Por: Laura Pinzón
“Reconocer la labor patriótica de la Fuerza Pública es un aporte a la verdad para la memoria histórica”, esta es una de las frases que mejor recoge el anhelo de los soldados y policías que han sido víctimas de los grupos armados a lo largo de los años, la cual se plasma en el libro ‘Aporte a la Verdad: Contexto de la Fuerza Pública para la Memoria Histórica’.
Suena escalofriante pero durante más de 50 años, 332.372 militares y 70.980 policías han sido víctimas de asesinatos, atentados terroristas, minas antipersonales, violaciones, desapariciones forzadas, secuestro, entre otros. Sin embargo, es aún más difícil ver que lastimosamente el reconocimiento de nuestros héroes y sus acciones a través de los años se va olvidando ¿Por qué? Se ha decidido privilegiar a sus victimarios.
Pues, desde el Acuerdo de la Habana quienes han amputado, silenciado y masacrado la misión de nuestros soldados y policías, han recibido el título de senadores y líderes sociales. Que injustas, que injustas han sido las imposiciones de los enemigos de la patria que, aún sabiendo que la democracia reposa en los hombros de nuestras instituciones, decidieron marginarlos y rechazarlos históricamente.
Definitivamente el que es, no deja de ser y, aunque estos ahora llamados políticos intenten construir una fachada de paz, lo que se demuestra con este tipo de “entregas a la verdad” es que, sus responsables siguen cobijados por la laxa justicia, por un organismo judicial que ampara al bandido y denigra al soldado.
Sin embargo, estoy segura que a muchos colombianos no se nos podrá vender la falacia de arrepentimiento y reconocimiento de la verdad. Al menos (y hablo por mí), quienes merecen ser reconocidos con dignidad, privilegios y un legado histórico de valentía deben ser a nuestros soldados y policías víctimas, a esos 403.352 y a los cientos que siguen integrando las filas de nuestras Fuerzas, pues hoy como siempre, su obligación moral se viste de pixelado y con ello, encierra los objetivos comunes para la construcción de nuestra Colombia.
Que no se nos olvide que la senda de nuestras Fuerzas Armadas y de policía, es un camino de servicio que está lleno de sacrificios, de luchas, de alianzas, de victorias y de colombianos (muchas veces anónimos) que dieron, dan y están dispuestos a poder brindar su vida incluso, para velar por la libertad de la tierra que nos ha visto nacer, que es nuestro hogar, que guarda las tumbas de nuestros mayores, que protege nuestras creencias y permite la realización de nuestros sueños.