Por: Andrés Villota
Urgent Fury se denominó la operación especial que restituye la democracia en la isla caribeña de Granada, tras sufrir un golpe de Estado perpetrado por el comunista Hudson Austin, patrocinado por las dictaduras cubana y soviética.
Una operación militar que duró pocas horas, en que las Fuerzas Armadas estadounidenses salieron victoriosas, sin costo militar alguno. Desde ese entonces, en la cultura popular estadounidense, para referirse a algo que es muy fácil de lograr, se dice que “es un Granada”.
En la coyuntura actual, restituir la democracia en Venezuela y en Colombia, capturar a Nicolás Maduro y a Gustavo Petro, neutralizar a todo su séquito de asesinos, terroristas de Estado, cleptócratas y criminales de lesa humanidad, es un Granada.
El Eje Bogotá-Caracas, ha demostrado que está al margen de la institucionalidad de la comunidad internacional y desconoce el ordenamiento local y global con sus actos de terrorismo de Estado, las acciones de desestabilización social, el saqueo sistemático a las arcas públicas, la eliminación de la división de poderes, la censura y persecución a los medios de comunicación, la violación de los derechos humanos de sus ciudadanos, la promoción del tráfico de niños, la pedofilia, el narcotráfico, los fraudes electorales y otros crímenes execrables.
Parte de esa ilegitimidad de facto, es el apoyo incondicional a grupos terroristas como Hezbollah y Hamas. El antisemitismo heredado de los ancestros ideológicos de Maduro y Petro, el fascismo italiano, el socialismo obrero español y el nacional socialismo obrero alemán, ha llevado a convertir a Colombia y a Venezuela en santuarios para los terroristas que tienen como objetivo principal, la desaparición de Israel.
El intento de tomarse la sede de la embajada de Estados Unidos en Bogotá por parte de terroristas del M-19 y de La Primera Línea, los Camisas Negras y Camisas Pardas de Gustavo Petro, tratando de emular la toma de la embajada de la República Dominicana, es una muestra clara del peligro que representa Gustavo Petro para la seguridad nacional de los Estados Unidos y de Israel.
Una operación de restitución de la democracia en estos países, tendría un amplio apoyo popular. En el caso colombiano, no deja de ser bastante sospechoso que el presidente elegido, supuestamente, con la mayor votación en toda la historia de Colombia sea, a su vez, el presidente más repudiado, cuestionado y odiado por la sociedad colombiana en toda la historia de Colombia.
Un imposible político, estadístico, antropológico y sociológico, lo que estaría confirmando que Petro, no solo violó los topes de financiación de su campaña presidencial, sino que, además, se robó el resultado de las elecciones en contubernio con el mayor accionista de INDRA, el proveedor del software que contó los votos que le dieron la victoria a Petro.
Los miembros de la cúpula de la dictadura venezolana, tienen orden de captura internacional y existen jugosas recompensas sobre sus cabezas.
En los próximos meses, también, existirán órdenes de captura sobre Gustavo Petro y su séquito, cuando prosperen los diferentes casos judiciales abiertos en diferentes jurisdicciones, que tuvieron que ser presentadas en el extranjero, ante el dominio y control total de Petro sobre la justicia colombiana que lo hace inmune a cualquier acción judicial instaurada en su contra en territorio colombiano.
Nicolás Maduro consumó un golpe de Estado, al desconocer el resultado de las elecciones presidenciales de julio del 2024 y robarlas. Gustavo Petro consumó el golpe de Estado al desconocer la Constitución colombiana y el ordenamiento legal colombiano, al desconocer la decisión tomada por el Consejo Nacional Electoral (CNE) colombiano, en contra de su campaña presidencial, aunque, paradójicamente, sí aceptó cuando esa misma entidad avaló el resultado, al parecer espurio, de las elecciones legislativas, presidenciales y regionales.
No existiría ningún tipo de resistencia militar, en caso de una operación de restitución de la democracia en Colombia y Venezuela. Una virtud convertida en maldición al momento de repeler una acción militar externa, son los miles de generales que tiene en la actualidad el ejército venezolano, que atomiza las decisiones de mando, por lo tanto, evita la unidad al momento de tomar una decisión de ir al combate. Maduro, paradójicamente, hizo eso para mantener el control y dominio total de las tropas, desde Miraflores, en caso de un levantamiento militar en su contra.
La capacidad de operación de los militares colombianos está bastante diezmada y no tendrían capacidad de respuesta alguna. Gustavo Petro, destruyó a las FFAA de Colombia, desde adentro, destituyendo a todos los generales experimentados que representaban una amenaza a la permanencia en su cargo, si hacían cumplir la Constitución que llevaría a su destitución inmediata, por haber llegado al poder de forma fraudulenta y espuria.
Además, después de haber fracasado el golpe de Estado en contra del presidente Belisario Betancur, Pablo Escobar y Gustavo Petro, con los otros terroristas del M19, han difundido la narrativa que las FFAA colombianas no pueden defender la Constitución o en caso de hacerlo cómo lo hizo el comandante Plazas Vega, pueden terminar en la cárcel.
A los chinos, a los iraníes y a los rusos, solo les interesa que les paguen lo que les deben, por lo tanto, no harían nada para defender a Maduro o a Petro porque se han dado cuenta que un cambio de rumbo en esos gobiernos, sería lo más conveniente para que les paguen todo lo que les deben.
Los israelíes podrían realizar acciones limpias, idénticas a las realizadas en otros lugares que les dan amparo a los terroristas enemigos de Israel, sin daños colaterales, en contra de los objetivos específicos en Colombia y Venezuela, que se han convertido en los aliados más feroces de sus grandes enemigos.
Si Barack y Michael Obama, quieren mantener el dominio total sobre los estadounidenses por otros cuatro años más, y quieren tener algún chance de lograrlo en las próximas elecciones presidenciales, ante el inminente triunfo del presidente Donald Trump, una operación especial en Colombia y Venezuela, le daría un chance remoto a la candidata Kamala Harris del partido Demócrata para mejorar en las encuestas que, en caso de repetir lo ocurrido en las pasadas elecciones, les permitiría justificar el resultado. Colombia y Venezuela son un Granada.