Por: Roberto Trobajo
Necesitamos crear y desarrollar la articulación de los sistemas de ciencia y tecnología, de la educación superior, la industrial, las finanzas y el mercado laboral.
En Colombia, el 10% de las regalías se destinan al Fondo de Ciencia, Tecnología e Inversión, con el propósito de incrementar la capacidad científica, tecnológica, de innovación y de competitividad de las regiones. Sin embargo, la inversión en desarrollo científico y tecnológico es aún muy baja.
La dispersión de recursos, aspecto que guarda relación con la aprobación de proyectos no siempre pertinentes; la insuficiencia técnica de algunos de los entes territoriales, factor que genera la dilapidación de recursos de regalías; problemas de corrupción y la lentitud en la aprobación y ejecución de los proyectos… es lo que nos tiene mal en el desarrollo científico, por culpa del pésimo diseño que se le da al Fondo de Ciencia, Tecnología e Inversión.
A pesar de que el procedimiento establece que cualquier persona o entidad puede formular o estructurar proyectos de ciencia y tecnología, y que para este propósito se convocan universidades, empresas, gremios, asociaciones, sus participaciones en el desarrollo de los proyectos se diluyen o es escasa en la etapa de ejecución. Los proyectos son ejecutados por individuos o instituciones diferentes a los formuladores originales, por decisión de los gobernadores.
Las gobernaciones reciben directamente los recursos y contratan la formulación de los proyectos, controlando la contratación final de las entidades o personas que desarrollan los proyectos; relegando a los académicos y a las universidades en las tomas de las decisiones. Las universidades, centros de investigación y los investigadores mismos deberían tener participaciones en las tomas de decisiones a lo largo de todos los procesos.
Estas políticas de contratación, que comprometen las ejecuciones exitosas, requieren de una seria revisión, puesto que los proyectos de ciencia y tecnología exigen que su ejecución esté en cabeza de entidades competentes.
Un estudio de la Contraloría General de la República descubrió que un porcentaje significativo de los contratistas no tienen calidad de ser reconocidos por Colciencias (79% de los contratistas ejecutan el 34% del valor de la contratación, $590.376 millones de $1,7 billones)
De hecho, los riesgos de contratación en proyectos de ciencia y tecnología van más allá de la modalidad de contratación que se aplique y de la capacidad de quienes la ejecuten. Así lo demuestran las auditorías realizadas por la Contraloría donde los hallazgos con presunta incidencia fiscal ya suman $60 mil millones.
Son muchos, demasiados, los riesgos de transparencia y corrupción.
Una auditoría de desempeño hecha por la Contraloría General de la República evaluó 33 proyectos por valor de $380 mil millones, el 17% de los aprobados, encontrándose que del 20% de dichos proyectos, por valor de $76.000 millones, la calidad de la ciencia y la tecnología era muy cuestionable y que durante el desarrollo de los mismos se cambió el alcance, a tal punto, que nada que ver con lo científico-tecnológico.
Urgente hay que cambiar el diseño del Fondo de Ciencia, Tecnología e Inversión, el Sistema Nacional de Ciencia y Tecnología, y replantear el rol de Colciencias.
Hay que acabar este laberinto por el que pasan los recursos que da el gobierno. Se necesita de una política que permita crear y desarrollar la articulación de los sistemas de ciencia y tecnología, de la educación superior, la industrial, las finanzas y el mercado laboral. Sin esto es imposible impulsar la innovación y la investigación científica en Colombia.
Los gobernadores no deben ser los que dispongan de los recursos de las regalías para invertirse en ciencia y tecnología. La decisión que sea de las Universidades y los Centros de Investigaciones Científicas, avalados por Colciencias.
Y a ver si también replanteamos el “ranking” de las Universidades, que no sea más según los resultados de las pruebas Ecade. El escalafón de las Universidades debería basarse en la cantidad de publicaciones científicas y de los proyectos de investigación desarrollados.
Podemos llegar a convertirnos en potencia científica de Latinoamérica y el mundo, talentos es lo que tenemos en nuestra gran Colombia.