Por: T.Coronel Gustavo Roa C.
Consultor en Sistemas de Gestión de Continuidad de los negocios.
A medida que la gestión gubernamental de Petro avanza en el tiempo, nos sorprende las dinámicas adoptadas en cada proceso, para la toma de decisiones, las cuales impactan directa y negativamente los intereses de toda la sociedad colombiana, sin distingo de condiciones, económicas, estratos o afiliaciones políticas.
Es preocupante avizorar, que el actual gobierno, adopta progresivamente el modelo de “tierra arrasada” y a través de una persistente y absurda política de modificar sin procesos evaluativos ni fundamentos científicos, las estructuras sociales actuales, válidas por experiencia o por lo menos aceptables. Insisten de esta forma, en la implementación de nefastas iniciativas, aplicadas por la izquierda en varios países vecinos.
La obstinación de Petro y sus ministros, en imitar experiencias fallidas, en otros gobiernos de corte izquierdista en Hispanoamérica, se constituye en una grave amenaza para el desarrollo social y económico del país, pues este tipo de fenómenos políticos antidemocráticos, denominados como “estrategias del silencio opresor”, le permite a la izquierda, gobernar a su antojo.
Este modelo de estrategia utilizado por la izquierda regional les permite a esos gobiernos, adecuar sus planes y proyectos nacionales, con los intereses, de lo que varios politólogos, sociólogos y estudiosos de la simbiosis política en América Latina, deducen que este proceder, le permitirá a los autodenominados “progresistas”, perdurar largos años en el poder, fenómeno psicopolítico denominado, cómo “la oligarquía comunista”.
Como lo he manifestado en varias columnas de opinión, los países con gobiernos de corte izquierdista, ubicados al sur de los Estados Unidos, han adoptado un guion preconcebido, que les permite apoyarse, estimularse, interactuar e inclusive generar fuertes manifestaciones de solidaridad regional, cuando alguno de estos Estados en poder de gobiernos socialistas, se ven amenazados por la voluntad popular, debido a sus cuestionamientos éticos, corrupción, pésima gestión y absolutismo social.
Hemos escuchado perplejos a Petro, tanto en escenarios nacionales como internacionales, donde aprovecha sus intervenciones, para expresarse con palabras grandilocuentes, pero sin ningún sentido, las incomprensibles frases, expresados con extravagante verborrea y adornada con una dialéctica confusa y racionamientos incongruentes, generan molestia en su auditorio, pero en cambio, la ovación de sus ignorantes fanáticos. Estas repetidas experiencias, les permite concluir a los asistentes a los eventos, que el “locuaz” mandatario, se encuentra en claro “offside”, dentro de la temática, que se está abordando.
No es extraño, escucharlo haciendo uso de una dialéctica victimizante, recordando la supuesta dureza de su pasado como guerrillero y hombre de armas, al margen de la ley, pero en cambio, guarda prudente silencio y hace caso omiso, a los actos violentos que cometió el grupo al cual pertenecía y que afectó a millones de colombianos especialmente de clases populares y campesinas, daños irreparables que desafortunadamente han sido olvidados por la endeble memoria de los colombianos.
Se puede identificar en la intención de sus discursos, una clara intención de represalia, resentimiento y espíritu revanchista, contra un establecimiento y una sociedad, que le tendió generosamente la mano, olvidando actos atroces que su grupo M19, cometió a lo largo y ancho del territorio nacional, permitiendo no solamente incorporarse a la vida democrática sino llegar a los más altos cargos públicos de la nación, gracias a un admirable capacidad de convicción ilusionista de masas, virtud de las izquierdas desde Stalin hasta nuestros comunistas criollos.
En el caso del actual gobierno en Colombia, hemos visto como detrás de su aparente actitud conciliadora y participativa, poco a poco ha iniciado a conformar un gobierno, integrado por muchos de sus antiguos compañeros del movimiento M19.
Seguramente, a medida que avanza su gobierno, vendrá un revolcón total y tendremos que varios de sus ministros, algunos pertenecientes a partidos políticos de centro y de izquierda moderada, saldrán por la puerta de atrás y empezaremos a ver poco a poco, como la izquierda de ideología extrema, conformarán el equipo de gobierno, que le permitirá a Petro, nadar en aguas tranquilas para él, durante varios años, pero tormentosas para toda la sociedad colombiana.
Eso es lo que denominamos, la involución mental del actual gobierno, la cual avizorábamos con incredulidad, antes de la campaña electoral, pero que a medida que toma confianza en el poder, el extremismo ideológico de la izquierda, tan tristemente reconocido en el mundo, se fortalece y estará presente en la gestión de gobierno, en la toma de decisiones y en el diseño de proyectos trascendentales, hechos a la medida de sus intereses personales, políticos y electorales, para perpetuar a la izquierda, como ideología dominante en el poder.