Por: T. Coronel (R) Gustavo Roa C. .
Muchos colombianos nos preguntamos asombrados: ¿Por qué el primer gobierno “oficialmente” de izquierda en Colombia, pues los hemos visto también camuflados por años, bajo las banderas del liberalismo progresista; ha desatado una cruenta lucha contra la clase media y el sector productivo del país? La respuesta es evidente y a pesar de conocerla, los colombianos seguimos anclados a un temor común, para evitar que el extremismo ideológico del actual gobierno dirija a sus anchas, el camino hacia un inexorable debacleinstitucional, sin precedentes.
Tal como lo hemos tratado en otras oportunidades, las izquierdas latinoamericanas, buscan a toda costa, alcanzar el poder absoluto de los recursos económicos de los países sometidos a los regímenes de izquierda, como estrategia de poder político e ideológico, con intereses claramente personales y de carácter netamente económico, con el fin defavorecer a sus más inmediatos círculos de gobierno. En algunos de ellos, el narcotráfico, se ha convertido en fuente de financiamiento, y estas organizaciones delincuenciales, reciben el beneplácito jurídico, para convertirse en poderosas fuentes de ingreso, para los regímenes de izquierda.
Para entender este fenómeno socio económico, tenemos que remontarnos a algunos de los fundamentos del economista y filósofo Adams Smith, el cual nos permite deducir que, para las economías mundiales, la fuerza laboral conformada de gran manera por las clases trabajadoras, (los progresistas denominan «pobres», a los trabajadores, como estrategia ideológica, divisionista y populista) son el motor del desarrollo económico y social de las naciones. Este segmento de población debe contar gracias a un salario justo y equitativo, pagado por los empleadores, con una buena capacidad de adquisición, que permita consumir bienes y servicios, producidos por otras fuerzas laborales.
El sector productivo, que en un alto porcentaje pertenece al sector privado, no sólo debe generar empleo, debe también brindar desarrollo social para sus empleados, tal como capacitación, mejoramiento del nivel de vida, educación, salud y recreación. A su vez, para estas fuerzas laborales, es esencial contar con la oferta justa de empleo del sector productivo y empresarial, como fuente primaria de ingresos y satisfacción del mínimo vital.
Para el Estado, este sector es fundamental en su gestión de desarrollo, los gobiernos de izquierda debían estimular su estabilidad y crecimiento, como agente generador de impuestos, los cuales se traducen en recursos oficiales, que permiten a través de la administración transparente, delpresupuesto general de la nación, cumplir con planes y programas de desarrollo social y económico. De esta forma se van cerrando progresivamente las brechas sociales, en las necesidades básicas de la población.
A nivel nacional, las empresas en Colombia destinan cerca del 71% de sus utilidades a pagar impuestos, la cifra más elevada de todos los países de la OCDE y casi el doble que el promedio (41%) de otros países de la región.
Además, Colombia hoy, con la reforma tributaria de Petro, se convertiría en la tercera carga impositiva, más alta de América Latina, una región con obligaciones tributarias muy elevadas.
El sector productivo, genera el 92,5% de los recursos que recibe el Estado Colombiano, a través de impuestos, regalías y otras obligaciones fiscales. Este sector, es la piedra angular del recaudo fiscal; con ellas hay una generación de empleo de más de 20 millones de puestos, de 26 millones de personas con capacidad para conformar la fuerza laboral del país.
El pago de impuestos, que realiza el sector productivo cada año al fisco de la nación, es muestra del gran aporte que hacen las compañías privadas, al desarrollo económico del país, pues por cada $1.000 que entran a las cuentas públicas nacionales, más de $950 vienen directamente de los privados.
Según el informe de la Dirección de Impuestos y Aduanas Nacionales (Dian), el año pasado se logró un recaudo tributario bruto de $228,6 billones, un incremento de 32,5% frente a los $215.7 billones del 2021. De estos, cerca de $200 billones provinieron de la empresa privada, lo que representa 95% del total ($137,8 billones por la figura de grandes contribuyentes y $ 62,2 billones de personas jurídicas).
Esto, gracias a 1,6 millones de compañías, que existían hasta el año 2021 en Colombia, entre las que se encuentran 1,5 millones de microempresas, 92.984 de firmas pequeñas, 24.677 de organizaciones medianas y 7.569 de grandes industrias.
(Fuente, Periódico Portafolio).
Es un principio elemental del mercado laboral. En Colombia más del 75% del empleo lo genera el sector privado, contra el 25% del empleo del sector oficial.
Por estas razones matemáticas, es importante que las políticas gubernamentales, estimulen al sector productivo del país, con el fin de brindarle a la sociedad, la oportunidad de tener un pago justo por su trabajo, pero a su vez, contar con la certeza de producir bienes y servicios de buena calidad y un mejoramiento progresivo en el nivel de vida de los colombianos, sin necesidad de acudir al dañino asistencialismo oficial, recurso insidioso de la izquierda.
Finalmente, es importante la libertad económica ofrecida por el Estado, pues un balance adecuado entre los sectores de producción privados y oficiales, tanto de gestión, innovacióncomo de desarrollo de producción es un factor determinante, en las políticas económicas proyectadas.
A su vez, el Estado no puede convertirse en administrador omnímodo de las fuentes productivas privadas de un país, como lo pretenden las reformas propuestas por el gobierno de Petro.
Con razón, Smith afirma: «Es una grandísima impertinencia y presunción de reyezuelos y ministros el pretender vigilar la economía privada de los ciudadanos y restringir sus gastos.»
Los gobiernos deben tener dentro de sus planes económicos, programas específicos para el estímulo de los inversionistas, no sólo a nivel nacional sino también a nivel internacional, con políticas de beneficio mutuo, que se vean reflejadas en el mejoramiento del nivel de vida, de sus connacionales.
En Europa, países con gobiernos de corte socialista, a diferencia de los países latinoamericanos regidos por gobiernos de izquierda, han reconsiderado viejos y anacrónicos postulados marxistas, entendiendo que, en el mundo moderno, con economías fundamentadas en la ley de la oferta y la demanda, donde la producción, distribución, comercialización y consumos de bienes y servicios, como parte de los agentes de una economía sana, deben estimular el motor productivo, lo cual se verá reflejado en el mejoramiento continuo de las condiciones de la población, que conforman la fuerza laboral y productiva de la nación.
Colombia y sus instituciones democráticas, no deben aceptar reformas gubernamentales, que produzcan el incremento de las necesidades de la población, como mezquina estrategia de la izquierda, para lograr de esta manera, su permanencia en el poder y la administración sectaria, populista y engañosa, de los recursos que les pertenecen a todos los colombianos, y no solo a un sector político determinado.