Por: Duván Idarraga
En este mes de diciembre se definirán importantes temas económicos para las empresas colombianas; en especial para las micro, pequeñas y medianas. Recordemos, aproximadamente el 90% de la producción nacional y de la generación de empleo en Colombia proviene de estas empresas. El Gobierno Nacional expidió el decreto 957 de 2019 que determinó una nueva clasificación del tamaño empresarial basada en el criterio ingresos por actividades:
Cifras de Ingresos por Actividades Ordinarias Anuales en millones de pesos de 2019
Cualquier definición en aspectos que puedan afectar a este grupo de empresas deberían ser minuciosamente analizada antes de ser implementado. Se discuten tres temas de especial importancia para estas empresas: Definición del salario mínimo, posible reducción a la jornada de trabajo y la necesidad de una reforma tributaria para obtener más recursos y evitar el incremento del déficit fiscal; estos dos últimos planteados por el expresidente Álvaro Uribe V.
Empiezo por hablar del tema de grabar con más impuestos a los empresarios, o como ha sucedido en las reformas tributarias recientes a la clase media colombiana. Considero muy complejo y podría afectar la permanencia de muchas de estas empresas que han realizado un gran esfuerzo durante este 2020 para mantenerse a flote y poder superar la emergencia económica generada por el covid-19. La carga impositiva sigue siendo alta a pesar del esfuerzo realizado por el presidente Duque en la reforma tributaria del 2019 que redujo alguno de los tributos a las empresas, debería continuarse con el objetivo de aligerarla a quienes producen y generan empleo. Por el lado de la clase media, la más afectada en las últimas reformas tributarias (aumento de tasas y rebaja a las deducciones), trasladarle más tributos sería terminarla de asfixiar. El gobierno debería continuar en la reducción de gastos y ajustar entidades del Estado (que crecieron exageradamente en el desgobierno Santos); aumentar impuestos sería catastrófico para el sector productivo y en el mediano plazo para el país.
Por el lado de la reducción de la jornada laboral de 48 a 40 horas considero que también puede ser contraproducente y en especial para los tres grupos de empresas mencionados dado que tienen un margen de maniobra muy limitado y con esta medida verían un incremento en sus costos laborales que difícilmente podrían trasladar al precio de sus productos. En el mediano plazo, una medida beneficiosa para los empleados puede ser contraproducente por la pérdida de puestos de trabajo dado que un mayor número de estas empresas puedan verse obligadas a cerrar ante la perdida de competitividad por el incremento de los gastos de nómina. Imaginen lo que significa para un empresario que hoy tiene una jornada de 48 horas, que a veces es insuficiente y requiere el pago de extras, al reducir la jornada a 40 horas el número extras necesarias para cumplir su ciclo productivo incrementará su costo de la nómina con las consecuencias mencionadas.
En cuanto al incremento del salario mínimo, a mi modo de ver no ha sido adecuadamente analizado el impacto que tiene para los tres grupos de empresas mencionados. Las centrales obreras plantean incrementos del 12% (es decir, 10 puntos reales si estimamos una inflación de 2% en el 2020) pero es claro que los sobrecostos laborales se vuelven un enorme obstáculo para garantizar su supervivencia. Ojalá todos entendiéramos las afugias que padecen estos grupos de empresarios para cumplir con todo lo que la ley les exige. El gobierno debe incentivar la formalización del empleo, incrementos desbordados en el salario mínimo pueden producir el efecto contrario.
Sería ideal realizar una evaluación diferencial para las tres decisiones dependiendo del tamaño de las empresas. Tomarlas de manera unificada puede significar que, a pesar de las buenas intenciones, en el mediano plazo se genere un impacto negativo dado que muchas de estas empresas no tienen capacidad financiera para asumir nuevos gastos lo que implicaría posibilidad de cierre con consecuencias para la producción nacional, el empleo y la generación de impuestos al perder contribuyentes.
Duván Eduardo Idárraga L – @duvanedo
LA OPINADERA (*)
Es un espacio que surge de la necesidad de plasmar las inquietudes que me surgían desde 2014 frente al acontecer político y económico de Colombia, una vez se consolida la reelección del tristemente célebre Juan Manuel Santos (alias Nobelbrecht) después de todos los torcidos que hizo para ganar, sin duda el personaje más nefasto para el país en la historia reciente.
Consideraba necesario expresar mi opinión frente a todos los atropellos y desafueros de quien ocupaba la Casa de Nariño en contra de las instituciones colombianas y del Estado de Derecho para privilegiar a los narcoterroristas FARC.
Empezó como un espacio personal a través de correos electrónicos que se difundían y que fueron tomando forma más estructurada hasta llegar a escritos de opinión que empezaron a ser publicados en algunos portales electrónicos y que fueron dando paso a la construcción del Blog La Opinadera, qué ha buscado dejar el registro de lo escrito y difundido.
Es importante mencionar que me declaro opinador más no analista, término que considero pretensioso. Me considero un opinador y soy consciente de la responsabilidad que tiene lo que digo, razón por la cual procuró reunir elementos de juicio y argumentos tomando como soporte documentos que me permiten construir mi opinión, siempre basada en hechos y circunstancias reales.
La Opinadera es mi visión personal frente a hechos políticos y económicos del país, dos temas en los que no me considero experto; más bien un buen opinador, eso sí, a partir de una adecuada estructura argumentativa a partir de lecturas y análisis de estos temas; opinión que buscó transmitir cada 8 días en cada uno de mis escritos a quienes me leen y por quienes siento enorme respeto y gratitud.
DUVÁN EDUARDO IDÁRRAGA LÓPEZ
Creador Blog – La Opinadera
Perfil DUVÁN EDUARDO IDÁRRAGA LÓPEZ
Administrador de Empresas de Univalle, Especialista en Finanzas de ICESI, actualmente cursando último semestre de Maestría en Administración en la Universidad Pontificia Bolivariana sede Palmira – Valle; amo al glorioso Ejército Colombiano.
Chaparraluno de nacimiento, Caleño por adopción; opinador por gusto y por convicción sobre la realidad política y económica consciente de la necesidad de proteger al país de la izquierda que lo amenaza.