Por: T. Coronel Gustavo Roa C
Las expresiones de Petro no dejan de causar sorpresa, hilaridad y confusión, pero ante todo una profunda preocupación, en todas las esferas de la sociedad colombiana.
Pero la extrañeza tiene una explicación de carácter ideológico y contenido en los principios de la conocida “filosofía del engaño”, doctrina “progresista”, que busca generar mayor división entre las clases sociales, incrementando a través de la dialéctica del odio y del resentimiento, un sentimiento incontrolable de animadversión.
Este tipo de conductas incentiva, una inocultable inquina, hacia las clases medias, las clases productivas y empresariales, consideradas por los lideres izquierdistas, como la base económica y social para el sostenimiento, del sector económicamente activo, que la izquierda hábilmente ha estigmatizado, como los culpables directos, de la pobreza, en algunos sectores de la sociedad.
Son muchas las manifestaciones, que el señor Petro hace continuamente, donde a través de la persuasión coercitiva, popularmente denominada como “lavado cerebral”, estimula, el divisionismo y animadversión de las clases sociales, deplorable estrategia utilizada contra el capitalismo, por el nuevo comunismo, el cual pretende aparentemente en “humanizar” su dialéctica, reemplazando principios marxistas, por principios Kantianos.
La última expresión pública del mandatario, la cual causa gran extrañeza, es manifestar qué las carreteras 4D, denominadas también vías de cuarta generación, programa de desarrollo económico y vial, que han venido adelantando varios gobiernos colombianos, según Petro, se han realizado, con el único y exclusivo objetivo, de beneficiar a los grandes capitalistas, para que muevan sus recursos de importación y productos de exportación a los puertos marítimos y de allí generar exportaciones de productos nacionales y así generar mayores utilidades para sus arcas.
Esta expresión de un presidente es absurda, demencial e incongruente, pero al explorar sus verdaderas intenciones populistas, se convierten en una peligrosa e irracional manifestación.
Pero la incoherencia de su diatriba, no tiene justificación, dentro de los conceptos prácticos de la economía y desarrollo social, adoptado por las mayores y más poderosas economías del mundo.
Será que los países de Europa, Norte América, Asia, algunos de África, Oceanía e incluso América Latina, no utilizan sus modernas y fantásticas vías de comunicación, no solo para el desarrollo de los mercados de importaciones y exportaciones, ¿sino para suplir sus demandas domésticas, cómo el turismo, recreación y bienestar?
¿Será que los países industrializados del mundo entero, según Petro, erraron sus políticas de desarrollo, al evolucionar en importantes modelos de comunicación, con vías de última generación, modernos trenes de carga, aeropuertos y gigantescas infraestructuras marítimas y portuarias?
Es tal la ignorancia en temas económicos del mandatario, que aparenta no conocer o por lo menos no intuir o analizar, fundamentos básicos de los mercados de capitales, crecimiento económico interno y externo y la dinámica de importaciones y exportaciones, como factor determinante en el PIB de los países.
Lo único que parece justificar sus inapropiadas expresiones, puede ser una inocultable mala intención la cual le permitirá, dividir y ahondar más la lucha y el odio de clases en Colombia, factor social, que ha sido un carburante, que ha permitido a los violentos mantener a nuestro país en un conflicto permanente e interminable.
Aun así Petro habla de la paz total. Pero esta no se hace con ese tipo de manifestaciones populistas, qué permiten qué los terroristas y los violentos, adopten patente de corso, para continuar ejecutando acciones delincuenciales a lo largo y ancho del territorio nacional, especialmente sobre las vías de comunicación, colocando un insondable obstáculo al progreso de la nación.
Quién le podrá decir a Petro, qué las vías de comunicación bien construidas, mantenidas adecuadamente, permiten no solamente a los exportadores utilizarlas en su operación de mercados sino también al Estado mismo, cómo herramienta de progreso, en sus exportaciones e importaciones, pero también a los pequeños empresarios, campesinos, agricultores, ganaderos, pequeños empresarios y en general a toda la población colombiana, que se mueve por las carreteras en carros particulares o en vehículo de servicio público.
Todas las clases sociales utilizan las carreteras, señor Petro, usted, perteneciendo a la emergente aristocracia y burguesía comunista; ¿jamás ha utilizado una carretera?
Entonces qué es lo que pretende usted, que continúen los colombianos comercializando sus productos, a lomo de mula, realizando transacciones e intercambios de mercados, tal como se hacía hace 200 años.
¿En qué está basado entonces su proyecto de gobierno, sus objetivos de desarrollo, el mejoramiento del clima social, el fortalecimiento de la economía y el cierre de las brechas sociales, entre los que producen más y los que producen menos?
Usted no puede pretender, como primer mandatario de la nación, generar este tipo de manifestaciones populistas, propias de un precandidato a la presidencia.
Por eso se afirma con toda razón, que el populismo y la corrupción, son los peores males, que pueda tener un país en vía de desarrollo, inclusive mucho más dañinos, que la violencia, el narcotráfico, el terrorismo y la misma delincuencia.
Debía usted, más bien escuchar el clamor del pueblo, qué se siente inseguro, qué se siente atemorizado ante el desbordamiento del poder intimidatorio y trato preferencial del gobierno, hacia los delincuentes, que ha permitido inclusive, qué presuntos antisociales, no condenados pero investigados, por graves delitos contra la vida y los bienes de los colombianos, usted los convierta, sin dilaciones, en los tales “gestores de paz”.
Esas decisiones egoístas y altaneras de varias de sus intervenciones y decisiones, lo único que hacen es generarle una tremenda animadversión, por parte de un gran porcentaje de la población colombiana, que escucha, pero no digiere, tanta especulación ideológica, y cuya consecuencia, es la vulneración de sus derechos fundamentales cómo ciudadanos.
Colombia, observa con desasosiego, la mansa, dócil y temerosa actitud de los partidos políticos, del gabinete ministerial, de la disminuida oposición y de un congreso sometido, los cuales ya no se pronuncian, recomiendan, asesoran, ni controlan, sino únicamente ejecutan sus órdenes con obediencia ciega, sin tener en cuenta, por parte suya, el pensamiento crítico positivo del disenso, para beneficio de la administración pública.
¿Como se le denomina a este “novedoso” modelo de gobierno ?