Por: Harold Alvarado Tenorio
Roy Barreras, presidente del Congreso y Patricia Ariza, ministra de cultura de Petro, han visitado los edificios del Congreso de Colombia para rumiar cómo abolir de los cielos del techo un mural, realizado durante el gobierno de Betancur, por Ramón Vásquez Arroyave [Ituango, 1922-2015], uno de los más humildes artistas del país, que de carpintero y locero, terminó haciendo murales como el que ilustra la firma de la constitución de 1886, bajo la Regeneración, que rigió hasta el que M-19 y la mafia del narcotráfico confeccionaron la de ahora, ideada por Pablo Escobar para no extraditarlo a Estados Unidos.
Durante la visita Barreras declaró a la ministra Ariza su avidez por dar de baja el mural, porque en él solo aparecen “machos”, “una mujercita que es como una monja” y no representa la “variedad y diversidad”, y los únicos negros que figuran están de rodillas y con cadenas y no hay ningún indio. “Este es un mural machista, misógino, feísimo”, afirma Barreras, agregando que hay más caballos que mujeres y quiere cambiarlo “para hacer justicia”. Y hablándose a sí mismo dice: “Y si ese mural no lo hemos cambiado de aquí a diciembre, yo vengo y lo grafiteo, le echo pintura blanca, porque es una ofensa”. A lo que la Ariza, responde “Vamos a buscarle una solución”. No es la primera manifestación de “cambio” que proponen los comisarios petristas para el arte y la cultura.
Antes habían fomentado la abolición de las estatuas de los conquistadores y los feudalistas. Y en plena campaña Fernando Rendón, mandamás del Festival de Poesía de Medellín, constriñó a firmar a dos centenares de sus incondicionales, que competían contra Ariza por el cargo de ministro, un panfleto donde apestaba una premonitoria amonestación a todo aquel que no declarara su adicción al futuro régimen; y tras el triunfo de la parejita bicolor, Hernán Dario Correa, una especie de Ehrenburg del petrismo, meditando en la succión de todo el dinero posible del erario para su cadena de editoriales peninsulares, promovió, con la firma de 154 de sus exprimidos, un edicto donde enumeraba que debía hacer Ariza en el ministerio.
Como bien saben Barreras y Ariza, para “superar las corrientes burguesas previas a la Revolución de Octubre”, Stalin firmó en 1932 un “Decreto para la reconstrucción de las organizaciones literarias y artísticas”, exigiendo a los organismos del estado vigilar celosamente el cumplimiento de sus mandatos, en especial con la Unión de Escritores de la URSS y las Academias de Arte.
Los escritores, pintores, escultores, dramaturgos y demás productores de valores simbólicos debían inculcar en el proletariado y los campesinos, cómo tenían, de ahora en adelante, verse a sí mismos y al mundo. Incluida, por supuesto, la glorificación de Stalin.
No obedecer estos lineamientos era suicidarse siguiendo vivos. La lista de perseguidos, exiliados, torturados, recluidos y muertos es enorme. Otro tanto ha sucedido en Cuba, Venezuela y Nicaragua. Los nazis, los fascistas y los franquistas hicieron otro tanto. Barreras y Ariza son nuestros Lunacharski y Qing. Lunacharski fue un crítico de arte y periodista menchevique que terminó siendo el mejor ejecutor de las políticas culturales del estalinismo. Lenin lo nombró Comisario de Instrucción Pública y fue el fundador del Proletkult, hizo de Meyerhold el capo del teatro ruso y protegió a Stanislavski, el santón del teatro mamerto.
Hoy se le recuerda por haber instaurado un proceso contra Dios, acusado por los crímenes que este ente imaginario, ha cometido contra la humanidad. El juicio duró cinco horas, puso una Biblia en el banco de los acusados, Dios fue declarado culpable y el 17 de enero de 1918 fue fusilado con cinco ráfagas de ametralladora contra el cielo de Moscú.
Roy Barreras, que nombre más raro, que dice ser médico y poeta, es uno de los más peligrosos reptiles políticos de Colombia y quizás otro, de los capaces de hundir en el peor de los fangos a Petro con tal de ser, ellos, Presidentes.
Como Fouché, ha participado en todos los gobiernos desde que el país decidió acabar con los criminales farianos: en la revolución francesa, el imperio napoleónico, y sin duda hará parte, al fracasar este gobierno, de la restauración borbónica. Ha sido Uribista, hasta el cinismo de engatusar a Uribe para que fuese padrino de uno de sus mostros, “Uribe tiene la talla de Bolívar”, decía. Para hacerse Santista escribió varios poemas en honor del gago, que reposan en la infame Biblioteca del Premio Nobel de la Paz que no ha existido; traicionó con todos los Puñales de Lola a Uribe, y reapareció como protector de las FARC-EP y sus juguetes sexuales, dildos que había utilizado con Vargas Lleras, a quien vendió por un plato de rellenas sangrientas.
Para convencer a Petro que abandonaba sus múltiples lealtades y se hacia su sirviente, creó una artimaña con los farianos para tumbar al pasmado ministro de defensa de Duque, y hay quien dice que la idea de lanzar a un hermano del dipsómano a pasar revista a los narcos y ladrones presos salió de su caletre. Su gran quimera sigue siendo ser poeta, crítico de arte y presidente antes que Francia Marquez. Un Rafael Nuñez del medio siglo XXI. Y no ha escatimado esfuerzos. Durante varios tuvo como maestro a un Francois Villon de la poesía bogotana, que vivía en los andenes, escribía en desechos de las bibliotecas, consumía el liberado basuco y entre ambos, los dos, quisieron echarle mano a Casa Silva, pero Pedro Alejo Gómez, un supernumerario fullero, lo impidió. Ahora, como han visto, quiere ser Lunacharski.
Jian Qing, cuarta idólatra de Mao, administró la Revolución Cultural en asuntos de arte e hizo parte del Politburó del Partido Comunista de China. Fue hija de un carpintero y de una cómica de tercera, pero deslumbró al Presidente durante el foro de Yenán, donde fungía de actriz. En 1949 la hizo Ministra de Cultura y desde entonces promovió Guardas Rojos, autores de atrocidades contra artistas durante el decenio de horror de la revolución cultural proletaria.
Ella misma fraguaba y ejecutaba colectivos actos represivos contra intelectuales a quienes acusaba de enemigos del pueblo y hasta arrestó y encarceló a una mujer que había sido amante de su primer marido. Se dice que mató a Mao frotándole la espalda y las extremidades con un polvo blanco, y murió un 8 de setiembre, día de mi cumpleaños. Miembro de la Banda de los Cuatro, fue condenada a muerte, pero conmutada por cadena perpetua, fue liberada en 1991, suicidándose diez después.
La señora Patricia, conocida como la Ñera Ariza, que ha sido calumniada de nadaísta jipi, guardiana de vagos basuqueros y amantes de la yerba maldita, dice ser actriz, poeta y dramaturga, mártir de la violencia de la derecha, porque ella favorece la de izquierda, y ha hecho creer que fundó con Santiago Garcia, alma bendita e ingenua, el autodenominado Teatro de La Candelaria, donde se practica una cosa llamada la Creación Colectiva, suerte de maoísmo escénico, es gobernadora de numerosas fundaciones que viven del fisco, como la Corporación Colombiana de Teatreros, el Festival Alternativo, un Festival de Mujeres, etc., etc.
Coautora de un libro sobre el terrorista Jaime Bateman, dice fue prometida de Gonzalo Arango, Jesus Mario Arbelaez o Eduardo Escobar, que ha sobrevivido a todos los genocidios, pero ahora es feliz, porque idolatra a Carlos Satizabal, un poetastro al que le han endilgado, el Premio de lira virgen de la Tertulia de Gloria Luz, dama agiotista de jubilados, y el Premio Dramaturgia de Bogotá, cuando Petro era alcalde. Una joyita la ministra de cultura, que como vemos no ejerce, porque el que manda y hace combo con ella, es Satizabal, que ostenta, además, en su faltriquera, la Dirección de la Maestría de Escrituras Creativas de la Universidad Nacional de Colombia.
Casi nada. “Con Carlos, que es un bacán, ha declarado la señora ministra del petrismo, empezamos a andar la calle, íbamos a los parches, les llevábamos aguapanela y nos sentábamos a filosofar. Entre ellos hay poetas y filósofos que no dejan de sorprender. En esos años conocí otro país…” A ese otro país, donde todos seremos iguales a los Ñeros, nos quieren llevar Petro, Francia, Roy y la señora ministra del despacho.