Por: Jorge Enrique Pava Quiceno
Mientras el alcalde de Manizales, Jorge Eduardo Rojas, rinde cuentas y presenta un balance donde claramente se aprecia la recuperación de la ciudad y los resultados de haberle puesto coto a tanto desafuero y desvergüenza que heredó de la administración pasada, Carlos Mario Marín, el infausto personaje que asoló el municipio hasta llevarlo a un estado de postración aterrador, hace alarde del nombre de Manizales y posa como su representante ante una universidad seria como la de Cambridge que, muy seguramente, cayó en sus redes y es víctima de su mitomanía.
La fecha de la foto y el video que descaradamente sube a las redes sociales el presunto delincuente Carlos Mario Marín, no está clara, pero sí la de su publicación actual, lo que significa un engaño y representa un descaro sin precedentes. Tiene que ser uno muy desvergonzado para fungir de delegado de la ciudad que saqueó y destruyó, y muy indelicado para alardear públicamente de esa desvergüenza.
¿Por qué no publica más bien que está acusado del delito de prevaricato por acción a título de dolo; que en el momento se encuentra en suspenso la audiencia preparatoria del juicio oral en su contra; y que podría pagar entre 4 y nueve años de cárcel? ¿Por qué no le cuenta a la Universidad que su presencia allí es más una especie de “exilio” que obedece, no a un propósito de preparación académica, sino a una fuga por la imposibilidad de mirar a los ojos a sus coterráneos ante la acumulación de desmanes cometidos? ¡Esto no tiene presentación! Manizales no merece este karma.
Lo sufrimos cuatro años en los cuales los entes de control guardaron un silencio cómplice, y hoy Marín alardea sin reatos de su riqueza, que es directamente proporcional a la pobreza que le generó a la ciudad. ¿Hasta cuándo lo tendremos que soportar entonces? Me había hecho el propósito de no mencionar más a este personaje, pues fueron muchas la denuncias que realicé durante su período, y muchas las que Contraloría y Procuraduría supieron esconder y enredar en sus escritorios.
Pero es imposible guardar silencio ante el eventual daño que le puede ocasionar a Manizales un individuo tan indelicado, cuando pretende seguir actuando a nombre nuestro.
¡Qué vergüenza, por Dios, que siquiera se sospeche que institucionalmente Manizales le da representación a este sujeto! ¡Qué ignominia la que sufre nuestra ciudad cuando un individuo de esta calaña se hace pasar como su vocero! ¡Qué desprestigio que siquiera se intuya que nuestro municipio sigue en las manos de alguien tan nefasto! Manizales sufrió el irrespeto de Carlos Mario Marín desde su período como concejal y el saqueo durante su alcaldía.
¡No más, por favor! ¡Déjenos descansar, hombre, que ya tenemos un alcalde demostrando cómo hacer las cosas bien! No nos siga insultando con sus actos de perversión. ¿Qué pretende con su descaro?