Por: Saúl Hernández Bolívar
¿Qué son 5.300 millones de devaluados pesos colombianos? Una bicoca: no llegan ni a millón y medio de dólares. Es decir, una nada frente al presupuesto de 21 billones de pesos del Distrito Especial de Bogotá en este aciago 2020, dos veces el presupuesto de Cali, Medellín, Barranquilla y Cartagena juntos.
Pues bien, eso es lo que se quiere malgastar Claudia López para repintar de color verde los buses azules que alimentan al Transmilenio. Son 583 buses que van a pintarse del color del partido de la alcaldesa a un costo de alrededor de 9 millones cada uno, con lo que se sostendría una familia de cinco personas durante un año completo.
Claro, ya salieron a decir que eso no provendrá de los impuestos sino de los operadores privados del sistema de transporte, como si hubiera almuerzo gratis. También se dice que el cambio de color lo pagaría Codensa, la electrificadora de la que el Distrito de Bogotá es socio mayoritario. Como quien dice, ese despilfarro saldrá de las tarifas de energía.
Otro claro caso de corrupción en Bogotá es el proyecto de construcción de un nuevo velódromo en pleno centro de la ciudad, a pesar de que hay dos (el Luis Carlos Galán y el Primero de Mayo) que no tienen mayor uso. Es tal la improvisación y la mala fe que pretenden dilapidar en ese embeleco 23.000 millones de pesos sin siquiera consultar a la Liga de Ciclismo, solo porque a alguien se le ocurrió que eso sirve como estímulo al uso de la bicicleta.
Ambos son disparates tan grandes como la propuesta de poner doce curules más en el Congreso de la República. Los mal llamados ‘Padres de la Patria’ están devengando 34.418.000 pesos mensuales. Digámoslo en letras redondas para que todos entiendan: treinta y cuatro millones y medio de pesos cada mes. Si consideramos que el salario mínimo mensual es de 877.803 pesos, eso significa que nuestros congresistas se embolsillan 39,2 salarios mínimos. Bueno, no es su culpa que el mínimo en Colombia esté tan bajito y no equivalga a 16 millones como el de Suiza. Solo en este 2020, nuestros legisladores tuvieron un aumento de un millón setecientos mil pesos, o sea casi dos mínimos.
Así, a ojo de buen cubero, el salario anual de esos nuevos doce senadores ascendería a unos 5.700 millones de pesos, porque ellos devengan 14 mesadas, incluyendo las primas. Más lo que cuestan sus unidades de trabajo legislativo a razón de 50 millones mensuales cada una, para un total de 7.200 millones al año. Y a esos casi 13.000 millones hay que sumarles camionetas, escoltas, teléfonos, oficinas, mobiliario, servicios públicos, centenares de tapabocas para esta pandemia y muchas otras arandelas. Sí, la democracia cuesta, pero no puede ser un barril sin fondo.
Es que, en vez de disminuir el Congreso, como se viene pidiendo hace años, cada vez se agranda más. No hace nada se añadieron las diez curules gratuitas —en votos— para los asesinos de las Farc, y dos más para la fórmula que perdiera las elecciones presidenciales. Y, adicionalmente, aun se exigen otros diez escaños dizque para las víctimas del conflicto. Todo un desperdicio doloroso de recursos si se considera la inutilidad de ese antro y la incompetencia e inmoralidad de la mayoría de sus integrantes, con el agravante de una crisis económica sin parangón y la debacle financiera que dejó el funesto gobierno de Santos, que duplicó en ocho años la deuda externa, alcanzando ya el 53,6% del PIB.
Sumando toda la ‘plata menuda’ que se malgasta en el país, se entiende por qué los recursos públicos no alcanzan para lo que verdaderamente se necesitan. Y algunos aprovechan el río revuelto para hacer ‘mingas indígenas’ o elevar solicitudes indignas como la que le hizo el tenebroso senador Petro al Parlamento Europeo, en el sentido de suspender el acuerdo comercial entre Colombia y la Unión Europea como castigo a «las graves violaciones de derechos humanos cometidas por las fuerzas de seguridad de Colombia».
Castigo el que merece Tornillo Lozada al imputarse el magicidio de Álvaro Gómez Hurtado. Aunque no les creamos a las Farc, es ignominioso que un autor confeso de delitos de lesa humanidad esté impune en un banco del Senado y goce de total inmunidad, lo que era el sueño dorado de Pablo Escobar.
OJO CON EL 22: «Aunque algunos de los mayores pensadores políticos del siglo XIX, como De Tocqueville y Lord Acton, nos advirtieron que socialismo significa esclavitud, hemos marchado constantemente en la dirección del socialismo»: Friedrich Hayek, Camino de Servidumbre.
@SaulHernandezB