Por: Dmar Córdoba
La negociación de cualquier acuerdo trae implícito lo que en derecho conocemos como el acuerdo de voluntades, donde las partes objeto de la negociación, se someten a unas obligaciones y reciben el goce de unos derechos. Esto precisamente fue lo que no pasó con la firma del acuerdo entre las FARC y el gobierno del expresidente Juan Manuel Santos, que terminó en una obligación para el Estado y una excusa para la guerrilla, que exige que les cumplan sin que ellos hagan lo propio.
Cuando la BBC, le preguntó al terrorista Iván Márquez por la fortuna de las FARC, este contestó sin vacilar, “Las FARC no tiene dinero”, de hecho decía que era falso que tuvieran cuentas bancarias internacionales; pero resulta que hace pocos días, se supo que los Estados Unidos tenía evidencia de por lo menos quinientos millones de dólares en cuentas en Turquía y Grecia, que pertenecen a ese grupo; además en 2014 según una publicación de la Revista Forbes, capítulo Israel, las FARC manejaba 600 millones de dólares al año, siendo la tercera organización terrorista en el mundo con más dinero, le seguían el Estado Islámico, US$2.000 millones y Hamás con US$1.000 millones.
Pero para desgracia y vergüenza de Colombia, las FARC que hoy salen en los medios de comunicación nombrados como honorables senadores y Representantes, no han entregado nada de los bienes inmuebles o dinero que prometieron para reparar a las cientos de miles de víctimas, que para ellos no fueron víctimas de su acción terrorista, sino víctimas por “errores que cometieron en la guerra”.
De los 13.510 guerrilleros desmovilizados de las FARC en el marco del proceso de la Habana, solo quedan hoy 2.877 en los Espacios Territoriales de Capacitación y Reincorporación, la pregunta es qué pasó con esos 10.633 exFarc. ¿Será que esos que no están en las zonas de reincorporación están de nuevo en las FARC del monte?
Pero dejando de lado ese dato, recordemos que las FARC reportó en dinero en efectivo la suma de $12.070.000.000, de lo que se recibió solamente $2.114.350.000; en divisas reportaron $USD 450.000, que monetizados se convirtieron en $1.442.622.675, dinero que nunca alcanzará para reparar a tantas víctimas.
Reportaron las FARC 722 inmuebles de los cuales solo entregaron 8, pero de esos 7 eran baldíos y solo uno tenía vocación reparadora.
Hablaron de entregar semovientes, reportaron 24.456 animales y declararon 16,739 como hurtados o desaparecidos, pero al final solo se habían recibido al mes de agosto de este año, 229, de los cuales se han comercializado 226 por un valor de $137.718.650.
De los 319 vehículos reportados, se identificaron 268, pero no se ha entregado ninguno, y así, la lista es enorme en incumplimientos por parte de las FARC en el caso del dinero para reparar a sus víctimas, víctimas que repararemos cada unos de nosotros en Colombia con nuestros impuestos.
Lo más grave de los incumplimientos de las FARC no hay duda, es que ocultaron a los cientos de menores de edad que secuestraron y reclutaron, en una acción que es catalogada como un crimen de guerra según el artículo 8 del Estatuto de Roma, por el que esperamos algún día paguen cárcel de manera efectiva.
De acuerdo con cifras de la Oficina del Alto Comisionado de Paz, en total las FARC tiene reporte de haber cometido cuando menos 6.443 (73 por ciento) casos de reclutamiento de menores de edad.
En definitiva, las FARC no ha cumplido con nada, pero exige todos los días que les cumplan con dinero para los desmovilizados, salud, educación, vivienda, seguridad y proyectos productivos. ¿Qué clase de acuerdo es este donde solo se obliga una de las partes y la otra exige?
Sin temor a equivocarme, los colombianos que dijimos NO al acuerdo y los que dijeron SÍ, estamos pagando la más grande extorsión de la historia, pero además asistimos a la firma de un acuerdo de paz, que ni fue acuerdo, ni fue de paz, porque ahí siguen las FARC, armadas y haciendo daño; sino recuerden el papel que están ejerciendo sujetos como Santrich, Márquez, El Paisa y Romaña.