Por: Duván Idarraga
Hace pocos días fue aprobado el Presupuesto General de la Nación (PGN) para la vigencia fiscal 2024, con un monto total de $502.6 billones. Sobre el mismo quiero plantear algunas observaciones:
Primero, recordemos que para el presupuesto de la vigencia fiscal 2023 (elaborado por el gobierno Petroen el 2022) se aprobaron $405.6 billones, representaba un incremento de $50,6 billones (15,89%) frente al del año anterior, elaborado por el gobierno Duque. Debo mencionar también, que después de esa cifra inicial, el gobierno Petro logró una adición presupuestal por $17,2 billones lo que llevó a que el incremento total, frente al presupuesto de la vigencia fiscal 2022, fuera de $67,8 billones (20,8%).
El presupuesto que se acaba de aprobar para la vigencia fiscal 2024 por $502,6 billones implica un incremento de $79,8 billones (19,67%) frente al de la vigencia fiscal 2023 (ya incluida la adición presupuestal mencionada). Lo que deseo destacar con estas comparaciones es que el gobierno Petro ha subido el Presupuesto General de La nación de $350(vigencia fiscal 2022) a $502,6 billones, lo que representa $150,2 billones (43,6%); cifras desbordadas que reafirman su enorme propensión al gasto; mucho mas cuando gran parte de dicha alza es para funcionamiento, es decir, mayor burocracia y derroche (como los miles de millones en decenas de viajes por el mundo del presidente, su esposa y la vicepresidente).
Por participación de sectores, Educación lleva la mayor parte del mismo con un 17.3% que equivalen a $70.4 billones; seguido por Salud con $61.5 billones(15,1%) y Defensa con $56 billones (13.7%). Lastimosamente, esa mayor cantidad de asignación de recursos no se ha visto ni se verá reflejado en una mejor calidad en la educación de los colombianos; se ratifica que no necesariamente el incremento de recursos es directamente proporcional a la mejora en la calidad.
Dentro de las proyecciones que utilizó el Ministerio de Hacienda para este presupuesto es importante mencionar que insisten en que cumplirán la Regla Fiscal. Como he expresado en columnas anteriores, me preocupa el esquema de financiación que plantea el equipo económico del gobierno: Por un lado, hay una partida de $15 billones sustentada en ingresos no garantizados, relacionados con pleitos jurídicos de la nación; le están apostando a que resulten favorables, algo demasiado riesgoso dada la incertidumbre que conlleva, menos sin tener certeza del tiempo en que se podría dar. Por otro, el presupuesto contempla un anuncio de ingresos por $13.3 billones equivalentes a una disminución en la evasión, pero no se conoce el plan detallado que permita corroborar que esa meta es posible y que los ingresos efectivamente llegarán. Es decir, hay $28,3 billones totalmente inciertos en las fuentes, demasiado arriesgado, casi que irresponsable en lo fiscal.
Otro aspecto a considerar dentro de los supuestos económicos de este gobierno es que estiman una inflación del 5.7% para el para el 2024. Considero es una cifra muy ambiciosa si tenemos presente los anuncios del gobierno sobre mantener el incremento del precio de la gasolina hasta el mes de febrero de 2024 y llevarlo a $16.000 por galón. Adicionalmente,después de elecciones regionales de octubre, realizar el mismo ejercicio para el ACPM, retirando el subsidio que se le otorga hasta llevarlo a precios similares al de la gasolina. Esta decisión tendrá necesariamente un impacto inflacionario considerable que afectaría a los bolsillos de los colombianos, especialmente los de menores ingresos, ya bastante afectados con la inflación actual.
En la misma línea de presiones inflacionarias hay otras variables que empezarán a afectar los precios de muchos productos de consumo. A partir del primero de noviembre de este año se inicia el cobro de impuestos a algunos alimentos que presionarán, aún más, al alza a la inflación. A eso debemos sumartambién el impuesto a los tenderos que empieza este año con el 10% también a partir de noviembre 01 (hábilmente, después de elecciones); en enero del 2024 pasa el 20% y en enero del 2025 al 30%; necesariamente esto va a tener un impacto directo en la inflación. ¿Cómo pretende el gobierno que se de una inflación del 5,7% para 2024 con estas realidades tributarias generadas por ellos? Recordemos que todo esto es gracias a la reforma tributaria del gobierno Petro.
Es importante también considerar que el Presupuestos General de la Nación para el 2024 presenta uncrecimiento de los gastos de funcionamiento del Estado equivalente al 19%; es decir, en vez de ahorrar, continúa el crecimiento desaforado en gastos desde que inició este gobierno. Eso si mencionar que de manera poco técnica y sin sustento fiscal, contempla partidas para atender necesidades incluidas en las Reformas a la Salud y de Pensiones; partidas que, como he mencionado en columnas anteriores, han despertado la preocupación al interior del Comité Autónomo de la Regla Fiscal, CARF; quienes han dicho que no se está detallando la totalidad de las partidas que debe asumir el Estado si se aprueban dichas reformas.
De fondo reitero lo expresado en columnas anteriores:Mi mayor preocupación es que la financiación del presupuesto no alcance las cifras estimadas por el gobierno, que se desborde el déficit fiscal, que se incumpla la regla fiscal; aspectos que el Presidente delComité Autónomo de la Regla Fiscal (CARF)mencionó ante el Congreso en momentos de que se estudiaba el presupuesto, sin que hayan sido tenidas en cuenta sus observaciones. De acuerdo a mis apreciaciones, ese incumplimiento de la regla fiscal para los años 2023 y 2024 tendrá repercusiones a nivel internacional considerables para el país, toda vez que las calificadoras de riesgos mantienen en observación las cifras económicas colombianas y podrían traducirse en una disminución en la calificación de riesgo país y por ende, un mayor costo en el acceso a fuentes de financiación externa o interna, que necesariamente se tendrían que utilizar para financiarlos gastos definidos en el presupuesto del 2024.
Lastimosamente, el Congreso de la República fue inferior a su compromiso con el país, sucumbió a las presiones del gobierno y terminó aprobando este presupuesto que, a todas luces, no solo es el más grande también es el que genera mayores inquietudes y altas posibilidades de afectar negativamente las finanzas públicas de Colombia en los años siguientes,con las consecuencias ya mencionadas.