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De la Doctrina Escobar a la agenda de Gustavo Petro

por El Expediente
febrero 13, 2022
en Opinión
Tiempo de leer:6 mins read
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El final del Neo Liberalismo Institucional
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Por: Andrés Villota

 

El método violento de instrumentalizar a grupos de jóvenes analfabetas, la amenaza terrorista como estrategia para presionar desde las calles a las instituciones para obtener dividendos políticos, la ideología comunista, la satanización de las Fuerzas Armadas, la propuesta de desaparecer a la policía, el discurso anti estadounidense, la cercanía y bendición de la iglesia católica, y la narrativa de destruir el aparato productivo colombiano para hacerlo dependiente en su totalidad del cultivo de coca y del tráfico de cocaína; son todos elementos que determinan grandes similitudes entre la Doctrina Escobar, creada por Pablo Escobar Gaviria en el siglo pasado, y el movimiento Progresista de Gustavo Petro, la Colombia Humana, que retoma los postulados de la Doctrina Escobar y los adapta a los cambios tecnológicos y sociales de la actualidad.

 

En los primeros años de la década de los ochenta, uno de los fundadores del Cártel de Medellín, Carlos Lehder, afirmó que la cocaína era “la bomba atómica de América Latina” que iba a financiar “los movimientos revolucionarios de la región”. El narcotráfico emerge como la fuente de financiación y de poder económico de los movimientos revolucionarios latinoamericanos que, inicialmente, se iban a levantar en contra del imperialismo yankee que se manifestaba a través de la figura jurídica de la extradición.

Esa fue la base del discurso y el objetivo inicial de la Doctrina Escobar. Es el germen de una doctrina que mutó durante esa convulsionada década de los ochenta, hasta desarrollar la estrategia y sentar las bases para convertir a los países de la región en narco dictaduras bajo el dominio de las élites mafiosas comunistas, la resurrección de la Gran Colombia masónica de Simón Bolívar en versión “traqueta”, el objetivo actual del Foro de São Paulo y de los partidos de ultraizquierda españoles, PODEMOS y PSOE.

La financiación de los grupos terroristas comunistas se dio, inicialmente, a través de asaltos a los bancos y de secuestros extorsivos. Sin embargo, esa dinámica financiera dio un giro en el momento del secuestro de Martha Nieves Ochoa a manos del grupo terrorista M-19. Como respuesta surge el movimiento “Muerte a Secuestradores” (MAS) que, para buscar su liberación, procede a exterminar a casi todos los terroristas del M-19 en Antioquia.

Esta situación creó una fuerte objeción de conciencia para Pablo Escobar que simpatizaba con las ideas comunistas y concebía “el comunismo con plata”, pero por otro lado, se trataba de apoyar militarmente a sus socios. Curiosamente, la concepción del comunismo de Pablo Escobar es la misma concepción del comunismo con plata que tiene Gustavo Bolívar, cabecilla del movimiento Colombia Humana y mecenas del grupo de choque fascista La Primera Línea.

Los líderes del grupo terrorista M-19 se acercaron a Pablo Escobar para evitar su desaparición e hicieron un pacto de no agresión, confederación y ayuda mutua. De la mano del M-19 el Cártel de Medellín tuvo libre acceso a las dictaduras comunistas de Cuba y Nicaragua como rutas seguras para el paso de la cocaína rumbo a los Estados Unidos.

El epítome de ese maridaje criminal entre el Cártel de Medellín y el M-19 se materializó en la Toma del Palacio de Justicia en noviembre de 1985 cuando ya, en ese entonces, Gustavo Petro hacía parte del Frente de los Párvulos o Montessori del M-19, cuya intención fundamental era derrocar al gobierno del presidente Belisario Betancur tras un juicio revolucionario por, supuestamente, haber incumplido con lo pactado en el Acuerdo de Paz de la Uribe.

 

Posterior al Golpe de Estado se pretendía montar un gobierno de transición e imponer una dictadura comunista que eliminara la extradición de nacionales, legitimara el narcotráfico y lavara la inmensa fortuna de Escobar y de sus socios. Ese será el objetivo específico de la llegada de Gustavo Petro al poder, con los actuales cárteles del narcotráfico de las FARC y del ELN, ante el intento fallido de Juan Manuel Santos cuando se le atravesó el NO y le quedó muy difícil hacerlo, solamente, a través del fast track en el Congreso sin contar con el apoyo del pueblo colombiano.

 

Gracias a la retoma del Palacio de Justicia se frustró ese plan, por eso durante las últimas décadas, Gustavo Petro y el resto del comunismo colombiano ha perseguido sin clemencia a los militares que lideraron la operación de defensa de la democracia colombiana y ha satanizado la actividad de las Fuerzas Armadas de Colombia.

 

No es una coincidencia que Gustavo Petro, Claudia López, Daniel Quintero, Jorge Ospina, Inti Asprilla​ y María José Pizarro, entre otros líderes radicales del comunismo colombiano, estén en contra de la fuerza pública y se oponen a que los civiles porten armas. Tomarse el poder y perpetuarse en él, exige que no exista resistencia. En su momento, Pablo Escobar, estuvo en contra de la existencia de la policía y financió la muerte de policías con el “Plan Pistola”.

El soporte a las mafias del narcotráfico dado por las dictaduras comunistas ha permanecido hasta nuestros días, como lo prueba la orden de captura internacional por narcotráfico y lavado de activos proferida en contra del dictador Nicolás Maduro financiador e intimo amigo de Gustavo Petro, cómo lo aseguró ante una corte española, Hugo Carvajal alias «El Pollo», alto jerarca de la dictadura venezolana que espera ser extraditado a los Estados Unidos.

Jaime Gaviria, primo de Pablo Escobar, afirmaba que Escobar hacía las veces de un “Presidente de la República” que coordinaba a todas las mafias y grupos terroristas del mundo. Grupos terroristas como ETA. Los terroristas de ETA (hoy BILDU) fueron los creadores del más horrendo y oscuro episodio de terror y muerte en la historia contemporánea colombiana, por eso sorprende que Gustavo Petro se reuniera con BILDU en su reciente viaje a España.

 

Las abultadas limosnas de Pablo Escobar y de su madre, los hicieron muy populares entre algunos sectores de la iglesia católica. El cardenal primado de Colombia, Luis José Rueda Aparicio, se opone a la fumigación de los cultivos de coca con glifosato, el arzobispo de Cali, monseñor Darío de Jesús Monsalve, apoya abiertamente a los miembros de los Cárteles de las FARC y el ELN, y la iglesia sacó de la cárcel al capo “Jesús Santrich” y se lo llevó a una de sus sedes para protegerlo. Entonces, no debe extrañar que el Papa recibiera a Gustavo Petro.

Algunos han dicho que Petro, aprovechando que aún no tiene Circular Roja de la Interpol, fue a revisar las cuentas de varios de sus socios del Foro de São Paulo que se creyeron el rumor de que pasó lo mismo que pasó en “Casino Royale”. Otros han dicho que sirvió de mediador con el gobierno de Pedro Sánchez que decidió que a los únicos que se puede investigar por pedofilia es a los miembros de la iglesia católica. Burócratas, nobles o activistas del comunismo involucrados en tráfico de niños desde Sudamérica, no podrán ser investigados.

 

Escobar y Petro usaron la misma estrategia de dominación generacional, destruyendo a los jóvenes más vulnerables, los pobres y analfabetas, volviéndolos adictos a las drogas. Escobar y Lehder querían atrofiar a las nuevas generaciones estadounidenses con su “bomba atómica”. Durante la alcaldía de Gustavo Petro se montaron centros de acopio de drogas para los jóvenes bogotanos que hoy son instrumentalizados como terroristas urbanos en la Primera Línea. Joe Biden en un acto racista, va a regalarle a los negros pobres, pipas para que consuman crack, tal vez aconsejado por Gustavo Petro, en la actualidad, uno de los colombianos más influyentes en Washington.

La Doctrina Escobar también coincide con la agenda de Gustavo Petro en el manejo de los medios de comunicación. La opinión pública colombiana es como los aguacates, decía Pablo Escobar, porque se madura a punta de prensa. Gustavo Petro domina a los periodistas tradicionales colombianos que tratan de naturalizar sus propuestas irracionales a la vez que hablan de él todo el tiempo y desaparecieron a sus contendores.

Sin embargo, hay un cambio dramático entre el nivel profesional, el poder e influencia de un comunicador social como Hernando Santos que quitaba y ponía presidentes de Colombia en el comedor de su casa, con la capacidad de influir de periodistas​,​ sin audiencia​,​ como Gonzalo Guillén alias “Heliodoptero”, María Alejandra Villamizar, Gustavo Gómez o Daniel Coronel y sus compañeros de Cambio.

La muerte sorprendió a Pablo Escobar cuando adelantaba los contactos para integrarse a las filas del grupo terrorista ELN, porque sabía que podía correr con la misma suerte que corrieron los terroristas del M-19, como Gustavo Petro, que fueron amnistiados a pesar de sus múltiples crímenes.

Escobar había querido ser presidente de Colombia para poder solucionar sus problemas personales porque había probado que la sociedad colombiana era tan ignorante, débil y vulnerable que era muy fácil de manipular, de doblegar, de controlar, de dominar. Gustavo Petro también lo sabe y necesita solucionar muchos de sus problemas personales, por eso quiere ser presidente de Colombia.

 

 

 

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