese a los servicios prestados, terminaron siendo víctimas de sus camaradas comunistas y ateos (como suele ser siempre con sus famosas purgas) honrando el adagio según el cual, así paga el diablo a quien bien le sirve.
Los vínculos de maestros con el Partido Comunista Colombiano y especialmente con las FARC, están recogidos y probados históricamente con el nacimiento de FECODE y su relación con el componente político del movimiento sindical. No estoy poniendo a nadie en la picota pública, pues primero, ellos lo hicieron solitos y segundo, tal y como lo pregonan hasta en la aulas de clase en sus sesiones de adoctrinamiento, las FARC ya no existen.
Los réditos de nuestros maestros no se hicieron esperar y las leyes han premiado su pésimo trabajo con la excepción que les permite recibir más de una asignación del tesoro público, permitiéndoles contar con dos, tres y hasta cuatro pensiones sin atender la edad, como ocurre con la mayoría de los colombianos.
La indiscutible mediocridad y pésima calidad de la educación pública, explica, además, la falta de amor por la lectura y los hábitos relacionados con ella. El precio que ha pagado Colombia es muy alto y quizá la actualidad política es el mejor ejemplo.
El promedio de los colombianos omite la lectura de los manuales de instrucción y garantía que acompañan los productos que adquieren, los cuales son ilustrativos y explicativos, incluso en varios idiomas, cuando se trata por ejemplo de electrodomésticos, algunos de los cuales son adquiridos en centros de comercio que, rindiendo tributo a la evasión y al contrabando, ofrecen precios más bajos que los que los existentes en el comercio legalizado.
La omisión de la lectura de manuales es una práctica generalizada que afecta siempre al consumidor. Es usual que, por ejemplo, el electrodoméstico que llega a unacasa salga de su empaque y se conecte a la red eléctrica,sin miramiento alguno a las advertencias que en la materia se hace del producto.
En ocasiones, con los productos que ingresan ilegalmente al territorio aduanero nacional, provenientes de oriente, Europa oriental y otras latitudes, se presenten conflictos por tolerancia a voltaje, amperaje y otras variables propias de los circuitos y redes eléctricas, que a la postre afectan al producto o incluso a la red eléctrica, lo que popularmente se denomina “quemar” o “fundir”.
De ese ejercicio y en ese momento se recuerdan dos máximas: “lo barato sale caro” y “hay que leer el manual”, a las cuales suele sobrevenir el “se lo dije” proveniente de la pareja o el aventajado hijo que se las sabe todas, pero sólo para cuestionar a los padres.
En la política colombiana ha ocurrido exactamente lo mismo.
Se “compró” una ambiciosa propuesta política producto de una publicidad engañosa y competencia desleal, que incluso entró de contrabando, se instaló el “aparato” sin leer los manuales y en este caso se quemó el producto y se fundió al país. Es decir, en el procaz colombiano: nos jodieron y nos jodimos.
La pequeña ventaja la encontramos en el conflicto que ha emergido de la megalomanía del protagonista, la poca cohesión de las alianzas políticas que ha tratado de construir y el frustrante desencanto de los que siemprepensaron que era uno de los suyos.
El manual estaba escrito, lo sabíamos y pocos lo quisieron leer, pues como lo dijera Nietzsche, siempre habrá más ovejas que lobos.
Para ponernos a tono diremos que la versión del manual en formato PDF, lo encontramos en el Foro de Sao Paulo y la cercana versión multimedia fundamentalmente en Venezuela, pero con links de acceso a las ventanas en Argentina, Bolivia, Brasil, Chile y Perú.
Incluso algunos de los borradores y manuscritos existían, para el caso colombiano, con anterioridad a la creación del Foro de Sao Paulo y se advertían en las Conferencias de las FARC, organización narcoterrorista, que también hace parte del Foro y que pese al engaño que le quisieron vender a los colombianos con el denominado proceso de paz de Juan Manuel Santos, hoy están más vivas que nunca, pues cuentan con enclaves importantes en el Congreso, en la Jurisdicción para la Paz, en el cuerpo civil armado llamado Unidad Nacional de Protección y en el gobierno mismo.
En este momento posiblemente el mayor riesgo lo constituye la permanencia en el Ministerio de Relaciones Exteriores y el ejercicio de las funciones como Canciller de Álvaro Leyva Durán, hombre cercano a las FARC y confidente de Manuel Marulanda Vélez, alias “Tirofijo”, quien en su momento lo designó vocero de la organización en los diálogos de paz del gobierno Pastrana, para lo cual fue necesario desplegar una velozcampaña legal y judicial, dirigido a terminar un proceso penal en su contra, que lo vinculaba con la estructura financiera de una organización delictiva y por tal virtud, para ese momento, resultaba prófugo de la justicia y buscado por INTERPOL.
Más que extraño, resulta bizarro, que el Canciller de un Estado promueva acciones incendiarias por parte de las minorías u otras tendientes a lograr que se investigue y condene a su representado o, tal y como lo pretendió hace pocos días, que el Consejo de Seguridad de la ONU lo investigue por el presunto “entrampamiento” del narcoterrorista Seuxis Pausias Hernández Solarte,conocido como Jesús Santrich, de quien se dice habría fallecido.
Álvaro Leyva Duran siempre tuvo una agenda oculta que con el triunfo del Petroprogresismo y su designación como Canciller se ha hecho pública.
La moción de censura en contra de Leyva debería prosperar, pues es evidente el conflicto de intereses en el que se encuentra comprometido. Igual podrá seguir promoviendo y protegiendo a sus prohijados y patrocinadores, desde cualquier otro escenario que noinvolucre la gestión o función pública, como lo hiciera en el pasado.
Al igual que Leyva, otros miembros del gabinete deberían “salir del closet ideológico político” y declarar abiertamente sus intereses y afinidad con los grupos terroristas a los que ahora se les ha dado reconocimiento político.
En la receta para el desastre, conocida como Revolución Progresista, hija del Marxismo Cultural, no podía faltar el denominado Trasbordo Ideológico, propio de esa batalla cultural que enfrentamos a diario, y que cuenta con grupos perfectamente identificados, que se esconden bajo el disfraz de minoría y que, bajo las formas de la protesta o estallido social, extorsionan a sus anchas, sin Dios ni ley, amparados en el selecto protocolo comunicacional de la violencia y el terrorismo.Nuevamente la receta se Colombianiza cuando se le agregan las especies nacionales, en este caso, las que emergen del narcotráfico.
Hoy, cuando pocos se explican cómo Gustavo Francisco Petro Urrego es considerado por la Revista Time, uno de las 100 personalidades más influyentes del mundo y el designado para escribir sobre los méritos del personaje,en la pomposa designación resulta ser Gabriel Boric, queda claro que le faltó leer el manual a ese poco más de siete millones de Colombianos que lo apoyaron en las urnas y a los tres más que, al parecer, lo respaldarondesde el escrutinio realizado en la registraduría.
Otro de los influyentes resulta ser justamente Luiz Inácio Lula da Silva, quien en compañía de Fidel Castro creó el Foro de Sao Paulo en 1990. ¿Así o más clarito?
La lista inició a publicarse en 1999 y de ella, para lo que nos atañe, han hecho parte Hugo Chávez, Michell Bachelet, Evo Morales, Nicolás Maduro, José “Pepe” Mujica, Fidel Castro, su hermano Raúl, todos ellos miembros del Foro de Sao Paulo. ¿Así o más clarito?
Incluso Juan Manuel Santos apareció en la portada de la revista en el año 2012, bajo el titular: “El regreso de Colombia, de un Estado casi fallido a un emergente jugador global en menos de una década”.
Se viene siguiendo el libreto, el mismo está consignado de principio a fin en ese manual cuya lectura ha brillado por su ausencia.
Simultáneamente y de manera “coincidencial”, el Banco Mundial emite el informe titulado “El potencial de la integración. Oportunidades para una economía global cambiante”, documento en el que uno de los principales acreedores de los países que integran la región “sugiere” acelerar el proceso integracionista latinoamericano del que han venido hablando con insistencia Petro, Lula, Maduro, Fernández, Boric y hasta el encarcelado Pedro Castillo. Ese mismo proceso integracionista hace parte de la Agenda del Foro de Sao Paulo.
Las economías nacionales latinoamericanas están en crisis y los indicadores así lo demuestran. La inflación desbordada y galopante, la pérdida de la confianza inversionista, incremento de la pobreza, migración desbordada y la disminución de la perspectiva de crecimiento económico, son algunas de las constantesque incluso señala el Banco Mundial, pero que vienen siendo desconocidas, para dar nacimiento a una moneda regional bajo la forma de un criptoactivo soportado en commodities.
Mientras tanto Gustavo Petro busca afanosamente convertir a Colombia en el departamento de tesorería de Venezuela para superar y/o evadir las consecuencias de las sanciones impuestas por los Estados Unidos, aspecto que, seguramente, estará en la agenda Biden-Petro a desarrollarse el próximo 20 de abril.
Se ha venido ambientando la flexibilización de las sanciones, al punto que intencionalmente se puso al descubierto el más reciente escándalo de corrupción en Venezuela, el cual compromete negocios de Petroleo, Gas, Criptoactivos y desviación de recursos de PDVSA, atribuyendo compromiso y responsabilidad a personas cercanas a Tarek El Aissami, otrora importante alfil de Maduro y hoy, aparentemente, sometido a una especie de ostracismo.
La captura de Álvaro Pulido Vargas (antes Germán Enrique Rubio Salas), socio de Alex Saab, se une al rompecabezas. Por Pulido (Rubio), de quien se dice estaba siendo protegido por el régimen de Maduro, el gobierno de los Estados Unidos ofrecía una recompensa de hasta diez millones de dólares (US $ 10´000.000.oo).
Al parecer Maduro quiere mostrar resultados en materiade lucha contra la corrupción y el narcotráfico, disponiendo del sacrificio de alfiles y cercanos colaboradores, esperando así una respuesta de Estados Unidos con levantamiento, cuando menos parcial, de sanciones, que permita la realización de negocios minero-energéticos con Colombia, especialmente el que se encuentra “suspendido” entre PDVSA y ECOPETROL. De allí la importancia del reciente nombramiento de Ricardo Roa Barragán, jefe de campaña de Petro, en la Presidencia de ECOPETROL.
Parece que al igual que Maduro, Petro está dispuesto a sacrificar alfiles y personas cercanas, por eso no sorprende el anuncio sobre la salida del país de allegados a Carlos Gutiérrez Robayo, su concuñado, financiador de su campaña política a la alcaldía de Bogotá, contratista de la Ciudad, socio de Alex Saab y Álvaro Pulido,vinculado al escándalo de las “narcovacas” y con el asunto TRENACO en varios de sus capítulos.
Tampoco debería sorprender alguna reacción de la Senadora Piedad Esneda Córdoba Ruíz, pues ella adquirió protagonismo importante en el asunto de Alex Saab en Venezuela y en la conveniente y selectiva liberación de secuestrados de las FARC.
Los anuncios de la administración Petro, sobre el acogimiento al principio de “Una sola China”, la directriz impartida para el efecto, en virtud de la cual se desconoce a Taiwán (República de China), el incremento de los cultivos ilícitos y el narcotráfico, la insistencia de implementar una paz total con visos de impunidad, blanqueo de capitales, el tema de la extradición y el cambio de doctrina al interior de las Fuerzas Armadas, serán la piedra en el zapato de la relación Estados Unidos – Colombia, sin embargo, como lo he venido afirmando, el manual y el libreto están escritos, sus posibles modificaciones no se alejarán de la versión original.
La aplicación del referido manual durante los primeros 9meses de gobierno, ha llevado a Colombia a la postración y para anticiparnos a lo que viene, se hace necesario leerlo para, a partir de allí, elaborar uno nuevo, lo cual deberá ocurrir antes de las elecciones regionales de octubre.
A título de referencia, en 1998 el mundo conoció la publicación de Joost Elffers y Robert Greene titulada “Las 48 Leyes del Poder”. Bajo 48 premisas y fórmulas sacramentales se recoge la esencia de la Filosofía Política sobre la forma de acceder y mantenerse en el poder, vigentes retroactivamente desde los albores de la humanidad, algunas de las cuales coinciden con escritos de la Biblia, El Talmud y el Corán, entre otros libros sagrados de las civilizaciones, no en vano la religión es una de las más claras manifestaciones de poder. Ni Hobbes, ni Maquiavelo, pudieron ser más específicos.
Que el iter criminis para el ascenso al Poder del Comunismo en América Latina, se haya trazado desde las entrañas del Foro de Sao Paulo y sus áulicos de Puebla, recogiendo las banderas de la revolución cubana,no es un secreto, como tampoco lo es que la financiación del proceso ha contado con aportes de Rusia (otrora Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas), de Venezuela con su economía petrolera, al igual que de Irán y China, así como de las multinacionales del crimen en que se convirtieron las guerrillas y su producto estrella: El narcotráfico.
Lo cierto es que, por fortuna, la megalomanía de algunos permitió que aplicaran selectivamente, mal u omitieran la aplicación de algunas de esas 48 leyes del poderreferidas y lo que es más grave aún, abusaran de varias.
A pocos meses de la posesión de Petro como presidente de Colombia, ha sido de tal magnitud la falta de gobernabilidad, la deslegitimación y la inocultable caída de su popularidad, que sus camaradas y copartidarios no pueden ocultar su preocupación ante lo fallido de su proyecto.
Por ello, y anticipándose a lo evidente, vienen planteando la hipótesis de un Golpe de Estado y/o Golpe de Estado Blando, para poder construir un escenario futuro en donde la pérdida sea lo menos gravosa posible.
Nadie con dos dedos de frente puede pensar en “tumbar”, mediante un Golpe de Estado (Blando o Duro) a Petro pues, en palabras del Exministro de Defensa y Candidato a la Alcaldía Mayor de Bogotá, Don Diego Molano Aponte, él se está tumbando solo. Lo mismo ocurre con quienes argumentan la existencia de una campaña de desprestigio en contra del Pacto Histórico, porque ellos, al igual que Petro, se desprestigian solos.
Es cierto, los Petroprogresitas se “tumban” solos y debo aclarar que no me refiero a la “tumbada” que un diputado del Atlántico e hijo del presidente le hizo a la campaña y su financiación, generando una investigación por presuntos Lavado de Activos y Enriquecimiento Ilícito.
Esa, y no otra, la razón por la que el camaleónico presidente del Senado, ha marcado inteligente distancia de Petro y del Pacto Histórico, al fundar un nuevo Partido Político y empezar a comportarse como un miembro más de la oposición, frente a sensibles proyectos de reforma presentados por el gobierno.
El Lawfare, como también se conoce al Golpe de Estado Blando, fue justamente la estrategia Petrista para afectar la gobernabilidad de Don Iván Duque Márquez, quien además de la pandemia por COVID-19, se vio obligado a defenderse permanentemente de los ataques e intentonas desestabilizadoras orquestadas desde el Petrismo.
La historia reconocerá la importancia de Duque por varios aspectos, pero el más importante de ellos, al margen del manejo durante la pandemia y el crecimiento económico, fue alterar la agenda progresista latinoamericana, que contaba con la llegada de Petro al Poder para el periodo presidencial 2018-2022. Otra hubiera sido la suerte de haber llegado Petro a la presidencia de Colombia en 2018.
Lo que viene ocurriendo en Colombia debe superar el discurso bipolar de Uribismo vs. Petrismo o de izquierdas vs. derechas, no porque esa dialéctica sea innecesaria, sino porque se ha tornado inoportuna e inconveniente. Es el momento del sentido común que, si bien es cierto, y los hechos así lo demuestran, es el menos común de los sentidos, es el que se necesita para frenar la debacle y sacar a Colombia de esta postración a la que la ha llevado Petro en nueve meses de gobierno.
La “mayoría” de los colombianos olvidaron leer el manual, pero Elffers y Greene olvidaron incluir en su majestuosa obra una regla más, sería la regla 49 y parafraseando un colombianismo se concreta en la siguiente frase: “No Dar Papaya”, esa misma regla fue olvidada por Petro y el Pacto Histórico, por lo que, frente a una hipotética salida inminente del poder, por las vías de la constitucionalidad y la legalidad, han tenido que echar mano de la teoría del golpe de estado blando.
Mientras el Grupo de Trabajo del Foro de Sao Paulo acaba de terminar sus sesiones de trabajo en Bogotá y se espera la difusión de sus conclusiones, se prepara el encuentro Biden-Petro del cual, sin duda saldrán conclusiones que deberán ser leídas con lupa, para entender la forma en la que se actualizará en Colombia el Manual de la Revolución Progresista o se cambiará por el retorno de la democracia.
Falta por ver qué ocurrirá después del “retiro espiritual”del resucitado Iván Mordisco con el Estado Mayor Conjunto (EMC) de las nunca extintas FARC en el Yarí (Caquetá) y los cerca de cinco mil campesinos, indígenas, afrodescendientes y guerrilleros que le acompañan.