Por: Fernando Torres Mejía
Este domingo en la noche desde ya puedo asegurar que vamos a estar riendo, gozando, llorando, gritando de alegría y de emoción por el triunfo de nuestra selección, porque les aseguro que seremos los nuevos campeones de América, sí, de eso no tengo ninguna, es que durante todo el torneo vimos un equipo más completo en todo su sistema de funcionamiento táctico, demostrado en defensa, medio campo y por supuesto en la parte delantera, aunque a veces hemos “explotado” de la piedra, cuando se han desperdiciado algunas oportunidades de gol, o como también algunos no le hayan podido “perdonar” a Daniel Muñoz su expulsión ante Uruguay que no hizo «sufrir», hasta el punto que lo han tratado de irresponsable, inmaduro y poco profesional.
El domingo vamos a permitirnos esas horas de felicidad, hasta olvidarnos que tenemos a uno de los peores presidentes de la historia, porque el lunes cuando amanezca y despertemos, unos sin haber dormido bien, otros con el respetivo guayabo, “volveremos” a la triste y desesperante realidad de un país que está al garete, que si no reaccionamos a tiempo y si el congreso actúa como en la época de Juan Manuel Santos, otro de los peores presidentes, continuaremos viendo a los asesinos de las FARC por varios años más como “honorables” congresistas.
Pero es que no es un invento, Petro solicitará al Congreso nuevamente un “Fast Track”, para que, además de lo indicado anteriormente, se prorrogue la implementación de los “Acuerdos de Paz” por otros siete años. Igualmente, buscará hacer un enroque con mecanismos que puedan integrarse a esos acuerdos para el beneficio de los actuales actores del conflicto y salir rápido porque el tiempo se agota y necesita cumplir las promesas de campaña mediante su propia agenda de gobierno, afortunadamente la figura de aprobación “express” ya no se puede aplicar, por lo que se requerirá un acto legislativo de ocho debates para reformar la Constitución.
Los Colombianos no están dispuestos a seguir manteniendo las curules para las FARC como lo pretende Petro, aunque Timochenko manifieste que, “hace falta voluntad política para hacer estos cambios porque se requiere recuperar los 4 años que se perdieron por culpa de Iván Duque, quien hizo «trizas” los acuerdos, olvidando que fueron ellos quienes empezaron incumpliendo al dejar sus “brazos” armados o disidencia en las montañas, pues no iban a dejar el negocio del narcotráfico que es su verdadera razón de ser.
Claro que necesitamos un “acuerdo nacional”, pero la inmensa mayoría de los ciudadanos no están dispuestos a seguir alcahueteando la manutención de estos desadaptados que a punta de crímenes y narcotráfico pretendieron arrodillar el país. Mientras se gastan millones de dólares en la tal implementación, hay regiones como el Chocó, el Cauca, la Guajira donde los niños se mueren de física hambre. ¿Les parece poco e insuficiente los cerca de 8 años en los que se han desperdiciado recursos y seguimos igual o peor?, tomas guerrilleras, asesinatos, desplazamientos, secuestros, reclutamiento de menores, despojos de tierras, sembrado de minas antipersonales, etc., en realidad no ha cambiado nada desde la negociación con las FARC.
Pretender prorrogar la implementación y las curules para que sigan en el congreso, es permitirles que continúen viviendo “sabroso”, ganándose cerca de $50 millones mensuales, con camionetas, guardaespaldas, y sin pagar al menos por uno de sus delitos, porque incluso se mantienen sentados a manteles con los magistrados de la JEP (la “criatura” que ellos mismos construyeron), discutiendo las sanciones que deben recibir para “reparar” y restaurar a la sociedad por el daño que causaron, aunque como dice el mismo Timochenko “nosotros no íbamos a firmar un acuerdo para ir a la cárcel”, así que los únicos beneficiados han sido ellos, dejando claro que jamás habrá justicia.
Por otra parte, las FARC están felices con Juan Fernando Cristo, porque su inclinación a favor de los grupos delincuenciales es inocultable y seguramente con los mismos métodos que utilizó su antecesor para lograr aprobar la reforma pensional, buscará “torcer” el Congreso para que aprueben las modificaciones que el gobierno Petro expuso ante el Consejo de Seguridad de la ONU.
Por último, no es que me esté inventando la realidad que estamos viviendo, pero se han perpetuado 87 ataques a la fuerza pública en los últimos seis meses, por eso este domingo celebremos porque el lunes volveremos a la cruel realidad de una Colombia entre la alegría, la tristeza y la desesperación.
PDT/. Sobre el día cívico de Petro, les comparto el trino del colega Luis Guillermo Vélez, que es muy acertado y oportuno, a propósito de la situación económica que vive el país.
“Deje de hablar paja y no sea irresponsable, Gustavo Petro. El gasto anual de personal de la Nación es de $50 billones de pesos. Un día cuesta $136.986.301.000. Eso no es plata suya. Aunque, bien pensadas las cosas, es mejor que los funcionarios petristas se queden en sus casas bebiendo cerveza para matar el guayabo que yendo a “trabajar”. “Hacen menos daño”