Por: Francisco José Tamayo Collins
Sigamos el camino de los checos para derrotar al comunismo colombiano, hoy disfrazado con varios ropajes.
Quisiéramos recordar la famosa Revolución de Terciopelo checa, de cara a la amenaza brutal de los comunistas contra la Libertad de los colombianos en 2022. Hoy necesitamos que las fuerzas culturales de nuestra Nación se unan en torno al objetivo más importante: conservar nuestra República y protegerla de las garras asesinas del totalitarismo comunista. Vamos a la historia…
Cuando en enero de 1968 Alexander Dubcek se pone al frente del Partido Comunista Checoslovaco, llega al poder con la intención de dar respuesta a las inquietudes de los intelectuales de su país, quienes desean democratizar el socialismo y se manifiestan abiertamente contra la represión impuesta por el régimen, que hasta esa fecha lo único que ha hecho es obedecer las órdenes de Leonidas Breznev, quien “reina” desde Moscú, como premier de la Unión Soviética y máximo líder del comunismo mundial.
Dubcek, por su parte, no solo está de acuerdo con los intelectuales checos, sino que va más allá: establece la libertad de expresión, libera presos políticos, detiene la persecución a disidentes, autoriza la fundación de partidos no comunistas y, sin ambages, afirma que los comunistas no deben ocupar el poder contra la voluntad del pueblo.
A estas acciones siguen ocho meses de manifestaciones de apoyo popular, brutalmente reprimidas por Moscú, luego de la firma del Pacto de Varsovia, el cual promueve la invasión del ejército soviético sobre territorio checo. Así se cumple la amenaza de Breznev, quien no duda en afirmar que “podía ocupar el país entero en menos de 24 horas”, como lo recuerda Francisco Martínez Hoyos en un brillante artículo publicado en el número 425 de la famosa revista especializada Historia y Vida. Es el fin de lo que se conoce como la Primavera de Praga, sin duda, el mayor antecedente de la “Revolución de Terciopelo”.
Tras la invasión, Checoslovaquia entra en un periodo convulso: se esbozan falsos argumentos desde Moscú, en alianza con países vecinos obedientes al régimen de Breznev; el joven Jan Palach se inmola en plena plaza de san Wenceslao de Praga, en un acto desesperado que denuncia la crueldad soviética contra el pueblo checoslovaco; y finalmente, Dubcek es depuesto, para dar paso a un periodo de “normalización”, en cabeza de Gustáv Husak, quien desde el jardín suelta las riendas del poder, para entregárselas a Breznev, quien impone de nuevo el estalinismo radical en tan “díscolo” país.
Llega el año 1977, y con él, la mayor protesta de un grupo de prestigiosos intelectuales, encabezados por Václav Havel, dramaturgo y escritor de renombre, quienes a través de un manifiesto le reclaman al gobierno que cumpla con sus propias leyes en materia de derechos humanos. Adherirse a este documento, conocido como Carta 77, se considera una actividad de resistencia. El castigo no se hace esperar: despidos laborales y prohibición de estudiar se ven con frecuencia.
De manera paralela, se funda un movimiento homónimo que defiende los valores de tolerancia y responsabilidad cívica. Este movimiento se prolonga hasta 1992, fecha en que es disuelto, una vez nace la República Checa.
1985 es un año crucial, pues Mijail Gorbachov asume el mando en la Unión Soviética, e inicia un proceso de apertura política conocido como Perestroika. Dicho cambio impulsa en Checoslovaquia la reivindicación de mayor libertad. Cuatro años después, el 17 de noviembre de 1989, una semana despúes de la Caída del Muro de Berlín, se da una manifestación de estudiantes en Praga, que es reprimida con violencia por la policía.
Como respuesta, surge un movimiento de solidaridad nacional con los estudiantes. Grupos de opositores exigen la liberación de los presos de conciencia y libertad de prensa; de lo contrario, amenazan con huelga. La presión sobre las autoridades se traduce en manifestaciones masivas todos los días, hasta el 27 de noviembre, fecha en que el Parlamento anula el artículo que concedía al Partido Comunista un papel dirigente.
En apenas dos semanas, el Foro Cívico, coalición de organizaciones no comunistas, cuyo máximo dirigente es Václav Havel, logra imponerse como mayoría política en el país, hecho que conduce a la elección como presidente de la República de Checoslovaquia, el 29 de diciembre de 1989 del propio Václav Havel: humanista católico y paladín de la Libertad.
Por La Derecha: Sin disparar un solo tiro, la revolución de la Libertad de Checoslovaquia se impuso con la suavidad del terciopelo. Acá en Colombia, luego de lo sucedido en el “paro” y tras escuchar las mentiras de los comunistas, con inexplicable vitrina y pantalla mediática, la situación es más compleja. Nuestra democracia está en juego. Por eso, más que nunca, nosotros, unidos en el 2022.