Por: Laura Pinzón
El liderazgo más que un alarde de reconocimiento representa una gran responsabilidad para quien lo posee. Actualmente vemos muchos que, gracias a la plataforma de visibilización que les brinda las redes sociales, se erigen como caudillos, buscando reunir intereses en común solamente para sacar beneficio propio, aún si esto representa mentir y, es que no hay profesión más deshonrosa que esta, la del mentiroso, pues se roba la verdad.
Recientemente, el senador Gustavo Petro desde su “trinchera de combate” -twitter- afirmó que las vacunas contra el COVID- 19 no servían. Sin embargo, 24 horas después dijo que “todos debíamos vacunarnos”. Esto lo hizo “clavarse sólo el cuchillo” dos veces, como mentiroso e incoherente. Sin duda, su pensamiento representa más que un tweet, un juicio que genera dentro de la opinión pública pensamientos que conllevarán a actuaciones irresponsables. Por supuesto, sabemos que, dentro de una sociedad justa, cada cual toma su decisión -en este caso si se vacuna o no- pero, sobre este “líder” pesa la responsabilidad de contribuir a un mejor desarrollo de ella.
Además, queda la duda de por qué este senador apeló a la falacia de que “estas no servían según recientes investigaciones” ¿Será que se refiere a los mismos estudios científicos irrisorios de la Abdala, la cual no tiene aprobación y ni una sola publicación oficial en revistas científicas? Tal ha sido el peligroso y falso juicio emitido por Petro, que incluso Andrés Vecino, investigador colombiano de la Universidad Johns Hopkins lo ha calificado como una “imprecisión grotesca” y, por otro lado, la actuación estratégica que tuvieron sus dos hijos en redes, los cuales publicaron situaciones contrarias a las de su padre justo después del bochornoso escándalo.
Las constantes mentiras que ha dicho Petro en su afán desesperado de crear confianza para las próximas elecciones, si son evidentes y no necesitan método científico para comprobarlo: Su pasado como guerrillero del M-19, el video con los fajos de dinero, el desastre que dejó como alcalde de Bogotá o, los vínculos con Hugo Chávez y la dictadura cubana, que le hizo incluso “el milagro de ser curado” en uno de sus viajes.
Bueno, no es sorprendente que un político con formación comunista actúe de esta manera, pues, la mentira y la manipulación a partir de sentimientos y desinformación es la bandera de su ideología ignorante ¿Recuerdan cómo se fue erigiendo Fidel Castro en Cuba como “el salvador”? Historias de la época como la que cuentan varios habitantes de la isla donde el ejército ingresaba a los colegios cuando ellos eran apenas unos niños y les hacían pedirle “leche con galletitas” a Dios, pero, estas nunca llegaban, en cambio cuando le hacían la misma súplica al dictador, por la puerta de cada salón llegaban uniformados con bandejas de plata cargando leche fresca y galletas horneadas…
Lo cierto es que no debemos darle más protagonismo a la mentira. Debemos mejor, ser conscientes del poder que tiene un mensaje, primero, de todos quienes tenemos acceso a la información y podemos emitir un juicio a través de las redes sociales y, segundo, viniendo de quienes ocupan posiciones de liderazgo, sin importar su posición política. Pues, antes que ser de derecha o de izquierda, se es un líder, se es un ciudadano. Bien decía José Martí ¡Que infamia de aquel que divide a un pueblo!