Los críticos del proceso de paz con las Farc siempre han sostenido que detrás del manejo semántico y del lenguaje romántico con el que se vendieron las negociaciones entre el gobierno de Juan Manuel Santos y la guerrilla de las Farc, rechazadas en las urnas el pasado 2 de octubre, se ha escondido la intensión de llevar a Álvaro Uribe, a los empresarios y a los militares, ante los tribunales por su supuesta responsabilidad en lo que denominaron ‘conflicto interno’ pero que en realidad ha sido el accionar de un grupo terrorista contra la población civil y las fuerzas del Estado legalmente constituidas.
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En esa dinámica fueron escogidos los magistrados de la Justicia Especial para la Paz y ahora la Comisión de la verdad que reescribirá la historia de lo ocurrido en Colombia durante las últimas décadas. En ambos casos la inclinación ideológica de los magistrados e historiadores y su animadversión frente a una mayoría de ciudadanos que no están de acuerdo con el acuerdo Santos – Farc, ha sido evidente.
Algunos ejemplos del sesgo ideológico de los nuevos encargados de ‘contarnos la verdad’ están encarnados en personas como Alfredo Molano, activista de izquierda y tolerante con el accionar guerrillero, la señora Lucía González apologista de las Farc y de la periodista Marta Ruíz quien fue compañera del ex guerrillero León Valencia en el ELN, mano derecha de Alejandro Santos en Semana y ha expresado a rabiar la irritación que le produce el expresidente Uribe. Con solo hacer una revisión de su cuenta de Twitter se hace evidente su sesgo ¿Qué verdad nos impondrá desde la comisión?