El general Alberto José Mejía tiene poder en la Revista Semana a instancias de su director Alejandro Santos y del periodista Ricardo Calderón. Eso se ha reflejado en la línea editorial de esa revista que se ha caracterizado por publicar los montajes más sonados en el sector defensa con titulares rimbombantes y engañoso contenido. Todo ese trabajo informativo de la Revista Semana ha pasado por alto las abundantes denuncias que comprometen al General Mejía tal como lo hicieron en su maridaje de corrupción con el gobierno de Juan Manuel Santos.
Esa ruta editorial frente a las Fuerzas Militares no es casual. La amistad de Mejía con la familia Santos es tal que logró poner a su hija, Mariana Mejía San Miguel, en la nómina del grupo editorial en cabeza de Felipe López y el grupo Gilinsky. Mariana Mejía, quien protagonizó un desafiante episodio cuando celebró su matrimonio en Peña Lisa con más de 120 invitados violando la cuarentena, entró como practicante a la revista y ocupó cargo de periodista bajo la dirección de Alejandro Santos.
Es imposible que un medio de comunicación informe con imparcialidad sobre las Fuerzas Militares, donde siempre ha existido una disputa interna de poder, cuando la hija de uno de los interesados trabaja en ese medio sin advertir a los lectores que existe ese conflicto de interés.