Por: Fredy Garzón – El Denunciante
Bucaramanga lleva más de ocho años esperando el impulso de obras de infraestructura que, por alguna razón, no han visto la luz. Lo más sorprendente es que esas obras estuvieron en manos de dos ingenieros civiles, Rodolfo Hernández y Juan Carlos Cárdenas, quienes, paradójicamente, deberían haber sido los principales promotores de este tipo de proyectos, dados sus conocimientos en la materia.
Pero en lugar de avanzar, las grandes obras se estancaron, dejando a la ciudad atrapada en el atraso y la improvisación.Hoy, con la administración de Jaime Andrés Beltrán, se presenta una nueva oportunidad para reactivar el desarrollo de Bucaramanga.
La solicitud del empréstito ahora de 320 mil millones de pesos tiene como objetivo financiar tres obras esenciales: la construcción del intercambiador de la Novena con 45, la ampliación de la 2W del Mutis y la construcción del Centro de Detención Transitoria.
Aunque es cierto que en dos ocasiones anteriores esta misma solicitud fue rechazada por el Concejo Municipal, la tercera es la vencida.
La ciudad no puede seguir así, esperando un desarrollo que nunca llega. El Concejo tiene en sus manos la oportunidad de permitir que Bucaramanga avance y deje atrás el estancamiento que la ha caracterizado en la última década.
El progreso de nuestra ciudad está en juego y no hay más tiempo que perder.La crítica a este empréstito proviene de aquellos sectores que perdieron contundentemente las elecciones y que se resisten a ver un cambio positivo.
Alegan que sobre el alcalde Jaime Andrés Beltrán pesa un fallo de segunda instancia por doble militancia, pero esto no puede ser la excusa para frenar el progreso. La ciudad necesita obras, no más excusas ni sucios juegos políticos.
El tiempo de esperar ha pasado. Bucaramanga no puede seguir en la oscuridad en la que la sumieron aquellos que, estando en el poder, no supieron aprovechar su oportunidad para transformar la ciudad y que estuvieron acompañados por funcionarios corruptos y concejales oportunistas que vivían de migajas y no aportaron nada para el desarrollo de la ciudad.
Ahora, con la posibilidad de que se apruebe el empréstito, la esperanza vuelve a renacer. Pero solo el Concejo Municipal de Bucaramanga tiene el poder de decidir si vamos hacia adelante o seguimos atrapados en la mediocridad.Bucaramanga necesita avanzar. El desarrollo no puede esperar más. La tercera vez debe ser la vencida.




