Por: Fernando Torres Mejía
“De que sirve colocar a los victimarios en un escenario frente a las víctimas y que les pidan perdón, si las víctimas saldrán de ahí sin justicia y sus victimarios en camionetas y con sueldos millonarios?. A las víctimas las usan para esos shows y terminan igual, enfermos y en la calle.”
En mi columna de enero 30 de 2022, “El informe de la Comisión de la ‘Verdad’ que de nada servirá” ya advertía sobre lo que este incluiría y el costo del mismo, y hoy puedo decir que no me equivoque.
¿Cuatrocientos mil millones de pesos?, si, aunque nos parezca increíble y desproporcionado, eso es lo que nos ha costado el informe de la “Comisión de la Verdad”, que sorpresivamente dejo a un porcentaje muy importante de víctimas por fuera de las investigaciones que se llevaron a cabo.
La gran conclusión es la de desprestigiar a las fuerzas armadas, para tratar por todos los medios de sacar en limpio a los grupos alzados en armas, hasta el punto de asegurar que el gran responsable de todo el conflicto fue el estado y propone unas reformas que van en contra de los que por muchos años ofrendaron sus vidas por protegernos y defendernos.
Esta semana lo anunciaron con bombos y platillos, “El informe” de la Comisión de la Verdad, el otro embeleco, ese que al igual que la JEP, fueron creados a la medida de los peores delincuentes que la historia de este país, aunque claro, para los personajes que se sentaron durante 4 años a preparar este informe, los malos fueron nuestras fuerzas armadas, y, en cambio, a las FARC, por el contrario, se les debe respetar lo que se pactó en la Habana y darles la impunidad y beneficios que se les prometió.
Es tan sencillo como salir ahora a decir que los únicos responsables y culpables por las atrocidades que se cometieron en el Club el Nogal, en Bojayá, la tragedia del Palacio de justicia, la toma guerrillera a la embajada de República Dominicana y el carro bomba en la escuela de cadetes General Santander, donde asesinaron a 21 jóvenes que se estaban formando como oficiales, tan solo por mencionar algunos de las tantos actos de barbarie que se cometieron tanto en contra la población civil como en contra de los militares y policías, fueron por culpa de un estado indolente.
Como el propósito central de la Comisión de la Verdad, pareciera la de favorecer únicamente a las Farc, entre otros grupos delincuenciales, no quisieron escuchar a todas las víctimas que hoy muchas de ellas duermen en los andenes de la JEP, campesinas desplazados que siguen siendo ignorados y además revictimizados.
Historias como la desaparición forzada colectiva de 5 personas, una de ellas en embarazo, que fueron secuestradas en la Uribe Meta, cuyas explicaciones por parte de las FARC sigue siendo insuficiente, pues carecen de dimensiones fácticas, jurídicas y restaurativas, donde se desconocieron la tortura física y psicológica, las lesiones personales, el homicidio.
Sería importante conocer la real intención de enviar a un señor inocente en un carro bomba cargado con explosivos, a quien engañaron con el cuento de que llevara unas pruebas de supervivencia. Así podríamos quedarnos enumerando todas las barbaries que se quedarán en la memoria de sus familiares en total impunidad.
¿De qué sirve dejar las armas si los que las portaban no tienen intención de dejar la guerra?, al menos así lo dejo entender el personaje Timochenko en entrevista con Yamid Amat, quien manifestó “si el estado no cambia el rumbo de hacer las cosas, nuevamente se volvería a una sublevación”, dejando claro que ni él ni los actuales miembros del secretariado de las FARC, regresarían a las armas. Razón tiene, pues ya consiguieron pensionarse y vivir “sabroso”.
En este informe tratan de hacernos creer que los actos de las guerrillas se podrían considerar errores humanos, pero es que este tipo de errores, no lograrán regresar a la vida a miles de muertos, y como bien lo dice Eduardo Galeano, “No hay historia muda por mucho que la quemen, que la rompan, por mucho que la mientan, la historia humana se niega a callar”
Los crímenes y las atrocidades de las FARC están siendo premiadas con impunidad, curules y millonarios salarios. El proceso de la JEP y el de La Comisión de la Verdad, es el de revictimizar, invertir el papel, donde los victimarios posan de hombres arrepentidos y a las víctimas les tocará seguir rogando por la reparación. Será entonces lo que realmente nos quiere de vender ¿El informe, o la prostitución de la verdad?