El hijo del presidente presenta pruebas que ponen en duda la legitimidad de la elección de su padre como Presidente de la República
La sólida coartada que Nicolás Petro había mantenido finalmente se desmoronó en la audiencia de imputación de cargos, donde la Fiscalía General de la Nación presentó pruebas contundentes que destaparon un entramado de enriquecimiento ilícito y lavado de activos.
En 2017, El Expediente ya había expuesto una investigación que arrojaba luz sobre la promesa de Nicolás Petro de saldar una deuda “una vez que su padre ganara la presidencia”. A pesar de que esta información era de dominio público y ampliamente difundida, el entonces candidato Gustavo Petro designó a su hijo como coordinador de la campaña en la costa atlántica.
Nicolás asumió el rol con la misión de recolectar fondos para la campaña “Petro Presidente”. Si bien una parte de los recursos fue destinada para fines personales, también se identificó que una cantidad considerable se desvió hacia asuntos vinculados a la campaña que condujo a la elección de Gustavo Petro como presidente de la República.
En la audiencia de imputación de cargos por enriquecimiento ilícito, se reveló que Nicolás Petro habría recibido dinero en efectivo de tres figuras controvertidas y ampliamente conocidas en el país: el Turco Hilsaca, Santander López – apodado “el hombre Marlboro” – y el empresario Oscar Camacho. La Fiscalía General de la Nación informó al juez que Nicolás Petro se había comprometido a colaborar y ya había presentado pruebas y elementos que eran previamente desconocidos, lo que indica una colaboración fundamentada en hechos concretos.
El fiscal enfatizó que las pruebas proporcionadas por Nicolás Petro indicaban claramente que gran parte de los fondos, aportados de manera encubierta y sin registro en las cuentas oficiales, por parte de estos empresarios, efectivamente ingresaron a la campaña “Gustavo Petro Presidente”. Asimismo, la fiscalía resaltó que estos fondos no fueron declarados y podrían haber excedido los límites establecidos para gastos electorales.
La situación se torna sumamente delicada para el presidente Petro, quien previamente había intentado distanciarse de las acciones de su hijo, sugiriendo que Nicolás actuó de manera independiente y se apropió del dinero sin su conocimiento. Sin embargo, Nicolás está decidido a presentar pruebas que contradicen esta versión, y que se convierten en elementos que poner en tela de juicio la legitimidad de la elección presidencial.
En medio de este escenario, la elección presidencial de Gustavo Petro se tambalea ante la creciente evidencia que vincula a su hijo con prácticas ilícitas, planteando cuestionamientos sobre la integridad y transparencia de la campaña que lo llevó al poder y específicamente sobre la entrada dineros calientes que no fueron reportados y que además habrían contribuido a superar los topes electorales.