Por: Nicole Levy
El pasado 8 de octubre fueron asesinados un menor y un joven de 18 años en Tibú, Norte de Santander. Se dice que los dos jóvenes de origen venezolano entraron a robar en una tienda de ropa y abarrotes.
Tras lo sucedido, y como se está evidenciando en varios videos que están circulando por las redes sociales, los jóvenes fueron detenidos y amarrados con cinta adhesiva. En el video se alcanza a escuchar la voz de un hombre diciendo: “Lamentablemente son muchachos muy jovencitos, no queremos verlos tirados en alguna orilla de las carreteras. Bajo nuestras responsabilidades están, entonces los vamos a entregar a las autoridades”.
Desafortunadamente esto no sucedió y horas después hombres armados se los llevaron en motocicletas. Tiempo más tarde fueron encontrados abaleados, el niño con un cartel colgado con la palabra “ladrones”. La policía ofreció una recompensa de alrededor de 100 millones de pesos y condenó este hecho atroz y cruel.
Lo ocurrido es un hecho deplorable que no debió haber sucedido. La justicia no se debe tomar por mano propia, y más allá de eso, es triste que se haya tratado de personas tan jóvenes. Pero esto no justifica que en las últimas horas la vicepresidenta de Venezuela Delcy Rodríguez haya hecho un comunicado diciendo que el gobierno de Venezuela va a denunciar al presidente Iván Duque ante la Corte Penal Institucional por la persecución y exterminio de migrantes venezolanos.
¿Con qué cara esté personaje hace semejante declaración? ¿Cómo se atreve el gobierno de Venezuela a hacer esta denuncia? Colombia ha abierto sus fronteras a 1.742.927 venezolanos a enero de 2021. Se les han abierto las puertas para estudiar, trabajar, y tener segundas oportunidades.
Se conocen historias como las de Gaby Arenas de Meneses que en el 2014 tras haber recibido amenazas del gobierno de Nicolás Maduro se trasladó a Colombia con su esposo donde crearon una fundación dirigida a la construcción de paz, varias veces con desmovilizados y en zonas desatendidas del país. Dentro de tantos logros, uno de ellos es conseguir que 250 estudiantes puedan entrar al régimen formal.
Otra historia es la de Luz Helena Prada, que luego de vivir miserablemente en su natal Caracas llegó a Bogotá, donde fue acogida por una familia que la ayudó y hoy trabaja como estilista en una conocida peluquería de Bogotá.
Como estos venezolanos, muchos otros han llegado a Colombia a intimidar, robar y asesinar. Uno es el caso del patrullero Edwin Caro, asesinado sin piedad durante una requisa a manos del venezolano Wilkerson Slyke Hernández Sánchez, quien no solo asesinó al uniformado, pero también se burló de su muerte durante el juicio del difunto.
Oswaldo Muñoz es otra víctima más de un vándalo migrante venezolano. Luis Neomar Garcia, alias “Chómpiras”, acabó con la vida del mesero después de que este se resistiera a un robo en el paradero del Transmilenio de la calle 85.
Hay muchos más casos de venezolanos que han venido a Colombia para prosperar y otros para cometer crímenes. Sea cual sea la razón, la culpa es del anterior y del actual gobierno venezolano.
Un gobierno que se ha encargado de matar a su pueblo de hambre, donde existen falta de oportunidades tanto laborales como sociales y políticas. Un gobierno que ha causado la muerte de miles de personas. Ciudadanos como Luis Manuel Díaz, líder opositor del gobierno actual, Oscar Alberto Pérez, líder de la disidencia policial del gobierno de Maduro, entre los otros 7.000 asesinatos que existen en el gobierno de Maduro hasta el 2019.
Un gobierno de arpías, de vándalos, de asesinos psicópatas que viene a denunciar a Colombia y al presidente después de todo lo que se ha hecho por los venezolanos. Un gobierno que con su más reciente denuncia a Colombia busca desviar la atención de la muerte del General Raúl Baduel en una cárcel de Venezuela. Baduel era exministro de Defensa y ex militar que llevaba 12 años siendo un preso político en el vecino país. Se decide que murió a causa de un paro cardiorrespiratorio ocasionado por el COVID, pero lo cierto es que llevaba 12 años lejos de su familia. Siendo torturado y maltratado por no seguir de acuerdo con la dictadura.
Como dijo la diplomática y autora Aung San Suu Kyi: “La verdadera medida de la justicia de un sistema es la cantidad de protección que garantiza a los más débiles”. ¿Hasta cuándo, Venezuela?
Por: Nicole Levy Eidelman
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