La relación entre el Clan Torres y el gobierno de Gustavo Petro representa todo lo que está mal en la política: la financiación de campañas por debajo de la mesa con dineros de dudosa procedencia, a cambio de poder en el gobierno que resulte electo. Poder que se traduce en puestos, contratos y todo tipo de facilidades para seguir consolidando su red empresarial, construida sobre la base de la contratación pública y alimentada con los recursos del Estado y el bolsillo de los colombianos.
Toda esa dinámica burocrática se repite y se refleja en la relación que existe entre el mismo Clan Torres y el candidato a la gobernación del Atlántico Eduardo Verano de La Rosa.
Como ha informado El Expediente y como es de público conocimiento desde hace algunos meses, específicamente desde que el Clan Torres se convirtió en la piedra angular de la financiación irregular de la campaña de Gustavo Petro, los Torres tienen poder como ningún otro empresario en el gobierno de Gustavo Petro. Les han consentido como a ningún empresario en otro gobierno.
Han sido socios ni más ni menos que de la compañía española INDRA, los mismos encargados del software electoral que se utilizó en las elecciones que le dieron la victoria a Gustavo Petro.
Tanto Euclides Torres, cabeza del Clan, como su yerno, el ciudadano español vinculado con sus empresas, estuvieron investigados en la Superintendencia de Industria y Comercio por cartelización. Hoy en día esa investigación hace parte del pasado y el Clan Torres es el dueño de la Superintendencia de Industria y Comercio, uno de los tantos puestos de primer nivel que quedaron en manos de ese grupo empresarial.
También se habla de la Superintendencia de Transporte y la Superintendencia de Salud como otros entes bajo su control, según han ratificado otros medios de comunicación. En los mismos sectores en los que tienen cuotas burocráticas en el gobierno tienen negocios de intereses como contratistas.
Euclides Torres, cabeza del Clan Torres también figura como presunto testaferro investigado en la Corte Suprema en el proceso por lavado de activos contra Armando Benedetti, exembajador en Venezuela, cargo en el que siempre estuvo acompañado en reuniones oficiales por su amigo y socio Euclides Torres.
¿Cuáles eran sus intereses en Venezuela? Esa es una parte de la historia que aún no está clara. ¿Qué tipo de intermediación hicieron? ¿Por qué la niñera de Benedetti viajaba a Venezuela mientras él era embajador? ¿Cuál es la relación entre el Clan Torres y la poderosa ex secretaria privada de Palacio y hoy directora del Departamento de Prosperidad Social Laura Sarabia Torres? Con el tiempo aparecerá a todas esas preguntas.
El trabajo de los periodistas como siempre será muy importante. Buena parte de lo que hoy el país tiene oportunidad de conocer en relación a la elección, aparentemente ilegítima del presidente Gustavo Petro, se ha conocido gracias al trabajo de los periodistas y los medios de comunicación. Por eso se explica la guerra abierta que el presidente de la República ha planteado contra los medios de comunicación independientes y críticos de su gestión gubernamental.
Volviendo a los Torres y al departamento del Atlántico, es alarmante que el candidato que puntea en las encuestas aparezca en cada tarima junto a un representante de ese Clan político empresarial.
A pesar de la gravedad de las investigaciones en las que están involucrados, el candidato Eduardo Verano De La Rosa se pasea con ellos en los municipios, en las tarimas, en las correrías e incluso en las reuniones privadas donde se hacen acuerdos políticos y burocráticos.
Como reveló El Expediente , Eduardo Verano apareció en tarima también con el Gato Volador, el comprador de votos más famoso de Colombia, y todo indica que este experto operario político estaría manejando recursos aportados por los empresarios que quieren ganar o ganar en la gobernación del Atlántico… Por supuesto que ese apoyo no es gratis. Tal como ocurrió con el gobierno de Gustavo Petro, en el que han sabido cobrar hasta el último peso.