Por: Roberto Trobajo
Colombia no aguanta más crisis, tras los estragos ocasionados por la pandemia lo peor sería Petro.
Petro es un cáncer que carcome mentes, destruyendo, corrompiendo, sobran pruebas para avizorar loa desastres que sufriríamos y basta con mirar el desgobierno que hizo en Bogotá.
En la capital todas sus promesas que hizo en campaña devinieron en palabras: el Metro no llegó ni a esbozarse, tuvo que comenzarlo Peñalosa y seguirlo trabajando Claudia López; además de que casi no generó proyectos en comparación con cualquier alcalde que hayan tenido los bogotanos.
Petro se cree genio, con ideas irrealizables que la realidad demuestra que son imposibles de ejecutar, imponiéndose con un autoritarismo excluyente avasallador con todo el que le lleve la contraria.
Petro es un antidemócrata, de ahí que se metiera a guerrillero y que nunca se ha querido desmovilizar pues recientemente confesó que anhela revivir el M-19, está muy claro que el petrismo es el camino hacia el socialismo en Colombia.
Empero, ante lo tan evidente, Petro se pinta como un tipo moderno, disfrazándose de afín a los “progresistas” europeos, así manipula y engaña a muchos jóvenes (sabiendo que poco leen, investigan, pasándoselas conectados a las redes sociales que la campaña petrista usa para manipular mentes débiles) sin embargo, la realidad demuestra que éste “líder” izquierdoso es muy parecido a los dictadores Nicolás Maduro y Daniel Ortega, nefastos partos de los Castros cubanos.
Petro es un tirano y ya lo demostró: cuando fue alcalde su prepotencia y malos tratos hicieron que muchos que lo ayudaron a llegar tuvieran que irse, muestra de ellos fueron Guillermo Asprilla, Guillermo Alfonso Jaramillo, Antonio Navarro, Daniel García-Peña memorable al renunciar diciendo que se iba porque Petro era un déspota y autoritario. ¿Si así fue con sus amigos, que deparará para los opositores en una presidencia petristra?
Imposible olvidarnos que por su capricho inundó de basuras a Bogotá y cuando impuso aquel POT por decreto al no lograr consenso democrático en el Concejo. Lo mismo haría si el Congreso no le aprueba lo que él quiera; entonces gobernara a golpe de decretos metiéndonos un estado de excepción donde pueda hacer lo que se le dé la gana.
Petro no sabe ejecutar y será un caos que nos acabará con Colombia.
Los colombianos necesitamos de un presidente que sea ejecutor, pragmático, como lo es Rodolfo Hernández, de quien Íngrid Betancourt –una de sus escuderas más cercanas- me contó de las habilidades y fortalezas que tiene el ingeniero santandereano.
Rodolfo es un empresario exitoso, muy capaz de sacar adelante a esta gran empresa social que es Colombia y de la que dependen más de 50 millones de personas.
El “viejito” trabajará con los mejores, como siempre lo ha hecho, y de eso no hay dudas, pero sin corruptos junto a él; muy diferente a como haría Petro que anda con los de peor calaña, ávidos de tomarse el poder para seguir robando y saqueado a Colombia. Coincido con Íngrid en que Petro es el tipo del establecimiento colombiano.
Rodolfo es un revolucionario (no marxista, socialista, comunista) que hará una revolución cambiando todo lo que necesite ser cambiado en el país, y para el bien de todos.
Colombia necesita de un cambio, real, y no un suicidio. ¿Colombia o Petro?
Les comparto mi conversación con Íngrid Betancourt: https://youtu.be/G6WsVBFY03A