Por: Fernando Torres Mejía
Soy un convencido que las mujeres son mejores administradoras, meticulosas, organizadas, tienen metas fijas y claras, pero además están igual o mejor preparadas que los hombres para asumir retos y responsabilidades, de igual manera estoy de acuerdo con la paridad de la que tanto se habla hoy en día, de hecho, también he manifestado que a este país le vendría bien ser gobernado por una de ellas, pero una cosa es una cosa y otra cosa es otra cosa.
No creo que por “vender” la idea de respeto y mostrar una imagen de solidaridad con las mujeres, se tenga que pisotear e irrespetar el honor, la antigüedad, la experiencia y el conocimiento de los demás, pero además la fila que se viene haciendo desde muchos años como lo venían llevando a cabo los veintidós generales de nuestra Policía Nacional quienes de la noche a la mañana les dijeron “no van más” y aunque son conscientes que en cualquier momento, este tipo de situaciones se pueden dar, ya que no todos podrán ocupar los 2 cargos más importantes dentro de esta institución, este tipo de circunstancias no envía una buena señal de la forma como fueron “sacados” y mucho menos para darle paso a una persona como la General Yackeline Navarro Ordóñez, quien sin duda reúne las cualidades que requiere el cargo y es la más antigua en el grupo de mujeres que están activas, pero claramente dentro del grupo, no ocupaba los primeros puestos para ascender a la Subdirección.
Lo que si es cierto es que lo que acaba de suceder no fue un revolcón habitual a lo que hemos estado acostumbrados cuando se cambia cualquiera de las cúpulas de nuestras fuerzas armadas, esta vez sin duda el gobierno actual que empieza a mostrar sus primeras pinceladas de una dictadura, borro de un plumazo toda una nueva generación de oficiales que venían prestando sus servicios por más de tres décadas salvaguardando y protegiendo, no solo a los colombianos e incluso, entregando su vida sin importar sacrificar sus familias.
No es fácil entender como de un momento a otro se llama a calificar servicio a un grupo de generales quienes contaban con la experiencia acumulada de tantos años y que se ganaron un puesto en la historia, por haber combatido a delincuentes de la talla de los grupos narcoterroristas de las FARC (hoy comunes), el ELN, grupos residuales, clanes como el del Golfo, grupos de crimen organizado, o incluso los que se conocen como “jóvenes de la primera línea” etc., a no ser que con esto, lo que busca el nuevo inquilino de la Casa de Nariño, es empezar a “saldar” la deuda que adquirió con quienes sin duda en algo influyeron para que alcanzara tan alta dignidad, y si se quiere hilar más delgado, se podría pensar en una venganza contra nuestra institución y quienes la representan.
Bueno, pero también que podríamos esperar de una persona que siempre ha estado en contra del pueblo colombiano, quien empuño las armas contra el estado y que además nombro como ministro de defensa, a un personaje “siniestro” que no quiere la institución, que además la odia y detesta como ha quedado registrado en las redes sociales y en alguna de las posturas cuando se le ha cuestionado de su aberración en contra la de este órgano castrense. ¿Con qué “moral” y qué motivación podrán tener los que hoy están próximos a ser generales o los que están pensando hacer su carrera como policías, cuando está demostrado que muy seguramente el “honor y dignidad” será lo que menos se les respetará?
Lo que, si está quedando claro, es que este gobierno está siguiendo los pasos de la Venezuela de Hugo Chávez, pues retiro a los que le “estorbaban” y empezó a comprar a los que considero que podrían servirle para sus propósitos dictatoriales, como finalmente consiguió y dejo de herencia a su sucesor Nicolás Maduro. Pero como el presidente de los once millones de colombianos que votaron por él es astuto, les envió un mensaje a su nueva cúpula, con lo cual los arrincona, los neutraliza, los volverá sumisos y los empezara a controlar a su antojo. “La comisión de masacres y su impunidad en jurisdicciones de mandos militares y policiales afectará la hoja de vida de los mandos.
Desde ahora todo mando militar o policial en su jurisdicción debe velar por neutralizar al máximo la comisión de masacre y muerte de líderes sociales”. Con este mensaje, el señor Petro, envía un mensaje perverso en el que está librando su responsabilidad como comandante y jefe de la fuerza pública.
Si algunos aún continúan pensando que vamos para un cambio y que llego el momento de vivir “sabroso”, simplemente les dejo este cálculo matemático que es simple, pero que el resultado que tenemos hoy es ilógico porque no se puede cambiar y asegurar que ¡Veintidós por uno es igual a Una!