Por: Carlos Cuartas Quiceno
‘Es la economía, estúpido’ (the economy, stupid), fue una frase muy utilizada en la política estadounidense durante la campaña electoral de Bill Clinton en 1992 contra George H. W. Bush (padre), que lo llevó a convertirse en presidente de los Estados Unidos. Luego la frase se popularizó y la estructura de la misma ha sido utilizada para destacar los más diversos aspectos que se consideran esenciales.
Al mejor estilo anglosajón, en el cual, para los norteamericanos llamar la atención es algo que pareciera evidente, pero al final no lo es, al mencionar la frase ‘is the economis stupid’, en Colombia no hemos entendido la importancia del congreso y que un país se proyecta para bien o para mal es desde allí.
Una vez concluida la fecha electoral del pasado 29 de octubre en Colombia, en la cual se eligieron los gobernantes territoriales, ya comenzarán mis hermanos colombianos, porque los conozco, a especular acerca de las próximas elecciones presidenciales y comienzan las cábalas de quien pudiera ser nuestro próximo presidente. Primero recordar que faltan aún 2 años y medio para que esto suceda, pero lo más importante es que nos daremos cuenta de la manera en cómo se retoma la agenda legislativa.
Para sorpresa de la mayoría de colombianos, encontrarán que muchos de nuestros congresistas se vistieron de antigobiernistas solo para congraciarse con su electorado local y ganarse el favor de su voto. Sin embargo, desde Bogotá van a comenzar con una serie de aprobaciones ante las reformas que la rama ejecutiva viene proponiendo, con el único fin de continuar recibiendo cargos públicos, contratos y todo lo que en conjunto es la mal llamada ‘mermelada’. Sin importar si su electorado estaría de acuerdo o no, o si lo beneficia en algo o no.
Por tal motivo, los colombianos estamos en la obligación de entender que el cargo de elección popular más importante en nuestra democracia es el Congresista, tanto Senador como Representante a la Cámara, en los cuales sus miembros deberían ser ciudadanos con capacidad de pensar, dirigir, visionar y construir un futuro próspero para el país y las generaciones que vienen, conformado así, por personas con más competencias profesionales y criterios definidos representando de alguna manera todas las capas de la sociedad, en sus actividades económicas, laborales y civiles.
Además, que estén en capacidad de interpretar las necesidades expuestas por la Cámara de Representantes, producto del contacto directo con las regiones y el ciudadano de a pie. Siendo esta la razón principal por la cual el perfil de un Representante a la Cámara debería ser tan diferente al de un Senador.
Es por esto, que en algunos países, como en Inglaterra se refieren a la Cámara de Representantes como en como la Cámara de los Comunes, pues son los representantes más cercanos de lo que llaman el pueblo, ante quienes legislan en favor de ellos.
Suena bonito todo esto y se llama democracia, pero que lejos estamos en Colombia de esto. Tenemos en el congreso una caterva de negociantes, aunque claramente conozco excepciones, pero en su mayoría solo buscan su lucro y venden su voto por prebendas.
Es por lo anterior apreciados compatriotas que antes de ponerse a hacer cábalas de Presidente, nuestro deber como ciudadano sería inicialmente conformar un buen congreso, un equipo de dirigentes que verdaderamente nos represente y nos lleve por la senda del crecimiento y la prosperidad, que nos parezcamos cada día más a países desarrollados como USA, Alemania, Japón, España, etc. Que promuevan la empresa, la riqueza, premien el trabajo, vuelva la justicia, la autoridad y el orden a nuestro país, y seamos menos semejantes a Venezuela, Argentina, Nicaragua, Cuba y demás territorios en decrecimiento.
Debemos desde ya buscar los mejores candidatos para ocupar esas sillas, esas curules, que comiencen a realizarse foros con el fin de involucrar el sector académico, social y empresarial. Nuestra tarea está en buscar esos talentos y conocer sus ideas y los partidos políticos de forma seria y comprometida postular profesionales idóneos para que hagan parte de sus listas. En cuanto a los empresarios su misión será apoyar con dinero la democracia, no apostando a última hora al ganador para ganarse el favor, que tristeza la pobreza de nuestros empresarios, eso ameritaría una columna aparte.
Ojalá recapaciten y dejen la tacañería y el cálculo, apoyen anónimamente creando fondos que sustenten sobre todo a jóvenes que quieren dar su conocimiento en pro del mejoramiento y desarrollo de la sociedad a la cual pertenecen, o a los no tan jóvenes que salgan de su zona de confort y contribuyan con sus ideas y su honestidad para la construcción de un país que hoy se encuentra sin norte y que no solo es culpa de este gobierno, la ruta viene perdida desde hace muchos años. Es hora de actuar.