Por: Fernando Torres Mejía
Es una realidad que no admite discusión, la educación es el “arma” más poderosa que cualquier sociedad pueda tener y por la que se tiene que luchar día a día por conservar y mantener al precio que sea, porque sin duda es el “alimento” que nos brinda bienestar, respeto y una mejor convivencia. De igual forma es transversal a todos lo que queremos hacer y obtener en la vida.
Esta semana tuvimos la oportunidad de asistir al encuentro “El Futuro de la Educación en Colombia, la educación como propósito nacional”, evento organizado por Prisa Media y sus marcas Caracol Radio, W Radio y El País América, en alianza con la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI), donde se contó con la participación de la ministra de educación Aurora Vergara entre otras personalidades de muy alto nivel en temas relacionados con la educación. En este, se manifestaron las preocupaciones por la calidad, la deserción, los deficientes resultados de las pruebas Pisa y se plantearon algunos retos que debemos superar en aras de lograr unos mejores estándares y corregir las brechas educativas que se presentan a nivel nacional.
Ahora bien, ¿de qué sirve la educación en un país donde la violencia, la inseguridad, el dominio que poco a poco vienen ejerciendo los grupos criminales y que viene creciendo en todo el territorio nacional bajo la mirada cómplice del gobierno? De otra parte, no se cuenta con las suficientes oportunidades de empleo y las pocas que se ofrecen, son una ofensa en términos de remuneración si se compara con la inversión en tiempo y dinero para obtener un título profesional, o ¿qué tal los obstáculos que se tienen que superar para tener un emprendimiento o empresa?
Así mismo, Colombia viene perdiendo posiciones en el ranking de competitividad global, ubicándose en 2021 en el puesto 56, entre 64 economías, lo que significó una disminución de dos puestos respecto al año anterior, y continuamos en caída libre, en 2022, ocupó 57, y en el 2023, en el 58, lo que dificulta cada vez más el que se pueda brindar un bienestar y unas mejores condiciones para cumplir los objetivos y las metas que nos hemos trazado, por eso se hace necesario trabajar en la reactivación de la economía.
De acuerdo con fuentes del ministerio de Educación, el 39 %, de los jóvenes que salen de la universidad después de invertir en carreras profesionales que en ocasiones superan los $150 millones, como es el caso de medicina, donde un semestre oscila entre los $20 y $30 millones de pesos, les ofrecen salarios que no están acordes con el esfuerzo económico y el sacrificio que se requiere.
Las remuneraciones que se les ofrecen a los universitarios recién egresados son deprimentes, tan solo al 9.7% la oferta supera los 4 S.M.L.V.; al 19.9% entre 2.4 y 4 S.M.L.V.; al 31.9% entre 1.5 y 2.5 S.M.L.V.; y el 38.5% entre 1 y 1.5 S.M.L.V., cuando un semestre de medicina cuesta entre $20 y $30 millones de pesos.
De acuerdo con el Ministerio de Educación, el 72,8 % de los graduados logran un empleo en su primer año como profesionales, lo que indica que, en promedio, 3 de cada 10 jóvenes que terminan la universidad quedan desempleados.
Pero además, esta situación se agudiza y cada vez es mayor si se tiene en cuenta que cada año se gradúan 457.000 estudiantes de bachiller, es decir, este problema de la falta de oportunidades hizo metástasis y, si bien es cierto, sé está trabajando con pañitos de agua tibia, no se está atacando el problema de raíz y de forma integral, pues podemos hacer todos los esfuerzos del mundo, se puede brindar educación 100% gratuita, con las mejores instalaciones físicas etc., pero si no hay oportunidades, ¿de qué sirve estudiar? Por otra parte, el gobierno se equivoca al lanzar el programa donde se les paga a los jóvenes $1 millón de pesos por no matar, lo que se convierte en otro aliciente para no estudiar.
Para este 2024, contamos con un prepuesto en el que se priorizaron las apuestas del sector educativo que supera los $70 billones, pero mientras no se trabaje en generar oportunidades, estaremos haciendo un mal uso de estos recursos. Es que el gobierno necesita articularse y coordinarse mejor, ¿qué nos ganamos con hacer una apuesta tan grande, sí el gobierno está empeñado en destruir una de las fuentes más importantes de la generación de riqueza como es la de acabar con la exploración y explotación de petróleo que son necesarias para continuar con los distintos programas e inversiones que se requieren para impulsar los demás sectores de la economía?
Desde el ministerio se trazó una nueva estrategia, “la Universidad en tu Territorio” donde se crearán 500 mil nuevos cupos en educación superior durante el cuatrienio, pero vuelve y juega, ¿qué vamos a hacer con estos nuevos profesionales?, claro que todo lo que se pueda brindar en pro de educar mejora todos los aspectos de la convivencia de los ciudadanos, pero por otra continuaremos pasivos observando el fracaso de la educación en Colombia.
P.D.T.: Ni que hablar de los profesionales en medicina para quienes para poder especializarse se les convirtió en toda una odisea por los pocos cupos que se ofrecen y que, por cierto, algunas universidades los convirtieron en todo un negocio a tal punto que les está tocando migrar a otros países donde las condiciones y el respeto hacia su profesión se les valoran.
