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El desarrollo, tan cotidiano como la vida misma

por El Expediente
abril 22, 2022
en Opinión
Tiempo de leer:3 mins read
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De una colombiana, para el exterior
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Por: Laura Pinzón

El concepto de desarrollo marca la vida diaria del ser humano pues, basado en esto se determinará la calidad de la misma en sus diferentes aspectos sociales, esto nos hace preguntarnos ¿Qué es el desarrollo y cómo impacta en la sociedad?

Amartya Kumar Sen, el economista indio y creador de la teoría que lleva su nombre, basa la definición de dicho concepto desde un marco moral; puntualmente, determinando que «el desarrollo es un proceso de expansión de las capacidades de que disfrutan los individuos», es decir, que estos “arreglos sociales” estarán determinados según el alcance que la libertad individual de las personas tengan para equilibrar la misma sociedad. Lo que en suma representa que el desarrollo significa expandir la libertad de los seres humanos.

Si tomamos esta noción como base, podríamos ejemplificar cómo éste impacta en la sociedad colombiana, por supuesto partiendo de la premisa que durante siglos, el mismo está directamente relacionado con el continente Latinoamericano. Y, aunque es necesario mirarlo desde lo cuantitativo, el problema real de que este proceso aún esté estancado en nuestro país, es cualitativo.

Sin embargo, para ambos casos la fuente directa de medición es el Índice de Desarrollo Humano (IDH). En el caso en cuestión (Colombia) según el Informe sobre el Desarrollo Humano presentado en el 2020 por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), en el 2019 el IDH fue de 0.767, lo que sitúa al país en la categoría de desarrollo humano alto y en el 83º lugar de 189 países y territorios.

Por otro lado, el Banco Mundial arroja las cifras aterrizándolo al Programa del Gobierno actual, dentro de lo que se puede englobar el impacto de la pandemia mundial, la baja dinámica de la productividad, la concentración de las exportaciones en el petróleo, las inequidades sociales y por tanto, el crecimiento de la informalidad y el desempleo, la deuda del PIB que, desde el 2012 va en aumento y, factores sociales que frenan el desarrollo del país como los bajos promedios en términos generales de la educación y las protestas sociales.

Es evidente entonces, que el impacto del concepto de desarrollo en Colombia se ve mayoritariamente negativo, considero que esto es producto de la corrupción cultural, porque es el comportamiento del individuo en lo particular, lo que genera resultados dentro de la sociedad en lo general.

Miremos no más, en lo cultural, se tiene más polarización que tolerancia, esto genera fricciones directas en ámbitos como la generación de opinión pública, la selectividad política y por tanto, la ausencia de “acuerdos entre el caos” como lo mencionaba Arendt para lograr que el Estado Nación, sostenido por la democracia funcione adecuadamente. En el ámbito de la educación, el conformismo, la falta de iniciativa, las malas condiciones, el cáncer llamado FECODE, la ausencia de posibilidades por mérito, etc., son sin duda los ingredientes que inundan las aulas de formación académica pues, se ha refugiado en las excusas de gobernantes y gobernados, la explicación del por qué no se ha avanzado, ahora sumado a la movilización y la pereza como solución a la falta de oportunidades.

Por otro lado, lo económico ha pasado una mala racha por culpa del Covid-19, dado que ha generado estancamiento y nos ha hecho a todos “ajustarnos el cinturón”. Sin embargo, aún tenemos la esperanza de que la pujanza, el trabajo honesto y la creatividad del colombiano promedio, superen la mentalidad de la democratización, la corrupción y el deseo de “vivir del papá gobierno”. Es que afecta igual ajustar el contador del agua para que llegue más barata a ajustar los contratos estatales de miles de millones, robar es robar y eso, no nos permite progresar.

Este podría ser un escrito de miles de hojas, pues es sobre el desarrollo que nos “medimos” como sociedad, o, preguntémonos ¿por qué nos llaman “tercermundistas”? Es momento de hacer un cambio (y no es Petro) de mentalidad conformista, poco crítica, perezosa, agresiva, que durante siglos (y no “ancestrales”) se ha construido pues, esa es la verdadera causa de que el desarrollo en Colombia ande a pasos de tortuga, pero ande, así es el neoliberalismo; peor sería categorizar como desarrollo a la “igualdad” fallida que han vendido los modelos socialistas.

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