Por: Laura Pinzón
Las instituciones que conforman nuestra Nación permiten que la democracia perdure, pero es sobre los hombros de nuestros militares y policías que reposa la convicción de velar por los intereses de la misma, como actores apolíticos. Sin embargo, es lamentable cómo en época electoral, partidos de todos los colores quieren hacer de esta noble profesión, un títere de sus intereses.
Debo recalcar que por sobretodo, el honor del militar y el policía adquiere relevancia por tratarse de un colombiano que decidió cumplir la misión de salvaguardar los intereses de la patria, la integridad del territorio y la soberanía de la nación; concluyendo siempre en mantener el ideal del bien común ¿Por qué entonces su mismo compatriota lo ataca, lo rechaza y lo coopta?
Es un cúmulo de situaciones: La repulsión por los soldados que candidatos como Gustavo Petro ha sembrado en el corazón de los colombianos, la adhesión errónea del soldado que hacen candidatos de extrema derecha, haciendo que estos se polaricen, sin prever que algunos colombianos de inmediato los politizarán, los hechos de corrupción y antivalores que soldados y policías han cometido, olvidando sus virtudes máximas, entre otras.
Ahora bien, por un lado, la derecha que no tiene pierde a la hora de velar por los intereses coherentes del país, utiliza la figura del militar para defenderse de la fatal izquierda, que se encarga de incluir el odio por los soldados en su discurso. Pero, el problema va más allá, pues vemos cómo militares traicioneros venden sus principios a quienes se han encargado de atacarlos durante décadas ¿buscando defender qué? intereses personales seguramente.
Considero que sin importar el lado del que se esté, el ejército es de los colombianos, pues son ellos quienes reclaman a diario su protección. Claro que por norma, el máximo comandante de nuestras FF.MM y de policía es el presidente (con su partido político de turno) y a él deben obedecer sus miembros pero, es que dentro de una democracia ideal, se procurarán los intereses que la Carta Magna mande, por el bien del país.
No quiero que me malinterpreten al momento de plantear este pensamiento que está muy alejado de ser liberal, quiero mejor que hagamos la reflexión de querer cobijar a cada colombiano que a diario se pone las botas abandonando a su familia para cuidarnos. La situación de orden público y el panorama electoral ya está lo suficientemente complicada como para hacer de las Fuerzas Armadas y de Policía un partido más.