En tareas y trabajo de campo en la zona del Urabá antioqueño Cordobés y chocoano, zona de donde soy oriundo y conozco desde niño, me ha tocado seguir de cerca el plan terrorista o plan pistola ordenado por la jefatura de los urabeños principalmente en Córdoba y Antioquia, actos de terrorismo absolutamente detestables, como en los tiempos del narco Pablo Escobar Gaviria, que con su arrogancia y prepotencia quiso arrodillar al Estado y, a sus instituciones lo que lógicamente lo llevó a su acabose total, ya conocemos como terminó y como terminan esas carreras del terrorismo enceguecido y sin conciencia contra Colombia, su gente y sus instituciones.
La comandancia del grupo armado ilegal urabeños o “Clan del Golfo” está conformada por unos primíparos sin ninguna concepción política e ideológica que medianamente los conmine a leer la historia del pasado reciente y, reflexionen sobre la barbaridad que están cometiendo contra miembros de la fuerza pública que cumplen unos deberes y obligaciones asignados por la institución castrense y enmarcado en la constitución política colombiana.
En camino a una vereda de Chigorodó nos topamos con un retén de los urabeños, no me quedé con las ganas de preguntarles el porqué del plan pistola contra policías indefensos ya, que hasta a sus propias casas habían ido a asesinar a varios de ellos, la respuesta fue “que como el presidente Iván Duque había ordenado dar de baja a la comandancia de los urabeños, ellos en respuesta le iban a salir a delante matando a cuanto policía vieran por ahí” lo que no saben los miembros de esta estructura armada, es que ninguno de los policías de las áreas donde están persiguiendo y cazando a los jefes del denominado “clan del golfo” ninguno de ellos pertenece siquiera a los distritos de los tres principales departamentos donde el clan del golfo tiene poder e influencia.
Todo el personal operativo que ejecuta las misiones de objetivos de alto valor, es manejado a otra instancia militar y policiva, donde ni siquiera los jefes de comandos de policía y brigadas se enteran de la ejecución de esas operaciones.
Al recorrer estas regiones, uno espera ver que las instituciones castrenses sean las que tengan el control y dominio total del orden público como era el anhelo de todos los campesinos, finqueros y pobladores de estos territorios, pero en realidad no es así, es más, el “clan del golfo” no necesita demostrar poder con un plan pistola contra miembros de la fuerza pública, ya que de verdad ellos son la ley y el orden en el noroccidente colombiano. Para la muestra un botón: en las salidas de las lanchas desde los puntos de zarpe de Turbo y Necoclí con pasajeros habituales de la región para pasar el golfo de Urabá de un lado a otro, o de extranjeros migrantes legales e ilegales sean de la nacionalidad que sean, son los miembros del Clan del Golfo los que tienen el total control de la llegada y salida de migrantes desde Colombia y hacia Panamá o centro américa, y la cosa es tan ordenada que hasta les han ordenado a los motoristas de las embarcaciones que deben portar todos los elementos de socorro al interior de las lanchas y, de la obligación de socorrer a otras embarcaciones que por alguna circunstancia presente una situación accidental o catastrófica que ponga en peligro la vida de los migrantes legales o ilegales.
Y suena terrible, pero muchos motoristas me dijeron que ahora que no está la policía en los puestos de control, funciona mejor la cosa ya que a ellos y, a los migrantes los vacunaban algunos policías de Turbo y Necoclí y, eso causaba más zozobra a los migrantes que a veces debían esperar que desde sus países de origen les consignaran para ellos pagar vacunas a cuanto coyote y policía se les topara en el camino para ellos seguir su travesía rumbo a los EE UU. Eso es triste e indignante.
Duele el asesinato de Luisa Fernanda Zuleta y su compañero Sergio Yepes Páez, quienes fueron víctimas de un ataque armado perpetrado por sicarios del clan del golfo en un barrio de Yarumal Antioquia, igual que nos duele el asesinato de los otros cuarenta miembros de la fuerza pública acribillados a mansalva por estructuras armadas de los urabeños; pero se hace necesario que la comandancia de la policía haga una reflexión o analice el estado y condiciones de tiempo modo y lugar donde fueron acribillados sus miembros.
Podemos darnos cuenta que muchos de los agentes asesinados, ni siquiera estaban siguiendo el manual de instrucciones para realizar un desplazamiento en zonas en conflicto. Muchos policías no están realizando funciones de seguridad y vigilancia, sino persecución a conductores y moto taxistas para imponer un comparendo, muchos de ellos con la malsana intención de pedir coimas o mordidas a conductores y, esa hambre por imponer un comparendo los pone en una vulnerabilidad que es aprovechada por sicarios de los urabeños y, así llevar a cabo su macabro plan pistola, muy seguramente vendrán muchas críticas por mis afirmaciones en este artículo, pero es mi obligación poner de manifiesto las cosas que comúnmente realizan agentes de policía que no buscan mantener la seguridad y vigilancia de una zona, sino perseguir a un infractor para poner un comparendo o pedir una mordida.
Ojalá en las escuelas de formación e instrucción de la policía, formen a mejores ciudadanos y mejores agentes del orden, muy seguramente la ciudadanía se volvería un policía más en aras de ayudar a mantener la seguridad y el orden, y no veríamos a tanto policía dando papaya siendo presa fácil de los sicarios del grupo armado ilegal clan del golfo.
El análisis de todo lo que ocurre en nuestras regiones, es bastante complejo y a veces lo motivan a uno a tomar partido sobre lo que más le conviene a la gente que vive en municipios como Tierralta, Apartadó, Turbo, Necoclí, Mutatá, Unguía, Capurganá o Lorica, en estos pueblos todo mundo debe pagar extorsión al grupo armado clan del golfo, extorsiones que se han incrementado en los últimos tres meses a ganaderos, comerciantes, finqueros y hasta la señora que vende chorizos en la esquina le toca pagar vacuna si quiere seguir trabajando, de lo contrario, debe entregar el puesto y el chuzo, pero eso no va a cambiar si mañana la comandancia del clan del golfo decide hacer una negociación o sometimiento con el gobierno entrante.
Ya que, si se va un grupo armado, al día siguiente habrá otra estructura que se encargará de toda la cadena del narcotráfico en su acopio, distribución y envíos de cargamentos dentro y fuera de Colombia. Preocupa el avance que están teniendo los autodenominados “COMANDOS DE FRONTERA” quienes hasta la fecha no se conoce como está conformada su estructura o línea de mando pero que su existencia es real y actúan en varios departamentos del país, lo cierto es que ellos mismos han dicho en las zonas donde tienen influencia, que a ellos sólo les interesa es el narcotráfico y no les interesa nada de política e ideología, sin embargo, ellos actúan como guerrillas y hacen control social en sus zonas de influencia.
Si los urabeños o “Clan del Golfo” llegasen a una negociación o sometimiento con el gobierno entrante, muy seguramente el espacio de esta estructura armada, lo tomarían los “comandos de frontera”, ya que la zona de Urabá es una de las más apetecidas por los grupos armados y desde luego sería una buena apuesta para los carteles mexicanos que están financiando en Colombia a los (comandos de frontera o Sinaloas) como también se hacen llamar en Putumayo donde tienen dominio en toda la zona cocalera de Puerto Guzmán, Leguízamo, Puerto Asís, Orito y zona limítrofe con Ecuador.
La incursión de otro grupo armado a estas zonas, muy seguramente traería más violencia, por eso creo que para mantener la paz de Antioquia. Córdoba y Chocó, es mejor que los Urabeños no negocien nada. Muy seguramente la comandancia que hoy está en el mando del clan del golfo, no esté dentro de seis o siete meses, serán dados de baja o capturados y extraditados, eso es morir en su ley, pero, aunque parezca cruel ya los pobladores de estas regiones se habituaron a convivir con ellos y, ante la ausencia del Estado y sus instituciones, bien valdría la pena que los gobiernos reflexionen sobre que han hecho mal hasta la fecha, para que se perpetúe la soberanía de los grupos armados ilegales por encima de las instituciones.
Mientras desde Bogotá, el gobierno central y el ahora designado ministro de educación Alejandro Gaviria, se preocupa más por darles enceguecida validez a las afirmaciones tendenciosas y falsas del curita de Francisco de Roux sobre la confrontación armada entre el Estado y grupos terroristas con su mal llamada comisión de la verdad que, en verdad es la comisión de la infamia.