Andrés Villota
La República de Colombia realizó una emisión de títulos de deuda publica externa. La nación colocó bonos por USD$1.000’000.000,oo a un plazo de 11 años, a una tasa de interés de 3,165% (tasa cupón de 3,125%). Y bonos por USD$1.500’000.000,oo a un plazo de 31 años, a una tasa de interés de 4,202% (tasa cupón de 4,125%).
La noticia tiene especial significado por tratarse de una emisión exitosa, hecha en medio de una coyuntura compleja que se vive en los mercados globales de deuda pública. Las expectativas de los inversionistas se ven afectadas por la incertidumbre creada por la parálisis que están experimentando las diferentes economías nacionales.
La percepción positiva que se tiene sobre Colombia en los mercados globales, en medio de la pandemia, llevó a los inversionistas extranjeros a estar dispuestos a prestarle a nuestro país un total USD$13.300’000.000,oo. Dicho de otra manera, se demandó la totalidad de la emisión unas 8,86 veces
Varios elementos explican el éxito de la emisión:
En la situación actual, la gobernanza pasa a ser una medida de eficiencia del emisor (en este caso Colombia) que, muestra el manejo transparente de los recursos públicos que se logra en una democracia por la acción de los pesos y contra pesos que tiene la administración pública. Lo que asegura a futuro, el pago oportuno del servicio de la deuda, por la destinación acertada que se hace de los recursos obtenidos en el momento de la emisión de los bonos.
La riqueza de una Nación queda relegada a un segundo plano como garantía para los inversionistas obtener el retorno de su inversión. Ejemplos como el de Venezuela, un país inmensamente rico en recursos naturales como el petróleo, no consigue financiación en los mercados internacionales de deuda porque en una Dictadura, el Dictador usa o se apropia de los recursos públicos a su antojo. Lo que implica un riesgo enorme de no pago para los inversionistas.
La tasa que se compromete Colombia a pagarle a los tenedores de sus bonos, es una prima de riesgo que se paga de manera inversa. Que la tasa sea baja, significa un costo financiero menor para el Emisor. Al igual que muestra que, la percepción de riesgo que se tiene de nuestro país en los mercados, es baja. La sobre demanda de la emisión, es también, una muy buena medida sobre la percepción de riesgo que se tiene. Que los inversionistas estén dispuestos a prestarle mucho más de lo que necesita el emisor, es una excelente muestra de la confianza que se tiene en Colombia a pesar de la situación adversa causada por la cuarentena.
El EMBI es un índice que mide el costo de la deuda de un país emergente, teniendo como referencia los bonos del tesoro de los Estados Unidos. Cuando ese índice tiende a cero, significa que el riesgo de ese país es bajo. Se entiende que a Estado Unidos, es al país que le sale menos costoso endeudarse porque es el país que tiene la mejor capacidad para atender sus obligaciones financieras, por lo tanto, su riesgo es el más bajo posible.
Por ejemplo, el día que le salió más barato a Colombia endeudarse, fue el pasado 18 de junio del 2007. Cuando la Seguridad Democrática y la Seguridad Inversionista creaban, en los mercados globales de deuda, una percepción muy baja de riesgo. Lo que significó para Colombia un costo financiero bajo, al momento de hacer emisiones de deuda externa.
El manejo acertado de la crisis sanitaria por parte del señor Presidente Iván Duque y de su equipo de gobierno, es otro elemento que explicaría el éxito de la emisión. El menor daño posible, causado a la economía local por el aislamiento preventivo, se convierte en una variable que puede servir para prospectar el comportamiento futuro de las finanzas públicas de los países. Sistemas de salud colapsados, provocan distorsiones en la asignación de los recursos y puede dejar desatendido el servicio de la deuda en el futuro, por ejemplo.
Otra razón del éxito de la emisión, es que volvió a la Dirección de Crédito Público del Ministerio de Hacienda, un profesional con la experiencia y el conocimiento en los mercados globales. Después de casi una década, vuelve a ocupar ese cargo una persona con amplia trayectoria profesional. Desafortunadamente, durante el anterior gobierno, ese mismo cargo fue ocupado por funcionarios con poca experiencia, lo que llevó a que se presentara una alta rotación en el mismo. César Arias, el actual Director de Crédito Público, cuenta con la idoneidad y las credenciales para ocupar ese alto cargo, lo que constituye una garantía muy importante para los inversionistas.
Tal vez existan críticas sobre el nivel de endeudamiento con respecto del PIB, pero en este momento es necesaria la liquidez para poder atender el inmenso reto que plantea reabrir la economía colombiana. La buena noticia de la emisión de los bonos de deuda pública externa, es un voto de confianza que hacen, en el mundo, los grandes tomadores de decisiones de inversión. Reconocen que estamos haciendo las cosas bien. Y eso se va a reflejar en lo que viene. La confianza es el motor de la recuperación económica.