Por: Mayor General (RP) William René Salamanca Ramírez
Aunque para los expertos de las Naciones Unidas es claro que en la naturaleza no existe la basura, ya que todo se reutiliza o se recicla, el ser humano desecha a diario productos y materias primas que no solo contaminan el ambiente, sino que literalmente valen dinero.
Según estimativos del Banco Mundial, anualmente se producen más de 2.100 millones de toneladas de residuos sólidos, cifra que en 2050 podría alcanzar los 3.400 millones de toneladas, preocupante realidad que llevó a la ONU a advertir que el actual sistema de vida del ser humano es insostenible para el planeta.
Y es que para producir tan solo un par de jeans se necesitan 7.500 litros de agua, en un mundo donde cada año se venden más de 120 mil millones de prendas de vestir, de las cuales gran cantidad va a parar a la basura sin mayor uso. Tan así que la sola llanura del desierto de Atacama, en Chile, se está convirtiendo en una de las montañas de ropa abandonada más grandes del mundo. Hasta allí han llegado, ilegalmente, más de 39 mil toneladas, desde distintas partes del orbe, para contaminar esta maravilla natural, entre ellas prendas sintéticas, que tardan hasta 200 años en degradarse.
Colombia, según la Asociación Nacional de Empresas de Servicios Públicos y Comunicaciones (Andesco), contribuye con 12 millones de toneladas de basura cada año, de las cuales solo se reciclan 1,3 millones, el equivalente al 11 por ciento, mientras que en países, como Suiza, Suecia, Austria, Alemania, Bélgica y Países Bajos, se reutiliza más del 50 por ciento de los desechos.
Saber que con solo reciclar 1.000 kilogramos de papel podemos salvar 17 árboles, que con 80 latas de refresco se hace una llanta para bicicleta y con seis envases plásticos se puede fabricar una caja de zapatos.
Ante esta problemática, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) proclamó, en 2005, el 17 de mayo de cada año como el Día Mundial del Reciclaje, con el fin de promover una mayor responsabilidad, no solo del ciudadano consumidor, sino de quienes extraen materias primas y las transforman en bienes de consumo.
Pero en nuestro país no pasa de ser una fecha más en el calendario, en especial por la falta de cultura ciudadana y la carencia de políticas públicas eficientes, especialmente por parte de las alcaldías, las cuales son las responsables de asegurar que se preste de manera eficiente el servicio de aseo.
Un estudio de la Superintendencia de Servicios Públicos Domiciliarios revela que todavía existen 101 botaderos a cielo abierto y 15 celdas transitorias o lugares no autorizados para verter basuras, sitios que afectan gravemente la salud pública al ser contaminantes directos de la calidad del agua, el aire, la fauna y la flora.
Los departamentos con mayores dificultades son Putumayo, Chocó, Guainía, Nariño, Amazonas, Vaupés, Guaviare, Magdalena, Cesar, Santander, Boyacá, Antioquia, Tolima, Meta, La Guajira, Cauca, Sucre, Caquetá y Bolívar. Este último encabeza la lista, con 21 municipios; Chocó, con 18; Magdalena, con 14, y Nariño, con 9.
A la anterior problemática se suma el inminente vencimiento de la vida útil de al menos 18 de los 192 botaderos autorizados. El propio Viceministerio de Agua y Saneamiento Básico del Ministerio de Vivienda, Ciudad y Territorio reconoce que en los botadores que se encuentran en estado crítico se deposita el 36 por ciento de todos los residuos del país, incluidos Doña Juana, en Bogotá; Bucaramanga, Chiquinquirá, San Gil, Sogamoso, Riohacha, Buenaventura y Yopal.
En la capital del país, por ejemplo, el manejo de las basuras se volvió todo un dolor de cabeza, que comienza en los propios hogares, donde no existe una cultura del reciclaje y todos los residuos van a parar a la misma bolsa.
Luego, muchos de los recicladores, obligados a efectuar su labor a pie y arrastrando pesadas carretas de madera, pasan y rompen las bolsas para buscar lo reciclable, dejando la basura esparcida en plena calle.
Desde este espacio hacemos un llamado a los distintos candidatos presidenciales a incluir en sus programas de gobierno estrategias integrales para frenar esta problemática nacional y aprovechar al máximo el material reciclable.
Es urgente aplicar la llamada regla de las 3R (reducir, reutilizar y reciclar), dirigida a limitar el volumen de residuos generados y minimizar la huella de carbono.
Reducir hace referencia a frenar el indiscriminado consumismo y comprar al por mayor, utilizando la menor cantidad de envases o bolsas posibles para empacar los productos. Reutilizar implica volver a usar todo aquello que consideramos basura, pero que no lo es, como botellas, cajas de cartón y hasta llantas de vehículos, las cuales se pueden transformar en materas, atracciones de parques y hasta artesanías. Y reciclar nos permite regalar o vender valiosa materia prima.
Para comenzar, propongo desde ya seleccionar los días lunes y viernes para que todos saquemos lo que es reutilizable. De esa manera facilitaríamos el noble trabajo de los recicladores y acabaríamos con los regueros de basura en las calles que tan mal aspecto dan a nuestros vecindarios.
Lo anterior se puede aplicar de manera inmediata mientras se cimienta la cultura de clasificar en casa los residuos en bolsas de colores y se adaptan los vehículos recolectores con los compartimientos necesarios para su depósito.
También sería importante emular prácticas de ciudades europeas, como Barcelona (España), donde en las calles están instalados contenedores plenamente identificados para colocar cada uno de los materiales que ya no son útiles en casa.
Además, hay que llegar a la eliminación total del uso de las bolsas plásticas, ya que, como lo advirtió recientemente la ONU, si no cambiamos las actuales pautas de consumo, para el año 2050 el planeta estará inundado con 12 mil millones de toneladas de basura plástica.
Aunque en 2020, de acuerdo con cifras del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible, en Colombia se dejaron de distribuir más de 714 mil bolsas en puntos de pago, que implicó una reducción del 67 por ciento con respecto a 2015, es importante seguir avanzando hasta llegar a cero, ya que, según la Red Nacional de Economía Solidaria de Flujo Sustentable, anualmente enterramos el equivalente a 2 billones de pesos en plásticos, que se podrían reciclar y así evitarle un irreparable daño al ecosistema, ya que un elemento de estos puede tardar hasta mil años en descomponerse.
Destacable que ya se reciclen más de 163 mil toneladas anuales de materiales plásticos, de las cuales 13 mil cada mes se transforman en Bogotá y Medellín, con el denodado trabajo de los recicladores y una red de 260 industrias.
También hay que incrementar el aprovechamiento del papel y el cartón, que ya alcanza el 55 por ciento, seguido de los metales, con un 22 por ciento, y los plásticos, con un 15 por ciento, equivalente a más de 211 mil toneladas.
Es de vital importancia avanzar en estrategias como las anunciadas esta semana por la Alcaldía de Bogotá, sobre termovalorización, proyecto mediante el cual a partir de 2027 no se enterrará parte de las 7.000 toneladas diarias de basura, sino que se incinerará en plantas especiales para producir energía.
La ciudad también debe de avanzar en la impostergable recuperación del río Bogotá, cuyo día se celebró el pasado jueves en medio de la misma problemática que advertimos años atrás en un estudio que hicimos desde la Dirección de Protección y Servicios Especiales (Dipro) de nuestra Policía Nacional, en el que quedó en evidencia que, tanto el ganado como los cultivos, se nutren de sus aguas altamente contaminadas, con las respectivas consecuencias para la salud humana.
Adicionalmente, los mayores debemos aprender de las nuevas generaciones, que se caracterizan por haber desarrollado una mayor conciencia ambiental. Nuestros niños, niñas, adolescentes y jóvenes nos dan lecciones diarias de convivencia armónica con la naturaleza, que comienza con prácticas tan sencillas como no botar papeles a la calle.
Recuerdo que en Dipro creamos los exitosos programas Niños Cuidapalos y Niños Amigos del Medio Ambiente, más los premios nacionales de fotografía ambiental y de dibujo, acciones que fueron reconocidas con el Premio Andesco a la Sostenibilidad. Adicionalmente, participábamos activamente en las reuniones estratégicas del Sistema Nacional Ambiental (Sina) y de las Corporaciones Autónomas Regionales (CAR).
Nuestra invitación es a celebrar el Día del Reciclaje con acciones efectivas que nos permitan minimizar los crecientes problemas de contaminación que tienen en riesgo la salud y la supervivencia misma del ser humano.