Por: Diana Perafán
Los caucanos que trabajamos por nuestra región y que necesitamos que se mejoren y amplíen las oportunidades de trabajo y empleos, no podemos aceptar los ataques a la empresa privada que invierte en este departamento generando empleo para miles de familias.
Después de casi transcurrido dos años de pandemia, donde hemos padecido hambre, bloqueos, paros, arremetidas de vándalos contra la infraestructura pública y privada de nuestras ciudades, lo mínimo que uno espera es que hayan personas o determinados sectores invocando y promoviendo insurrecciones con intereses particulares sobre el interés general que nos debe interesar a todos en pro de la generación de empleo y desarrollo para nuestra región.
En los últimos dos meses hemos victo arreciar ataques e invasiones contra predios de la empresa Smurfit Kappa (cartón Colombia) en el municipio de Cajibío, empresa que genera cientos de empleos directos e indirectos, en un departamento donde el capital privado no invierte por los temores que generan los grande problemas de orden público y los ataques de la organización CRIC y ACIN sobre todo en el norte del departamento.
La semana pasada también se presentaron invasiones a otro predio en la vereda Lame al norte de Popayán, estas acciones generan inestabilidad e inseguridad en la ciudadanía y sobre todo en los inversionistas que deciden migrar a otro departamento donde se respete la propiedad privada y no se generen problemas de orden público que atenten contra la integridad humana de sus propietarios y contra la infraestructura construida con enorme esfuerzo.
No se puede negar que en nuestro país y en especial en nuestro departamento, se hace necesario realizar una reforma agraria donde el Estado mire con ojos de inversión la producción de los productos que podamos producir, eso es una urgencia manifiesta que no da espera, pero no es invadiendo la propiedad privada como se logra que el ejecutivo mire a hacia nuestra región para dar soluciones a estas grades problemáticas sociales.
Me camino este departamento de norte a sur y de este a oeste, y logro ver como en unas regiones veo a colonos, negros e indígenas trabajando la tierra en paz y con ánimos de salir a delante así no tengamos vías terciarias que es una de nuestras grandes problemas de movilidad rural, pero también vemos especialmente en el norte del cauca, una gran cantidad de tierras que los diferentes gobiernos le han dado a comunidades indígenas a través del consejo regional indígena del cauca (CRIC) pero desafortunadamente, los comuneros o familias indígenas con más de cuatro y cinco hijos, sólo le dan un espacio inferior para vivir o construir una casa de barro y bahareque, luego que los subsidios de vivienda que ha dado el Estado para mejoramiento de vivienda rural, nunca llega a los comuneros pero sí a la dirigencia indígena que sabe muy bien como desaparecerlos.
Pido a la contraloría, fiscalía y a todas las ías, que se indague sobre todos estos recursos girados en vigencias anteriores y que las tierras que han dado para los indígenas, se le entregue de verdad a los comuneros y no que a través de gobernadores y consejeros, se le arriende a terceros para realizar usufructo de estos terrenos que son para que los comuneros puedan trabajar la tierra en agricultura o ganadería y así poder contar con la seguridad alimentaria necesaria para todos los miembros de sus familias.
Últimamente hemos visto una descomunal mendicidad de miembros de comunidades indígenas especialmente Emberas en muchas ciudades de Colombia, y hasta en ciudades muy alejadas de sus propios territorios, en Popayán hay más de 130 miembros de la comunidad embera mendigando en las calles y este número va en aumento, no sabemos que ha estado haciendo la organización nacional indígena de Colombia (ONIC) para frenar el éxodo de las comunidades indígenas de sus territorios o de buscar soluciones con los alcaldes en los municipios donde se presenta esta situación de vulnerabilidad a los derechos de esta población.
Diana Perafan Hurtado
Líder Cauca