Por: Julio César Leal Duque
Como resultado de la violación sistemática de los principios del sistema presupuestario colombiano por parte de funcionarios dedicados a hacer política con el dinero de los ciudadanos, principios que además no han sido revisados adecuadamente por los entes de control como la Contraloría, la Procuraduría y la Fiscalía, quizás por lo mismo, por estar dedicados a la política -como en las últimas semanas que supimos que a pesar de la crisis presupuestal en la que estamos la procuraduría pidió burocracía para incorporar 500 funcionarios más, una verdadera vergüenza- y no se dedican a revisar que se cumplan los lineamientos que se han establecido desde la Constitución del año 1.991, entre ellos: 1. La planificación; 2. La anualidad; 3. La universalidad; 4. La unidad de caja; 5. La programación integral; 6. La especialización; 7. La inembargabilidad; 8. La coherencia macroeconómica; 9. La homeóstasis presupuestal. Sobre todo estas dos últimas que son las que deben cuidar que los gastos burocráticos, acuerdos violatorios de lo que internacionalmente se llama leyes antimonopolio, y gastos inoficiosos que no se hubiesen regado por el Estado en las últimas décadas, que han hecho que se haya perdido el equilibrio fiscal -generando un déficit imparable año tras año-; es un antecedente grave haber agarrado el presupuesto a patadas para darle gusto a las ambiciones codiciosas que nos deja altos indices de corrupción, que además termina dándole otra patada a los principios rectores de la tributación como son: 1. La neutralidad; 2. equidad; 3. beneficio; 4. capacidad de pago; 5. Relación con la alícuota del impuesto y base imponible; 6. Costo mínimo de recaudación y pago; entre otros. Es decir, acabaron con todo y como si nada salen en medios de comunicación bien orondos a recomendarle al presidente Duque como si ellos no hubiesen hecho nada.
Ahora bien, también el control sobre el sistema tarifario de los impuestos está hecho pedazos; esto ha hecho que se hayan creado de manera equivocada tarifas en los impuestos que no solo han atropellado a los contribuyentes con dos impuestos de Renta (Impuesto sobre la Renta e Impuesto CREE), subir tarifas en IVA sin estudios técnicos adecuados -del 16% al 19%-, impuesto al patrimonio sin descontar las acciones (como en la última reforma) promoviendo la doble tributación, o impuestos a los dividendos como mecanismo para acabar de desestimular la inversión también con doble tributación, entre otros errores imperdonables para economistas supuestamente destacados y supuestamente muy reconocidos internacionalmente; o poner a pagar impuestos sobre los ingresos en todos los contratos con el Estado para el Ministerio nuevo del Deporte. Comunistas o torpes, una de las dos, porque en los sistemas tributarios normales, ese tipo de inventos “pichurrios” suceden solo en países comunistas o de tercera.
La persistente intervención en las tarifas de los impuestos, por manos inexpertas o claramente gente ignorante en la materia, han generado muchos problemas a los que no se les atribuyen las verdaderas consecuencias que son principalmente, la evasión fiscal, la elusión fiscal y la pérdida de competitividad entre otros daños.
Veníamos bien hasta que le metieron la mano a varios artículos del Estatuto Tributario, para mejor ilustración miremos como destruyeron el artículo 241 del E.T. con la Ley 1607 de 2012 (puede ser la peor reforma tributaria que hemos tenido, es pésima); el argumento “chimbo” con el que justificaron ese desmadre fue un argumento que después acuñó la Corte Constitucional equivocadamente porque no corresponde con el sistema tributario “la igualdad entre desiguales es inconstitucional”, expresión que lamentablemente en materia tributaria no aplica porque no solo es el tema hermenéutico o jurídico, es el tema macroeconómico que no analizó la Honorable Corte. Con ese argumento hoy en día siguen fregando los ignorantes que le meten la mano al Estatuto Tributario, queriendo justificar incrementos en el impuesto de Renta para no bajar el gasto público.
Lo que hicieron fue poner una escala en el pago del impuesto que llaman de forma equivocada progresividad (en realidad es un retroceso), la progresividad es una función creciente de la base imponible, a medida que crece la capacidad económica de un contribuyente aumenta su nivel de tributación, entonces los “genios” que leyeron eso pensaron que aumentando las tarifas en una escala de renta líquida, de esa forma las tarifas serían más progresivas. Estos “genios” primero metieron una tabla que empieza en 0% hasta 1.090 UVT, 19% hasta 1.700 UVT, 28% hasta 4.100 UVT y en adelante el 33%; y con la última reforma (Ley 2010 de 2019) siguieron embarrándola, peor aun, la tabla va hasta el 39% (los brutos de la última propuesta de reforma tributaria que se cayó hace poco ya la llevaban en 41%). Hay que pedirle a Dios paciencia. Claro, puros políticos metiéndole la mano al Estatuto Tributario.
La progresividad tiene otra interpretación que no es tan dañina, tal mal analizada, tan mala para la demanda agregada, mejor dicho… que bestias! La tarifa para que sea progresiva no necesita de escala, es suficiente con que sea una sola tarifa, por ejemplo el 25% (una tarifa decente para ser competitivos), esa tarifa para cualquier nivel de ingresos no solo mejora las condiciones de inversión y crea menos efectos secundarios de las tarifas, es la verdadera progresividad, la progresividad se debe entender con un ejemplo simple, y es que la tarifa se aplica sobre las utilidades fiscales, a medida que crecen las utilidades el contribuyente paga 25% pero sobre una mayor base (utilidades), es lógico que si una persona tiene utilidades de $1.000.000 y paga el 25% su impuesto es de $250.000 y si su utilidad fiscal es de $10.000.000 su impuesto es de $2.500.000, no solo es equitativo en la tarifa, no atropella al que tiene mayores utilidades porque va justamente a favor de la Constitución Nacional respecto al derecho de igualdad a pesar que tenga mayores utilidades la tarifa aplicada es la misma. Ahora bien, ¿donde rompe la desigualdad y se combinarte en progresiva realmente?, pues en el trabajo que no hace la DIAN cuando a los contribuyentes los gravan sólo por los ingresos y eliminan del E.T. el concepto de utilidad fiscal que es no solo regresivo, es de “brutos”; se supone que mientras más renta tiene un contribuyente es posible que menos costos tengan asociados, y le corresponde a la DIAN verificar la relación de causalidad de esos costos, gastos, deducciones etc., mientras más utilidades, es posible que tenga menos costos y eso hace que la utilidad (que es lo correcto para aplicar la tarifa) sea mayor que el que gana menos, esa es la progresividad de la que habla el sistema tributario y no acabar con los ricos como hacen los comunistas aburriéndolos con tarifas del 41%; eso si es la burrada más grande, pensar que la progresividad esta en el ingreso y no en las utilidades fiscales, es en el costo asociado al ingreso y no en la tarifa. Ahora se ve también el error en los dividendos, ya empezaron a inventar.
En conclusión, afirmar que se va a hacer una próxima reforma que paguen los más pudientes, es un absurdo, es aburrir a los ricos que son los que invierten, la gente está cansada con los vándalos del Estatuto Tributario, no solo hay vándalos en las calles acabando con los negocios de la gente que produce, hay vándalos haciendo leyes en contra del sistema productivo -en contra de la ciencia económica- y a favor de los que pagan favores con los impuestos también favoreciendo grupos de interés, aplastando con tarifas a la gente que no debería molestarse, la progresividad es para todos, no a través de tarifas diferenciales o escalonadas. Una sola tarifa se encarga de poner a pagar al que más gana sin atropellarlo y “banderiarlo” a toda hora con campañas políticas o de medios de comunicación.
Ojalá el nuevo Ministro de Hacienda analice con más detalle y si no sabe que se ponga a estudiar la estructura fiscal, es mejor una sola tarifa en renta para todo.