Por: Fernando Torres Mejía
La Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC), es un organismo adscrito al Departamento del Tesoro de los Estados Unidos que aplica las sanciones internacionales estadounidenses en el ámbito financiero, sobre todo en el marco de la protección de la seguridad nacional y en el apoyo de la política exterior de ese país.
Es importante que los colombianos seamos conscientes que de darse la integración entre PDVSA y Ecopetrol, cuando la OFAC, endurezca de nuevo las sanciones contra el régimen dictatorial de Venezuela, automáticamente recaerá también sobre su estatal petrolera y por ende a sus socios.
Recordemos que Venezuela tiene un embargo petrolero desde abril de 2019 que limita su comercialización y que en octubre se cumplió el primer alivio de la sanción impuesta producto de la firma del acuerdo de Barbados entre el oficialismo y la oposición. Este alivio “transitorio” le permite a PDVSA hacer transacciones correspondientes al mantenimiento limitado de operaciones esenciales, las cuales tienen incidencia para la seguridad o preservación de activos en su territorio; entre ellas PDVSA o cualquier entidad donde esta compañía tenga el 50% de participación accionaria, es decir si Ecopetrol se vuelve socia se vería automáticamente inmersa en esta sanción.
Colombia siempre ha sido uno de los aliados más querido y respetado por el gigante del norte y cuando se han presentado sanciones no han sido contra empresas del estado, sino contra algunas de sus “ovejas descarriadas”, 829 sociedades y personas naturales que figuran en los registros de sancionados por el Departamento del Tesoro y que aparecen reportadas en la lista Clinton, de las cuales en su mayoría se encuentran en Cali (270), Bogotá (178), Medellín (118) y Barranquilla (63).
Cabe decir que los negocios por si no son malos, el problema en gran medida son los socios y todos sabemos que estamos ante un régimen que se ha caracterizado por ser dictatorial que está envuelto en problema de narcotráfico, corrupción, terrorismo y “explotación” de sus conciudadanos, es decir un estado como el Cubano.
Es innegable que desde el punto de vista económico es un buen negocio porque la explotación de hidrocarburos es de lejos muy rentable y eso no se puede negar, pero sin duda el mayor beneficiado sería el gobierno de Venezuela, acordémonos que PDVSA se ha visto envuelta en una serie de escándalos, porque ha sido desmantelada por el Estado que la ha convertido en su caja menor para todos los propósitos, por eso de darse esta integración, se beneficiaría con mayores utilidades, generación de empleo, con recursos para su corrupción y su régimen, cosa distinta sería si los beneficiados fueran los venezolanos de a pie.
Qué incoherencia la del gobierno Petro, que siempre ha estado en contra de la exploración y explotación de hidrocarburos, bajo la premisa de proteger el medio ambiente, que debemos cuidarnos del calentamiento global, que hay que salvar la naturaleza, pero anuncia asociarse con PDVSA para que en Venezuela se haga lo que en Colombia se está prohibiendo, entonces ¿dónde queda su discurso de protección de los recursos naturales?, esta contradicción como muchas otras, son inaceptables.
Ahora bien, ¿por qué no esperar el resultado de las elecciones del próximo 13 de octubre de 2024?, y si la oposición logra derrocar al régimen de Maduro, se podría entonces “entrar” con más tranquilidad a esa sociedad, por lo pronto es un error, además quedaría demostrado que las políticas de “acabar” con la exploración de petróleo que ha propuesto la administración Petro, es una falacia y que al menos por ahora no nos podemos dar el lujo de suspender o mejor acabar con esta industria.
Desde ya todos los colombianos tenemos que sentar nuestra vos de protesta y no permitir que mientras Venezuela continúe con esta dictadura la cual cuenta con la complicidad del Cártel de los Soles, una organización criminal conformada por miembros del Gobierno y sus Fuerzas Armadas, cuyo objetivo es el tráfico de cocaína, contrabando de combustible, el control de la actividad minera ilegal, con participación directa en la extracción y contrabando de oro, coltán, piedras preciosas y otros minerales, etc., es decir por donde se mire, esta integración no se pueden dar, aunque al paso que vamos, Colombia estará igual que el hermano país, bajo una dictadura y con sus propios carteles, por lo pronto y volviendo al anuncio de esta integración, hay que tener claro que El problema no es el negocio, el problema es el socio.
P/D: A propósito de la reunión de los “cacaos” con este gobierno, queda demostrado que importa más el dinero que la dignidad, al menos así lo dieron entender empresarios como Luis Carlos Sarmiento, quien después de recibir tantos insultos, acusaciones y amenazas por parte de Petro estuvo ahí en primera fila, aunque bueno la familia Gilinskyno se prestó para esta humillación. Es increíble, pero a estos señores les aplica muy bien eso de que “quien no conoce la historia está condenado a repetirla».