Por: Andrés Villota
La perversa contribución de John Maynard Keynes para la creación del modelo económico esclavista del Nuevo Orden Mundial, en contra de todos los postulados del liberalismo económico clásico, vigentes hasta la crisis de confianza del Crack de 1929, fue inventarse que el Estado debía gastar de manera exponencial e inútil para crear una demanda artificial que activara una economía nacional, devastada por alguna tragedia prefabricada o una crisis de confianza inducida.
Gastar mucho exige, también, debilitar a las monedas nacionales para crear pobreza y miseria que hace necesaria la presencia del Estado en la actividad de los particularespara “salvarlos” de la pobreza y de la miseria con unos derechos creados de manera artificial que bautizaron como“justicia social”.
Eva Perón, una diva justiciera social Dior, se inventó que para cada necesidad debía de existir un derecho. Derechos que favorecen, solo, a una minoría supremacista y promuevela desaparición de la libertad del mercado y de la actividad económica en su conjunto, por culpa de la aparición forzada de la intervención del Estado para garantizar la creación e implementación de privilegios disfrazados de derechos.
Esa omnipresencia del Estado en la actividad económica de la sociedad, a través de la hiperregulación de los mercados, del cobro desmesurado de impuestos, de la inmovilidad de los capitales y de la prohibición expresa de producir oinvertir, crea distorsiones y vacíos en la libre competencia, en la propiedad privada y en la eficiencia en la asignación de los recursos de los mercados, que genera inequidad y desigualdad, por ende, pobreza y miseria.
El discurso comunista de la plusvalía sirvió, perfecto, para echar culpas y salvar responsabilidades. Se inventaron que la pobreza y la miseria no la causaba el Estado con su intromisión indeseable y su gasto público inútil, sino que eran los ricos, los oligarcas, los que le robaban el ingreso a los trabajadores y, por eso, la gente se volvía pobre.
A los sindicatos, usados para mostrar a los trabajadores cómo victimas de los empresarios, el Estado, los volvió intocables para promover huelgas y protestas, pisotear los derechos de los que sí trabajan, sabotear la actividad corporativa y hacer demandas laborales irracionales, que contribuyen a destruir el tejido empresarial y a precipitar la debacle económica, creando desempleo, hambre, desolacióny muerte.
El Estado aparece, entonces, como la tabla de salvación de los pobres que el mismo Estado creó, convirtiéndolos en siervos de gleba de los señores feudales de turno. En nombre de la justicia social, de los marginados, de los menos favorecidos, de los descamisados, entonces, el Estado le robaparte del ingreso a los que trabajan y producen, para redistribuir la riqueza, como en la Parábola de la Tostada y la Mermelada.
Contra toda evidencia, los sindicatos, le hacen repetir a sus miembros que el empresario los explota y los roba, aunque en el comprobante de pago que le entregan, cada mes, claramente, aparece que el empresario le entregó completo su salario al trabajador y que fue el Estado y el sindicato el que le robó una parte significativa de su ingreso. El Estado y el sindicato son los ladrones, el empresario nunca lo ha sido.
El Estado, ha sido el ladrón que le ha quitado el ingreso a los trabajadores a través de los impuestos, las multas, las licencias, las sobretasas, los peajes, los aranceles, las patentes, los permisos y todas las formas de expolio que haninventado y adaptado a los tiempos, los políticos y los burócratas, para saquear y quedarse con la riqueza del pueblo.
Para tener muchos billetes, que puedan pagarlo todo, y aumentar el gasto sin límites, porque lo que recaudan en tributos se lo queda la minoría supremacista y lo guarda en sus cuentas personales en algún paraíso fiscal o en alguna caleta que custodia Laura y su esposo, le quitaron el respaldo en oro a las monedas nacionales que amarraba y limitaba, la emisión de billetes, a la existencia física de oro.
Eso trajo como consecuencia que, el límite para emitir monedas nacionales, es la capacidad instalada de la máquina para imprimir los billetes, creando inflación. La inflación esel síntoma mortal que produce, el veneno de la emisión de moneda sin respaldo.
Si hay muchas papas o muchos huevos, una oferta muy grande de algún producto, su precio tiende a caer por la elemental Ley de la Oferta y la Demanda. Si hay muchos, muchísimos billetes en una economía, el valor de la moneda cae, por ende, con un mismo billete, cada vez se puede comprar menos cosas.
Esa es la inflación, la emisión desaforada de billetes sin respaldo que, por no estar soportada su emisión en oro, convierte a los precios en el mecanismo de ajuste entre los pocos bienes y servicios de una economía, y la masa monetaria gigante que tuvo que imprimir el Estado para pagar todo lo que no puede pagar con los impuestos.
La misión de Edwin Kemmerer en Colombia, fue enseñarle a los burócratas a usar la inflación cómo un arma de destrucción masiva de la economía. El Partido Nacional Socialista Obrero Alemán (NAZI), que gran coincidencia, fabricó millones de libras esterlinas para inyectarlas en la economía británica con el objetivo de hacer colapsar a la economía de su enemigo.
Gracias a eso, le pusieron a Kemmerer el apodo del “Money Doctor”, porque fue un alquimista moderno que le dio a simples pedazos de papel, el mismo valor de los lingotes de oro. De ahí, el nombre de moneda fiduciaria (trust), porque la gente confía que un pedazo de papel vale algo que, en la realidad, no vale nada.
El Presupuesto General de Colombia para el año 2024, es una cifra inmensa, ciento treinta mil millones de dólares (USD$130.000’000.000,oo) que se gasta, el 80% en funcionamiento y pago de la deuda, y tan solo se destina el 20% para la “inversión social”.
El Estado, para que pueda realizar la inversión social, el nombre de la función que se inventaron que debía realizar, para invertir $20 pesos, tiene que gastar $80 pesos. Dicho de una manera coloquial, es más caro el collar que el perro o cuesta más caro el caldo que los huevos. Una aberración total.
Luis Carlos Reyes, director de la Dirección de Impuestos y Aduanas Nacionales de Colombia (DIAN), dijo, orgulloso,que el recaudo tributario en Colombia había crecido como porcentaje del PIB, en el año 2023, llegando al 21,7%, en comparación con el año 2022, cuando estuvo a niveles del 19,7%.
Aumentó el recaudo pero el Estado colombiano no tiene para pagar los derechos para ser la sede de los Juegos Panamericanos, ni le dio la plata que le había prometido a la Liga Femenina de Fútbol, ni tiene los recursos para transferirle a las EPS que, fruto del desespero, se han visto obligadas a empezar procesos ejecutivos en contra de los desempleados que no han podido seguir haciendo sus aportes.
La forma en la que dilapida los recursos públicos, Gustavo Petro y Verónica Alcocer, es tan absurda, exuberante y descarada, que ha logrado que sean comparados con parejas míticas cómo la de Bonnie y Clyde o la de Juan Domingo y Eva o la de Ferdinand e Imelda o la de Ernesto y Jacquin o la de Néstor y Cristina o la de Nicolás y Cilia o la de Juan Manuel y María Clemencia.
Esa dinámica de despilfarro, ha servido para demostrarle a los colombianos que no es necesario pagar impuestos porque la actividad del Estado es inútil e innecesaria y porque la intromisión del Estado en la economía, produce todos los efectos contrarios a los esperados.
Ha servido, también, para mostrarle a los contribuyentes que todo lo que les quita el Estado, es para financiar a la escoria del mercado laboral colombiano, a todos los que no fueron tenidos en cuenta por las empresas productivas por tratarsede incompetentes, drogadictos, ignorantes, perdedores, mediocres o fracasados. Convirtieron al Estado en el empleador de todos los inempleables.
La historia demuestra que, el momento de mayor riqueza y bienestar de los colombianos, fue cuando existía la libertad económica plena, el peso colombiano estaba respaldado en oro y, lo más importante, el Estado era microscópico, casiinvisible y no se entrometía en la actividad económica de la sociedad.
Procolombia, por ejemplo, debe desaparecer porque su actividad está muy lejos de promover las exportaciones de los empresarios colombianos y su función real es la de proveer servicios de escorts a la Primera Dama.
A este ritmo de gasto público improductivo, antes de que se vaya Gustavo Petro y Verónica Alcocer de la Casa de Nariño, la economía colombiana va a colapsar. El objetivo central del caos planificado. Y cuando eso pase, los lazos de dependencia de los colombianos con el Estado, serán imposibles de cortar. La esclavitud será total.