Por: Juan Daniel Giraldo
No soy amigo de generar polémicas, siempre he pensando que la institucionalidad debe primar por encima del bienestar particular, y por ello participar o tomar parte en polémicas por el mero hecho de llamar la atención o querer hacer parte de una discusión solo alimenta la crisis, en vez de generar soluciones efectivas para ello. Quizás esa es la razón por la que pretender proponer soluciones a la crisis genere muchas veces más enemigos que amigos.
‘Allá te Espero’, esa frase con la cual una novela colombiana retrató el drama de los indocumentados en el extranjero, que con ganas de vivir el ‘American Dream’ dejan sus profesiones, familia y demás por querer alcanzar un sueño: la estabilidad o la riqueza económica. Pero se les vuelve un drama en muchos de los casos. Terminan vinculados en redes de tratas de personas, esclavizados con sus pasaportes por personas que se lucran de ellos de la forma más inhumana posible. El verdadero desarraigo, me dijo alguna vez un profesor, se siente cuando se está de extranjero en tierra lejana. Allá, donde el Estado madre no puede tener más manos que las de la de su consulado, embajada o agregaduría, uno es literalmente, nadie.
Y hago mención de ello porque es precisamente lo puede estar sucediendo desde hace algunos años. Desde que comenzó la desmoralización de las fuerzas militares por parte de cierto gobierno amigo de la Paz, muchos soldados y militares que aún no alcanzaban el uso del retiro digno, luego de ser formados en operaciones especiales, como comandos, lanceros, al mejor estilo de los Rambos latinoamericanos modernos, no encontraron las suficiente estabilidad en sus fuerzas militares, ya sea por temas salariales o alguna otra razón, totalmente aceptable (más no compartible), y optaron por retirarse de las filas, ya sea por voluntad propia o por decisión discrecional del mando.
Y ahí es donde comienza la historia: llegan a oídos de estos ‘lanzas y comandos’, muchachos la mayoría de bien, con una psiquis entrenada para operar en las condiciones más adversas, para enfrentar una lucha sin cuartel contra un enemigo terrorista, narcotraficante y que usa todos los medios de lucha a su alcance para lograr su objetivo, sentados en sus habitaciones y sus hogares sin saber qué hacer o como seguir sosteniendo con cierta dignidad a sus familias, ofertas salidas de cuentos de hadas.
‘Si es militar o policía retirado, y con entrenamiento, firme un contrato de trabajo con nosotros, en Dubai o Arabia, nosotros pagamos los pasajes y durante 5 o 10 años trabajando puede ganarse 100 o más veces lo que durante toda su carrera hubiera podido recoger como salario’. El ‘American Dream’ militar tomó forma.
A simple vista esta oferta de trabajo es no sólo atractiva sino la oferta del milenio para estos muchachos, humildes en su mayoría, podían mejorar su calidad de vida y sus familias. Y muchos lo hicieron. No tengo cifras ni datos al momento, (que entre otras espero la presidencia de la República si las tenga) de cuántos policías y militares sin hacer uso del retiro digno, sin haber llegado a completar su asignación final, capacitados en las escuelas de lanceros, CENOP y otros, se retiraron y emigraron a engrosar esas filas. Tampoco tengo conocimiento, porque la respuesta del alto gobierno es que es imposible saber en qué condiciones o qué hacen nuestros compatriotas en otros países, saber las condiciones en las que se encuentran y las funciones qué estas personas FORMADAS POR EL ESTADO COLOMBIANO Y PERTENECIENTES A LA RESERVA ACTIVA DEL PAÍS.
El resultado de este laissez faire, laissez passer no puede tener un resultado más peligroso para la diplomacia colombiana y para nuestras FFMM. Antes de continuar también recordaré, sin dar mayores detalles, un suceso: Yair Klein. Todos sabemos qué significa ese nombre en la historia reciente de nuestro país.
Pretender ahora pasar de agache y no asumir responsabilidades por falta de control del personal que se ha capacitado para enfrentar esta guerra infame, con lo sucedido en Haití. Apoyar fakes news tratando de desvirtuar un hecho que claramente debemos analizar, aprender y corregir, como es el hecho que 25 ex militares colombianos estuvieran involucrados (ojo digo involucrados porque hasta tanto las investigaciones demuestren la verdad de los hechos no me atreveré a condenarlos), que hacen o hicieron parte de la reserva activa de sus fuerzas, no es más que un llamado a hacer un alto en el camino y pensar exactamente cuál es el control y el seguimiento que le debemos hacer a este fenómeno migratorio.
No quiero ni imaginar que tengamos algún ser de estos, con su mente trastornada, rondando el mundo, y queriendo convertirse en otro Yair Klein. No podemos asumir que esa sea una responsabilidad individual, porque es el Estado quien los forma y los capacita, y es quien debe velar por su Bienestar y cuidarlos como los héroes que son y qué deben ser.
Hago un llamado a la sensatez, pero a no callar y no admitir que debemos hacer ya una revisión y mejorar no solo la calidad de estos ‘comandos’ actualmente formados, sino mantener oídos abiertos y ojos despiertos a todos estos compatriotas nuestros que se encuentran enfilando esas filas de ejércitos y compañías privadas. Bajo qué condiciones y bajo qué funciones se encuentran atendiendo estas responsabilidades.
Qué nunca se nos olvide: que el poder genera responsabilidades!