Por: Fernando Torres Mejía
¿Cuándo Petro pedirá perdón por los crímenes del grupo guerrillero M-19 al cual perteneció?, la lista es larga y la encabeza la cruenta toma al Palacio de Justicia.
Pero no, él continúa en campaña, se le olvidó que infortunadamente para los colombianos ostenta el cargo de primer mandatario, por eso no hay semana que interrumpa la franja de televisión “Prime-Time” para su discurso venenoso, con resentimiento, que ya es “paisaje”. Unos refritos en los cuales siempre habla de lo mismo, que entre otras cosas no sabe más que inventar y decir, solo menciona a los muertos y crímenes causados por paramilitares, por las fuerzas militares, pero claro, nunca menciona los que perpetraron sus grandes amigos de las Farc, ni mucho menos los que él y su grupo de terrorista del M-19 causaron, que incluyen inocentes asesinados y algunos quemados vivos como sucedió en el Palacio de Justicia.
Continua con esos discursos culpando a los militares de recibir medallas por matar. También asegura que no siente rencor, odio, ni venganza, pero a toda hora busca que el pueblo se subleve contra los que llama “blanquitos ricos”quienes fueron los que dieron la orden de llevar a cabo genocidios, patrocinar el exterminio, cuando él hizo parte del grupo guerrillero que se alió con uno de los peores delincuentes que tuvo el país, para asesinar a magistrados y gente inocente. Y digo uno de los peores criminales, porque acá nos toca recordar al Mono Jojoy, Tirofijo, Iván Márquez, Timochenko, Lozada (Tornillo), Raúl Reyes, entre muchos otros. No, Petro ¿cómo pretende hablar de “Colombia, potencia de la vida” cuando usted es el principal promotor del odio, el resentimiento y la violencia?
Dice “no siento en mi corazón la necesidad de ninguna venganza”, pero asevera y se pregunta, “militares y policías que por un ascenso, que por una estrella, que por una bonificación, que por un pollo frito mataban a la juventud, pero es que el problema que se buscaba no era cambiar regalos militares por muertos, el objetivo real era cambiar votos por muertos, ¿cómo es que se pueda votar por matar?, ¿cómo es que se puede aplaudir la muerte sistemática?, ¿cómo es que se pueda hacer presidente al que más mate al que más violencia prometa, al que más barbarie establezca?, porque se aspiraba a dar una nueva lección y entre más muertos hubiera, entre más jóvenes uniformados con botas se mostrara en las pantallas de televisión en donde los periodistas no preguntaban ¿por qué?, sino que sacaban la foto, se tenían más votos, se aplaudía más duro y se elegía al que más mataba”, señor Petro, así no se reconcilia un país, así no se despolariza, así no se logra un diálogo ni un acuerdo nacional.
Insiste y se pregunta, ¿Quién mató al señor Carlos Pizarro?, ¿por qué querían matar a Petro?
Y asegura, “nosotros sabemos quiénes son los responsables”, entonces si lo sabe, ¿por qué no los denuncia? Y continúa diciendo, ¿por qué querían hacer trisas la paz?”. En fin, la verdad, son discursos llenos de incoherencias, a tal punto que no se entiende qué es lo que realmente quiere decir, pero también produce desconcierto cuando sin rubor alguno manifiesta “aprendimos qué es la democracia y dejamos a tiempo las armas” pero eso no lo excluye de su responsabilidad y la crueldad de sus crímenes cometidos junto con sus compañeros de la guerrilla.
Para que no quede ninguna duda sobre su forma de pensar y actuar, hay que observar lo que en un mismo día de esta semana dijo en Bogotá, en el Tambo y en Popayán: “Es que se está conspirando contra mi Gobierno, lo quieren tumbar y peor aún es que se está haciendo con la mentira, se está construyendo con la falsedad, se está construyendo con la felonía y se les olvida que el pueblo colombiano como un 9 de abril en el pasado o como un 19 de abril en el pasado no lo va a permitir”.No, Petro, deje ya la cantaleta. No amenace con el cuento de que el pueblo va a defenderlo. Por el contrario, si fuera cierto, que van a deponerlo, todos estaríamos agradecidos.
Usted y su Vice se dedicaron a vivir sabroso, viajando por todo el mundo, incumpliendo lo que prometieron. Sus reales intenciones son someternos a un régimen como el Cubano, el Nicaragüense o tal vez el Venezolano. No siga en campaña, dedíquese a gobernar, no con trinos y discursos. De lo contrario, el mismo pueblo se encargará de tumbarlo. Lo que ocurrió en el coliseo cubierto del Campus Deportivo de la Universidad del Cauca, en Popayán, donde a la señora Márquez le gritaban ¡fuera!, ¡fuera!, debería preocuparlo.
Usted está buscando mostrar como inocentes a los asesinos, ataca a las clases media y alta para que el odio aumente. Usted y su círculo cercano lanzan comentarios como “El periodismo de la Revista Semana es tan peligroso que puede incitar no solamente a la violencia sino al asesinato sistemático de indígenas y de jóvenes de la primera línea, de hecho esa revista tuvo mucho que ver con esos acontecimientos porque incitó a una parte de la población a través de sus mentiras y sus montajes a que asesinaran colombianos tanto en el estallido social como en muchísimas otras ocasiones con sus portadas llenas de injurias y calumnias”.
No, Petro, no haga politiquería con las víctimas, ni con el pueblo ingenuo que cree en usted, que lo aplaude al escucharlo decir “a mí me harta el poder”. Por más de 20 años buscó llegar a la presidencia para ostentar el poder que ahora “no le gusta” porque la casa de Nariño es lúgubre y fría, y además no quiere “ser un viejo adicto al poder”. Dice que quiere dedicarse a escribir. Por cierto, si es eso lo que quiere hacer, esperamos que, con nombres propios, denuncie quién o quiénes se dedicaron a Cambiar muertos por votos