Por: Fernando Torres Mejía
De acuerdo con la registraduría, el censo electoral de las pasadas elecciones fue de 38.819.90, de los cuales 20.031.855 correspondían a mujeres y 18.788.046 a hombres, quienes tuvieron la oportunidad de elegir, pero solo lo hicieron 18.413.467 es decir un 47%, lo que corrobora que seguimos siendo un país con un alto porcentaje de abstencionismo, en esta oportunidad no fue la excepción y dejaron de ejercer este derecho 20.406.434, es decir un 53%.
Los colombianos indecisos e indiferentes tienen la oportunidad de cambiar el rumbo y el futuro de nuestro país, que tiene un riesgo y una fuerte amenaza de la cual no podemos seguir siendo indiferentes, porque corremos el peligro de perder nuestra democracia, por un proyecto que promete “sueños” improbables que se puedan realizar y/o ejecutar, aunque afortunada y definitivamente las encuestas muestran que quien los está “liderando” llego a su techo como le ha sucedido en sus tres fallidas candidaturas.
Basta con revisar su programa de gobierno, para entender la magnitud del fracaso que se avecina, si se comete la torpeza de elegirlo como presidente, ni que decir de su fórmula vicepresidencial, a quien su odio y resentimiento, le arrebataron su humildad porque todo hay que decirlo y se lo debemos reconocer, pero su ego se ha crecido de tal forma que le opacaron esa sencillez que se debe tener cuando se logra superar las dificultades de la vida.
El decálogo de mentiras y falsas promesas con las que ha logrado convencer a sus electores, penetrando en sus ADN, a tal punto que cuando uno les pregunta ¿Por qué van a votar por él?, su respuesta es simple, “porque queremos un cambio” no tienen otro argumento y claro los gobiernos han sido los responsables de la corrupción de este país y la gente se cree el cuento qué se debe hacer, aunque las promesas que les presenten sean inviables como:
1. El Estado le daría empleo a todo el que lo pida.
● Implementar “un programa que proporcionará empleo con un salario básico para quienes no pueden encontrar trabajo de otra manera.
● Con 3.5 millones de desempleados, cualquier cifra que se les ofrezca es una utopía, pensar que se pueda ejecutar.
2. El Estado ayudaría con contratos, créditos y pensión a informales asociados.
● Para esto se requiere un banco del estado y está demostrado que el gobierno es un pésimo banquero y un pésimo administrador.
3. Una reforma tributaria
● Para que las 4.000 personas ricas del país, paguen más impuestos
● Gravar los dividendos y las ganancias ocasionales
Subir, el impuesto a los dividendos con tarifas progresivas, solo logrará desincentivar la inversión, tampoco está bien que sea obligatorio que las empresas repartan, al menos, el 70%, de sus utilidades como dividendo.
4. Eliminar el servicio militar obligatorio y el Esmad.
● Bajo el argumento de cambiar el servicio militar por un «servicio social para la paz», que implique otras actividades comunitarias, nada más irresponsable que implementar esta medida.
5. Crearía dos nuevos ministerios.
● El ministerio de Igualdad y de Industria (que se separaría del de Comercio, Industria y Turismo), para, según él, garantizarles a las mujeres “un ingreso mínimo básico por encima de la línea de pobreza”. En cuanto al Ministerio de Industria, su principal función sería coordinar el cambio económico que propone, enfocado en impulsar la producción nacional.
7. Reformar las ramas del Estado que no dependan del presidente.
· El programa sugiere sustituir al CNE por un Tribunal Electoral, “que garantice la total independencia del poder electoral de las demás ramas del poder público”, así como también plantea reformar la Procuraduría y la Contraloría para “eliminar la duplicidad de funciones y las grandes y costosas nóminas nacionales y territoriales”, y modificar el mecanismo de elección del Fiscal General.
Tenemos que hacer mucha pedagogía para orientar y convencer a los abstencionistas porque Nuestro futuro, democracia y libertad están en manos de 20 millones.