Por: Mayor General (RP) William René Salamanca Ramírez
La dantesca caravana de más de 15.000 migrantes hacia Estados Unidos coincidió con la realización, en la ciudad de Los Ángeles, de la IX Cumbre de las Américas, escenario donde se debatió este drama humano, el cambio climático y otros tantos problemas que aquejan a nuestro hemisferio.
A propósito de este evento, considerado el encuentro de más alto nivel político del continente, ya que involucra a todos los gobiernos democráticos de la región, organismos multilaterales de financiación y del Sistema Interamericano, más diversos actores de la sociedad civil y del sector empresarial, hoy quiero compartir con ustedes, amables lectores, mi experiencia personal como Gerente de Seguridad de la VI Cumbre de las Américas, efectuada en Cartagena de Indias en 2012, labor que me permitió tres años más tarde asesorar al gobierno de Panamá en la planeación de la VII versión.
Sin lugar a dudas, para un país organizar un evento de esta magnitud, que contribuye a mejorar la vida de más de 1.000 millones de personas, es un reto de enormes magnitudes que, en nuestro caso, involucró a más de 6.000 policías, para garantizar la seguridad de 35 jefes de Estado o sus delegados, centenares de diplomáticos, 500 empresarios y 2.000 periodistas.
Los meses previos a la inauguración del certamen fueron un auténtico desafío. Se ubicó y desplazó personal de todo el territorio nacional hacia ‘La Heroica’, desde expertos en inteligencia, contrainteligencia, investigación criminal y antiterrorismo, hasta políglotas, buzos, salvavidas, médicos y profesionales en comunicaciones estratégicas, para conformar los Comités de Migración, Seguridad, Protocolo, Cultural, Acreditaciones, Salud y Transporte, indispensables para la atención de tantas personalidades, siempre teniendo en cuenta que, de por medio, estaba la imagen de nuestro país ante el resto del mundo.
Adicionalmente, desplegamos tecnología de punta, incluidos 6 robots antiexplosivos, 400 vehículos con GPS o sistema de seguimiento satelital, 20 modernas patrullas, 300 cámaras de video y 36 detectores radioactivos, más varios escuadrones de carabineros y caninos detectores de artefactos.
Además, hubo una impecable coordinación con nuestras Fuerzas Militares. Mientras la Armada Nacional extremó los controles marítimos, la Fuerza Aérea hizo lo propio sobre los cielos del Caribe y el Ejército Nacional protegió otros puntos estratégicos. A su vez, se determinó que el Hospital Naval estaría disponible las 24 horas del día y la FAC destinó dos aviones ambulancia y un helicóptero para evacuar pacientes ante alguna eventualidad.
Luego, en coordinación con Migración Colombia, se dispusieron 134 puestos de control en cuatro ciudades del país, con más de 400 oficiales encargados de agilizar el ingreso de los visitantes, con apoyo de la Aeronáutica Civil.
Las primeras en arribar fueron las avanzadas de los distintos países, con las cuales acordamos cada detalle que demanda un evento de esta magnitud.
El arribo del entonces presidente de Estados Unidos, Barack Obama, merece capítulo aparte. Fue un operativo de alta cirugía, que incluyó un trabajo armónico y de confianza con el Servicio Secreto y demás organismos de seguridad de ese país.
Adicionalmente, controlamos y aseguramos sitios neurálgicos de la zona histórica y otros escenarios para contrarrestar cualquier amenaza. Tan minuciosa fue nuestra labor que, cuando fue valorada por las autoridades estadounidenses, estas concluyeron que todo estaba bajo control.
A tal detalle llegó la planeación que se dispusieron los pormenores para las presentaciones de artistas de la talla de Shakira, Carlos vives, Fonseca y Jorge Celedón, encargados de interpretar nuestro Himno Nacional en la ceremonia inaugural y ofrecerles un concierto a los Jefes de Estado y de Gobierno e invitados especiales en la Casa de Huéspedes y el Castillo de San Felipe.
Día a día, todo debía funcionar con la mayor precisión, en especial a la hora de acompañar el traslado de los participantes. Recuerdo que coordinar un tour con las Primeras Damas fue una de las más gratas experiencias, al observar su regocijo con la hermosura de la amurallada y compartir con su gente, siempre en compañía de amables guías turísticos de la ciudad y de la Policía Nacional, quienes recibieron los mayores reconocimientos por parte de tan ilustres visitantes.
Otro de los retos fue proteger la integridad de la secretaria de Estado, Hillary Clinton, quien, en medio de su espontaneidad, quiso conocer los atractivos de la ciudad, hasta deslumbrarse con la alegría y tipicidad de nuestras bellas y sonrientes palenqueras, vestidas con sus trajes de colores y antojando a los turistas con exóticos frutos de nuestro trópico. Incluso, en compañía de su delegación, compartió una bebida autóctona en un emblemático lugar, al son de la música del Caribe.
Fue una semana en que se le mostró a la comunidad internacional lo mejor de Colombia y se debatió a profundidad el tema central de la Cumbre: “Conectando las Américas: Socios para la Prosperidad”, que se enfocó en el rol de la integración física y la cooperación regional como medio para alcanzar mayores niveles de desarrollo y superar los desafíos del hemisferio en áreas determinantes, como la pobreza y las desigualdades, seguridad ciudadana, desastres y acceso y uso de tecnologías.
Después de despedir las delegaciones y de recibir incluso un apretón de manos del presidente Obama hubo tiempo para un poco de descanso. Fue agradable ver cómo muchos de nuestros policías disfrutaban, por primera vez, del encanto del mar. Es más, varios de ellos se sumergieron uniformados en las aguas del Caribe, con la satisfacción de la misión cumplida.
En definitiva, la planeación y el desarrollo de la VI Cumbre de las Américas fue una demostración de unidad nacional, donde autoridades de los gobiernos central, departamental y local, más el civismo de nuestra gente, unimos capacidades humanas y técnicas para demostrar que, cuando actuamos como país, se obtienen resultados más que extraordinarios.
Hoy, cuando ya ha culminado la IX Cumbre de las Américas, nuestra invitación a todos los colombianos es a votar el próximo domingo 19 de junio por el candidato que mejor represente nuestros intereses ante el mundo, que cultive la buena imagen que dejamos en Cartagena en 2012 y propenda por fortalecer y ampliar las relaciones internacionales y la presencia diplomática de nuestro país en los cinco continentes.