Por: Andrés Villota
Depeche Mode recomendó ocultar lo que se debía ocultar y solo contar lo que se debía contar. Esa era la lección aprendida después de que se multiplicaran los problemas por querer decir siempre la verdad. Sin embargo, contrario a la recomendación dada por Martin Lee Gore, en el mundo, a muchos no les importa meterse en problemas y decir toda la verdad sobre asuntos que se dieron por ciertos o válidos durante muchos años con base a información falsa, verdades a medias, mentiras verdaderas y a la acción de estafadores sociales con una audiencia cautiva de analfabetas funcionales, muy fáciles de engañar.
Carl Bildt, por ejemplo, ex primer ministro sueco y ex miembro de la Real Academia Sueca, entidad que otorga cada año el Premio Nobel, confesó la verdad sobre la entrega del Premio Nobel de Paz a Juan Manuel Santos, en una entrevista para la revista rusa Pravda. “En los premios Nobel y su adjudicación, la academia incurrió en el 2016 en el peor error de su historia, entregando el Nobel de Paz a Juan Manuel Santos, entonces presidente de Colombia, quien mintió al Comité, al mundo, defendiendo la impunidad de los agresores de los más preciados derechos de una sociedad”
En Chile, el comunista Rodrigo Rojas Vade se inventó que tenía cáncer como una estrategia para ser elegido en la Convención Constituyente chilena. Victimizarse, la especialidad del comunista promedio para causar conmiseración y lograr cautivar el voto de todos aquellos que votan con las vísceras y no con los sesos. Rojas Vade después de haber sido elegido y de haber sido nombrado vicepresidente de la convención Constituyente, contó la verdad sobre su estado de salud admitiendo que no tenía cáncer, que todo era una vil mentira y renunció a la Convención Constituyente como lo hacen los de su calaña, a través de un mensaje publicado en el micro cosmos de las redes sociales.
En España un joven se inventó que lo habían agredido varios encapuchados que le escribieron con un cuchillo en una nalga la palabra “maricón” e hizo la respectiva denuncia ante la policía que investigó el hecho y no encontró registro de una agresión en las cámaras de seguridad ubicadas en el madrileño barrio de Malasaña. La falsa agresión fue usada por el gobierno y los medios de comunicación pagados por Pedro Sánchez con la plata de todos los españoles, para echarle la culpa a unos supuestos militantes del partido VOX, y algún funcionario del gobierno de extrema izquierda del PSOE y PODEMOS tuvo la osadía de exigir que desaparecieran al partido VOX por esa supuesta agresión. Días después, el mismo joven confesó que se había inventado todo para que su novio no se enterara de las infidelidades con su amante sado masoquista.
Ejemplos de verdades por remordimiento, por venganza, por vergüenza o por tratar de escapar al cargo de consciencia. Otros, como Hugo Carvajal alias “El Pollo”, están contando la verdad para salvarse, para que les rebajen una pena o para evitar la extradición que solicitó Estados Unidos con base a la información consignada en los computadores del terrorista y alto jerarca de las FARC, Luis Édgar Devia Silva, alias “Raúl Reyes”, hecho que ha puesto a temblar a muchos colombianos que se sentían seguros porque creían que esa información nunca iba a ser usada en su contra. La Corte Suprema de Justicia colombiana había determinado que esa información no podía ser considerada como una prueba, porque sí.
No todos han adoptado la Política de la Verdad porque hacerlo significa su final. La mentira es su esencia, está en su ADN, es su razón de ser, de vivir. Juan Manuel Santos que engaño durante 8 años a los colombianos y a la comunidad internacional, jamás va a reconocer sus mentiras, un mitómano profesional jamás lo hace. También, periodistas jóvenes e inexpertos se resisten a decir la verdad porque asumen que será el fin de su insignificante carrera profesional. Se formaron en medios que su labor consiste en decir mentiras u ocultar la realidad.
Casos patéticos como el de Kelli Stavast de NBC que en un acto de esquizofrenia informativa y contrario a lo que las cámaras mostraban en la transmisión en vivo y en directo, no tuvo inconveniente ni pudor profesional para inventarse que la multitud de espectadores de la carrera de NASCAR en Talladega, FL. estaba gritando “Let´s go Brandon” cuando en la realidad, la multitud, estaba gritando “Fuck Joe Biden”. Stavast cumple con las exigencias que le hacen sus jefes en NBC que lleva 9 meses tratando de ocultarle a los estadounidenses y al mundo, el desastre al que llevó Joe Biden a los Estados Unidos.
Algunos se fueron al extremo de convertir a las mentiras en verdades imposibles de probar, pero muy fáciles de difundir. Las mentiras verdaderas las han usado para todo. Los Rockefeller, por ejemplo, para subir el precio del petróleo se inventaron que era un bien muy escaso, no renovable porque provenía de algo limitado como los esqueletos fosilizados de los dinosaurios. Si lo de los fósiles fuera verdad, supongo, Villa de Leyva, Boyacá tendría más petróleo que Arabia Saudita. Algunos le plantearon a la humanidad la disyuntiva entre usar desodorante en aerosol o abrirle un hueco a la Capa de Ozono. Otros se inventaron que la comida se iba a acabar si seguía creciendo la población. Amenazas inexistentes con soluciones que desafían el sentido común y que no tienen relación alguna con el problema ficticio.
El mejor barómetro, polígrafo o detector de mentiras verdaderas es la prohibición, la anulación y la censura. Google prohibió que se diga que el cambio climático no existe. Facebook elimina las cuentas de los que han afirmado que hubo fraude electoral en las elecciones presidenciales del 2020 en Estados Unidos. A otros que censuran es a los que preguntan la razón por la que no volvieron a la luna después de 52 años de adelantos tecnológicos. O a los que cuestionan el origen, las pruebas de detección del virus, el tratamiento médico o la efectividad de las vacunas contra el COVID19.
Conocer la verdad, sin duda, ha provocado un bandazo extremo en la narrativa que, dejó de pertenecer a la Izquierda. La sociedad no deja que la engañen o que la estafen. Ya nadie se deja imponer las verdades sintéticas de la época del híper individualismo, anterior a la pandemia. A los mentirosos como el ex profesor Alejandro Gaviria (hoy recolector de firmas) o el senador Gustavo Petro, cada vez les queda más difícil seguir diciendo las mismas mentiras que decían antes, porque la gente ya sabe la verdad. Con la experiencia adquirida gracias al bombardeo diario de mentiras de Juan Manuel Santos, los colombianos desarrollaron una destreza natural para saber identificar a los mentirosos y a su narrativa mentirosa.
La verdad no la han podido seguir ocultando ni los medios de comunicación tradicionales, ni los fact checkers que habían sido creados con el objetivo de validar las mentiras para favorecer a los que no les convenía que se conociera la verdad porque esa verdad podía significar su ruina. El surgimiento de la Política de la Verdad es la lógica manifestación de una sociedad cansada de ser manipulada por mentirosos profesionales que, con sus mentiras, habían logrado ejercer un dominio total sobre la percepción de la realidad.
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– En la República Checa, el Partido Comunista no alcanzó el 5% de los votos en las elecciones legislativas, umbral mínimo necesario para entrar en el parlamento. Desde la Segunda Guerra Mundial es la primera vez que los comunistas se quedan por fuera del parlamento checo.
– El gasto de Joe Biden ha llegado a niveles tan aberrantes que prefiere no usar el Salón Oval de la Casa Blanca (su oficina) y contrató un estudio de cine y televisión para hacer sus alocuciones presidenciales. Gasta más que María Antonieta, días antes de la Revolución Francesa.
– Senadores de más de 40 Estados de la unión americana han firmado una carta que presentó la senadora Wendy Rogers. En la misiva piden que se realice una auditoría integral al resultado de las elecciones presidenciales del 2020 y, en caso de presentarse las mismas irregularidades mostradas en el resultado de la auditoría realizada en el condado de Maricopa, AZ, exigen descertificar la elección de Joe Biden. Consideran que es el primer paso para recuperar la integridad, la institucionalidad, la seriedad y la credibilidad en las elecciones estadounidenses.