Por: Andrés Villota
El 8 de marzo, mujeres que parecen hombres, por ser tan feas y poco femeninas, y hombres que parecen mujeres porque se disfrazan de mujeres, se reúnen en las calles de las principales ciudades del mundo para realizar marchas que degeneran en actos vandálicos, actos de terrorismo urbano y rituales de iniciación de alguna secta o logia satánica que les exige profanar algún templo o destruir algún monumento.
Esto es lo que se ve en los medios de comunicación tradicionales, pero lo que ocurre detrás de la narrativa de la equidad de genero, la inclusión y la discriminación positiva, es un sistema de limpieza social que dejó de ser impuesto para convertirse en algo voluntario, consentido y aceptado por la población objetivo del exterminio, el sueño dorado del creador del Nuevo Orden (Neuordnung).
Previamente, se hace un trabajo de identificación de la población objetivo de esa práctica execrable. Luis Guillermo Baptiste, por ejemplo, ha sido elegido cómo la mujer del año en Colombia, ante el aplauso de ese grupo objetivo que su baja capacidad intelectual, le permite creer y aceptar que un hombre disfrazado de mujer, es una mujer.
Otros, son los que se nutren de los contenidos de las redes sociales que, su bajo coeficiente intelectual, no les permite formarse un criterio informado sino, simplemente, repetir todo lo que les dice, por lo general, ese grupo de semis analfabetas que se autodenominan comediantes o creadores de contenido. Este proceso de identificación de los que consideran no aptos para reproducirse, es aplicado en todos los estamentos de la sociedad, aunque la financiación solo aplica para la población de los pobres más ignorantes y de las razas que consideran inferiores, los miembros de esa logia que gobierna al mundo.
El exterminio de los considerados inferiores, se define cómo ayuda humanitaria. Eugenesia voluntaria a gran escala, financiada con dineros públicos, a través de instituciones gubernamentales cómo USAID que, se demostró, era financiación disfrazada de ayuda humanitaria, hecha a través de oenegés como PROFAMILIA en Colombia.
PROFAMILIA es una oenegé mencionada por Juliana Jaramillo, investigadora del Banco de la República que ha trabajado en temas de natalidad. Atribuye a PROFAMILIA la caída de la natalidad en Colombia desde 1965. PROFAMILIA era financiada, en realidad, por los contribuyentes estadounidenses, a pesar de ser presentada su financiación, como actos de filantropía en países pobres subdesarrollados del Tercer Mundo, hechos por George Soros, Open Society Foundations y Planned Parenthood Federation of America
En la Planned Parenthood Federation of America se convirtió la American Birth Control League (Liga Estadounidense para el Control de la Natalidad), fundada por Margaret Sanger, madre y promotora de la eugenesia. «Si mencionas la palabra ‘eugenesia’, muchos la asocian con los Nazis y con el holocausto”, consumado por el nacional socialismo obrero alemán (Nazis), “pero eso es errado. De hecho, Hitler aprendió de lo que los estadounidenses (como Sanger) habían hecho», asegura Daniel Kevles, un historiador de la Universidad de Yale.
Dicho de otra manera, hoy en Colombia, con otro nombre y con otro concepto, ocurre lo mismo que en los campos en los que fueron exterminados los considerados inferiores por los Nazis y en Nueva York, en Harlem, con la castración de los negros pobres, considerados inferiores por Margareth Sanger y su movimiento genocida.
La sociedad permitió la resurrección de la obra de la sociópata, Sanger, que promueve el aborto de las mujeres consideradas como inferiores y la castración química de los niños más vulnerables y marginados, que pertenecen a los grupos sociales considerados como no aptos para reproducirse, según los postulados supremacistas de la logia que gobierna al mundo.
“Es mejor para todo el mundo si, en vez de esperar para ejecutar a los descendientes degenerados por algún crimen o dejarlos que se mueran de hambre por su imbecilidad, la sociedad puede prevenir que aquellos que son manifiestamente inaptos se reproduzcan…
Tres generaciones de imbéciles son suficientes”, dice el veredicto escrito por el juez Oliver Wendell Holmes, en mayo de 1927, legitimando la eugenesia, en un caso que llegó a la Corte Suprema y los jueces, tras considerar a una madre y su hija pobres, «débiles mentales» y «promiscuas», votaron 8 a 1 a favor de esterilizarlas. Dijeron que, no sólo era constitucional esterilizarlas sino que sería irresponsable no hacerlo. Los que salen a las calles a exigir este tipo de aberraciones, con la complicidad de los medios de comunicación tradicionales, que hacen parte del plan, son instrumentalizados para demostrar que las decisiones que toman, responden al clamor de la sociedad.
Se invirtió la toma de decisiones de arriba hacia abajo, por una de abajo hacia arriba. Vender el empoderamiento de la chusma, de los mantecos, de la gleba, para la ONU, era mucho más fácil para lograr ejercer el poder en las calles, que haciéndolo a través de las cabezas visibles de los Estados. Coincidió, además, que los líderes con perfil de estadistas, fueron reemplazados por una caterva de incompetentes, adictos, serviles y dóciles, idiotas fáciles de someter a la causa globalista.
Un ejemplo de la toma de decisiones desde abajo hacia arriba, ocurrió en Colombia, donde los magistrados de la Corte Constitucional, legalizaron el aborto hasta los seis meses de vida, para que lo pudiera financiar el Estado, y le exigen a todos los colegios, incluidos en los que estudian los más pobres, unos protocolos para facilitar la castración química de los niños, pertenecientes a las familias que, los magistrados en su infinita sabiduría, consideran no aptas para reproducirse.
Isabel Segovia Ospina, la actual secretaria de Educación de Bogotá, que se pinta las mechas de color fucsia para darle más credibilidad al personaje que interpreta, previamente, había sido la viceministra de Educación de Preescolar, Básica y Media de Colombia y se destacó por promover e implementar la gratuidad educativa. Hoy, en la ciudad de Bogotá, impuso de manera soterrada, la castración química de los niños más pobres, imponiendo unos protocolos en los colegios a los que, los más pobres, pueden asistir gratis, gracias a ella, para que los niños se vuelvan niñas y las niñas se vuelvan niños. Otro gran objetivo, diferente a la eugenesia voluntaria, es institucionalizar los crímenes de lesa humanidad, al legalizar, legitimar y naturalizar, la actividad de los pedófilos, violadores, abusadores, sátiros y sádicos. Lo hacen a través de burócratas pertenecientes a minorías supremacistas, como el ex ministro de Justicia de Colombia, Néstor Osuna, reconocido activista de la comunidad gay, que promovió, rayando en la obsesión, la despenalización del incesto (pedofilia) con el argumento que todo lo inmoral no puede ser considerado como un delito.
En medio de esta vorágine de crimen y perversión, para hacer frente a la judicialización y captura de estos criminales, la ONU promulgó el ocho de marzo, casualmente, una oda a la maldad y a la impunidad. Principios del 8 de marzo para un enfoque de derechos humanos en el derecho penal que proscribe conductas asociadas con la vida sexual, la reproducción, el consumo de drogas, el VIH, la falta de hogar y la pobreza, que busca, a todas luces, convertir estos crímenes en derechos humanos y conductas asociadas a manifestaciones de la vida privada de los criminales, que no deben, ni pueden, ser tipificados como delitos.
Los “Principios del 8 de marzo”, publicados el Día Internacional de la Mujer, son la interpretación que hace la ONU de los derechos humanos, para poder integrarlos al derecho penal, en una mezcolanza conceptual y un galimatías jurídico que pretende justificar los crímenes de lesa humanidad. El informe fue escrito por el Comité Internacional de Juristas (CIJ), ONUSIDA y la Oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos (ACNUDH).
El informe, parece respaldar, no solo la prostitución, sino la pornografía en línea, el proxenetismo, la trata de blancas y el mantenimiento de burdeles, pero, lo más importante, es que incluye aberraciones y crímenes de lesa humanidad, que pretenden ser naturalizados y legitimados para excluirlos de los códigos penales de las diferentes jurisdicciones de los países miembros de la ONU. Cito textual: “Tomar y actuar sobre decisiones sobre el propio cuerpo, la sexualidad y la reproducción, como por ejemplo sobre el embarazo; anticoncepción, incluida la anticoncepción de emergencia; atención integral del aborto; profilaxis de infecciones de transmisión sexual; atención/terapia de afirmación de género”.
“La ley penal no puede proscribir el aborto. El aborto debe quedar completamente fuera del alcance de la ley penal”. “La conducta sexual consentida, independientemente del tipo de actividad sexual, el sexo/género, la orientación sexual, la identidad de género o la expresión de género de las personas involucradas o su estado civil, no podrá ser penalizada en ninguna circunstancia”.
El que se oponga a estos designios perversos, es descalificado, censurado y condenado, acusado de promover un discurso de odio y acusado de ser racista, clasista, xenófobo, homofóbico, transfóbico o misógino. Se creó un facilitador para delinquir sin problema porque convirtieron a los criminales en especies protegidas, para que nunca tengan que responder por sus múltiples crímenes y no sean capturados y llevados a la cárcel.
Los miembros de esta secta oscura de genocidas, odian a líderes como los presidentes, Nayib Bukele, Javier Milei y Donald Trump, por haber acabado con la financiación estatal de estos crímenes, a los que degenerados intelectuales habían llegado a la aberración de calificarlos como “valores democráticos” que, obvio, tenían que ser pagados con recursos públicos y, por ende, no podían ser considerados como crímenes de lesa humanidad. Entonces, el ocho de marzo, definitivamente, no es, solamente, el desfile de unas mujeres horribles.