Por: Fernando Torres Mejía
Los colombianos en su gran mayoría conocen y saben que al actual mandatario así lo niegue, le gusta el poder y se quiere aferrar a el, sea a nombre propio o por interpuesta persona, así mismo disfruta las confrontaciones y ni que decir de la polarización, ya sabemos que se desvive por ver el país en la confrontación sin importar las consecuencias que esto pueda traer ni mucho menos si terminamos en una guerra civil. No se nos puede olvidar que milito en la guerrilla del M-19, grupo que incendió, quemóvivos a magistrados y funcionarios del palacio de justicia, que se enfrentaron a las fuerzas militares, que secuestraron y asesinaron sin piedad a muchos colombianos.
De otra parte, es arrogante, prepotente, esquizofrénico y psicópata, a quien no le gusta que lo contradigan y quedo demostrado que quien lo haga, lo considera insubsistente, enemigo, traidor y es despedido como ha venido sucediendo con sus más experimentados y preparados funcionarios en su administración, en otras palabras, se cree un emperador tomando decisiones con aire dictatorial.
Cuando estamos frente a una persona con este tipo de personalidad, es imposible que entre en razón, además su maquiavélica forma de actuar, no le permite entender ni mucho menos aceptar que se está equivocando, para que cambie sus políticas y la manera de gobernar, ya que si el pueblo sale a marchar, es porque hay inconformidad, sus políticas no son bien recibidas, tiene que hacer los correctivos, pero Petro no cambiará porque es terco y obstinado.
Diferente es negociar o conversar con personalidades como Iván Duque o Wilson Ruizquienes claramente nos permiten ver la diferencia entre personas estructuradas, que entienden los peligros que puede correr el país, a tener un gobernante que no razona y que está dominado por el odio y el resentimiento.
Petro no quiere entender que los colombianos no están de acuerdo con sus reformas y menos como están planteadas, porque serían nefastas, entonces, él que hizo parte de la constituyente sabe que si bien es cierto hoy no se contempla la reelección, existen tres mecanismos o salidas para reelegirse, como lo son, un acto legislativo en el Congreso, el referendo y la asamblea nacional constituyente, para lo cual está buscando el camino para lograrlo.
En principio no hay ambiente en el Congreso para conseguir mediante un acto legislativo o cualquier otra maniobra apoyar esta “jugadita”, pero tampoco podríamos cantar victoria, pues los “honorables” congresistas se venden por un plato de lentejas y como está la situación económica, muchos quisieran asegurar su futuro y hombre, un pote de mermelada a estas alturas no cae mal; lo que sí es una realidad es que están buscando como lograr su continuidad, de hecho se especula que un grupo de abogados viene analizando la salida “legal” para poder reelegirlo, lo que sería fatal para lo poco que queda de democracia.
Recordemos que el inquilino de la Casa de Nariño, le viene solicitando o proponiendo a los 26 partidos que conforman el Pacto Histérico, perdón el Pacto Histórico, que se unan en una sola colectividad para que este nuevo partido continúe en el poder, o si no, que tal la perla que lanzo Francia Márquez, esta semana en la jornada latinoamericana y caribeña de integración de los pueblos en Brasil, donde manifestó que el proyecto político que trabaja junto al Presiente Gustavo Petro no se logra hacer en cuatro años, es decir, ya son varias las alertas que nos lo está advirtiendo.
Entonces de que sirven las marchas si se reparte mermelada en el Congreso, recinto donde se toman las decisiones, se aprueban las reformas y donde el pueblo no tiene injerencia, pero se les pide marchar para presionar a los congresistas para que no aprueben las medidas y reformas del gobierno, pero tristemente ya sabemos al final cómo actúan los “honorables” en este país.
Las marchas, por el contrario, podrían caldear los ánimos y terminar en confrontaciones como las ocurridas en el estallido social, aunque claro en esa oportunidad, fueron infiltradas por el ELN, ahora bien, no se trata de ser pesimista; pero es lamentable que los líderes y los políticos no reaccionen del letargo en que se encuentran y ojalá no sea demasiado tarde, porque a punta de marchas y de hashtags no se tumba ni a un edil de barrio, se necesitan ideas.
En varias columnas me he referido a que las marchas ante un gobierno como el actual, no son la solución ni corrige lo que se está generando, por lo cual en estas circunstancias, lo que realmente se necesita es un paro nacional indefinido, que todos lo apoyen sin reparar en los “daños” puntuales que tendrá la economía, que claro serán importante, pero pasajeros y no como lo que hoy estamos enfrentando y las consecuencias futuras donde las perdidas serán irreparables y se tardarán años para su recuperación. Voy a recibir críticas, me tildarán de Petrista que me equivoco e incluso algunos y dirán que estoy a favor de este gobierno, pero los invito a pensar y reflexionar porque las crisis hay que generarlas porque de estas siempre resultan oportunidades.
Preguntémonos, ¿cuál es la razón por la que no han subido el precio del ACPM?, porque los transportadores paralizan el país y eso traería consecuencias para la economía e implicaría pérdidas millonarias, pero vuelve y juega, qué es mejor ¿una perdida puntual o una permanente?, por eso el gobierno le teme a un paro, por lo que insisto que “marchar no es la solución”
PDT: “Mi abuelo era un hombre muy valiente, solo les tenía miedo a los idiotas. Le pregunté ¿por qué?, y me respondió: porque son muchos y al ser mayoría, eligen hasta al presidente”: Facundo Cabrales.
