Por: Laureano Tirado
La semana pasada Ecopetrol, el Ministerio de Minas de Energía, la Agencia Nacional de Hidrocarburos, la Alcaldía de Puerto Wilches, junto con la comunidad wilchense, realizaron el primer dialogo territorial sobre proyectos piloto de investigación integral en yacimientos no convencionales, preámbulo de lo que será el inicio del monitoreo técnico, ambiental, social, de la exploración y explotación de petróleo conocida como fracking.
El departamento de Santander es la cuarta economía del país aportando al PIB (2.9%). La actividades económicas del departamento se concentran en industrias manufactureras con 18%, comercio, transporte, y alojamiento, suman 13.5%. Estas cifras alentadoras se desdibujaron cuando conocimos las cifras del DANE referente a empleo, desempleo, e informalidad, como consecuencia de los efectos calamitosos de la pandemia sobre la economía. El área Metropolitana de Bucaramanga ronda el 18% de desempleo.
El Gobernador de Santander, el alcalde de Bucaramanga, Barrancabermeja, y ciudades intermedias, en conjunto con los gremios, academia, y sectores sociales, deberían estar liderando la generación de ideas y políticas que permita que a esta región llegue inversión extrajera y nacional como único camino para garantizar la generación de empleo con estabilidad. Nadie puede desconocer que la ancestral actividad petrolera que se concentra en Barrancabermeja y el magdalena medio aporta porcentajes poderosos para que Santander sea la cuarta economía del país, y para que seamos epicentro de inversiones públicas gracias a las regalías, las cuales permiten otra cadena de generación de empleo, ingresos y consumo.
La reactivación económica no será fácil en Santander debido a falencias en las vías terrestres, a la falta de planeación territorial, a la incapacidad para sumar y ejecutar ideas y proyectos entre el sector público y privado. También nos golpea el deterioro en el consumo local generado por la creciente población venezolana la cual ocupa los puestos de trabajo de mano de obra no calificada. Y finalmente, lo más grave, por la creciente idea de que en Santander se persigue a los inversionistas extranjeros y a los grandes capitales nacionales por parte de sectores de la izquierda con la complacencia silenciosa de las autoridades administrativas y sectores políticos y gremiales.
Por la importancia que tiene el petróleo en Santander, me sorprendió la ausencia del gobernador Mauricio Aguilar, de las autoridades ambientales de la región, pero fundamentalmente, de los gremios, y de la Cámara de Comercio de Bucaramanga y de Barrancabermeja, en Puerto Wilches. No puede haber excusa para que el Gobernador tan acucioso en todas las visitas ministeriales no hubiera estado en la mesa principal junto al ministro de Minas y el presidente de Ecopetrol en la apertura de una actividad económica y pública de suma importancia para la suerte de Santander; tal vez no asistió porque el gobernador le tiene pánico a que el saltimbanquis del concejal Danovis lo etiquete como enemigo del medio ambiente. Pero la ausencia injustificada corrió por parte de los gremios económicos y de las directivas de cámara de comercio que representan precisamente a todas las empresas que están esperando oportunidades con la nueva actividad petrolera.
El gobierno nacional no a tenido resultados positivos en las encuestas y en la efectividad de sus políticas debido a que se lleno de amigos y aliados fríos como los gremios, y de enemigos calientes en la izquierda. Me dio grima e incapacidad ver a la institucionalidad y a los voceros de la comunidad de Puerto Wilches argumentando a favor y en contra del fracking en un debate donde los argumentos científicos, técnicos, y sociales brillaron bajo el inclemente sol y calor de la capital palmera de Colombia, mientras que unos destartalados liderados por dos concejales del Partido Verde de Bucaramanga hacían lo imposible para impedir los argumentos y el debate. La democracia no es ruido, es escucha.