Por: Duván Idarraga
De acuerdo a lo expresado por la firma de inversión J P Morgan, «la calificación crediticia del país está al borde de caer a la de categoría basura». Y es que para ellos son varios los factores que llevan implícita esa posibilidad, que de concretarse sería catastrófica para la economía del país y para las finanzas públicas, ambas bastantes deterioradas en los dos años de gobierno actual.
Entre los factores que consideran para esta compleja perspectiva están, por un lado, el tema del riesgo fiscal dado el deterioro de las finanzas públicas del país; esto sustentado por la no materialización de los ingresos presupuestados y el crecimiento desbordado del gasto de funcionamiento.
Igualmente, consideran el crecimiento económico que viene teniendo Colombia no es el esperado ni el requerido. De la misma manera, la reducción importante de los montos de inversión en Colombia, ubicado por debajo de la alcanzada en pandemia ( 16.5% del PIB en 2024 vs 16,6% en pandemia y 22.1% en 2019), temas sobre lo cual he comentado en columnas anteriores. También mencionan la presión devaluacionista que se viene dando recientemente.
Es importante mencionar que está perspectiva fiscal de JP Morgan está en alineada con lo expresado por el Comité Autónomo de Regla fiscal (CARF), que en varias oportunidades ha llamado la atención del gobierno para que las finanzas públicas se ajusten de tal menara que se garantice el cumplimiento de la regla fiscal, tanto en el 2024 como en el 2025; aspecto que se complicará mucho más, después de la aprobación inicial del aumento en las trasferencias a las regiones; tema de elevadísimo impacto fiscal.
Como he mencionado, desde el punto de vista de finanzas públicas el crecimiento de los ingresos ha estado por debajo de las expectativas. Se comprobó que los ingresos esperados por litigios no llegaron; tampoco los mayores ingresos producto de la disminución de la evasión; ello, necesariamente, ha afectado el nivel de ingresos del país.
Así lo establece el área de investigaciones económicas del Banco de Bogotá, expresa que “el saldo de depósitos del tesoro nacional en el Banco de la República alcanzó mínimos históricos a inicios de noviembre al ser de $12.7 billones, lejos de los $28 billones en octubre y los $30 billones un año atrás.
Así, los persistentes problemas de caja explican el récord del gasto del gobierno.” (negrilla fuera de texto original). Esto último relacionado con el anuncio por parte del Ministro de Hacienda de un recorte de gasto en $33 billones.
Esta cifra supera a los $20 billones ya anunciados, como resultado de la crisis en el recaudo que se ha consolidado en meses recientes; igualmente, recordar que mayoritariamente este recorte esté relacionado con inversión ya que los gastos de funcionamiento se vienen cumpliendo y no se ha definido disminución en los mismos.
La reducción en la inversión seguirá afectando negativamente el desarrollo económico del país. Por otro lado, la misma área de investigaciones económicas del Banco de Bogotá estima que “A corte de octubre la regla fiscal no se está cumpliendo ya que se alcanza un déficit primario de 1.2%”; situación que en noviembre y diciembre tiende a empeorar dado lo ya mencionado frente a la disminución significativa en los recaudos de impuestos durante el 2024 y el incremento en los gastos.
Para agravar el panorama fiscal, el Estado recibirá menos recursos de Ecopetrol ante la significativa caída en sus utilidades. Conforme a datos publicados, en el lapso julio a septiembre de 2024, las utilidades de la empresa fueron de $3,6 billones, registrando una reducción de 28,3% frente al mismo lapso del 2023. Lo anterior se traduce en una reducción de $1,4 billones en ganancias.
La excusa del gobierno y del Presidente de Ecopetrol está relacionada con caídas en los precios del petróleo, tema que se descarta dado que otras empresas del sector, comparables con la colombiana, presentan resultados muy positivos en sus ganancias.
Tanto la disminución importante en utilidades, como en los precios de las acciones de la empresa (en Colombia y en la Bolsa de Nueva York) están ligadas a su errático manejo, a las decisiones adoptadas por el gobierno frente al sector y las de su Junta Directiva frente a importantes y necesarios negocios para la estabilidad financiera de la misma. Es importante mencionar como la planeación financiera del gobierno, desde la elaboración del presupuesto para el 2024 (falla repetida en el del 2025) rayó en la irresponsabilidad.
Miremos: En el Presupuesto General del 2024 los ingresos tributarios los estimaron en $315.9 billones (de los cuales $294.2 billones era impuestos como tal, más $15 billones de arbitramientos y $6.7 billones de deducciones de regalías). Ya en la Planeación Financiera del 2024 los ingresos tributarios los bajaron a $290.3 billones; pero en el Marco Fiscal de Mediano plazo los estimaron en $258.6 billones; es decir, una diferencia frente al presupuesto general del 2024 de $57.3 billones (un 18.13% menos).
Esta importante diferencia, en los distintos escenarios fiscales, confirma mi apreciación de que fue un presupuesto que se elaboró con muchas cuentas alegres y bastante irresponsabilidad por parte del equipo técnico de este gobierno.
Como he mencionado en columnas anteriores, es la tormenta perfecta que puede tener serias repercusiones en las finanzas públicas y en la macroeconomía del país. Existe un altísimo riesgo de que se incumpla la Regla Fiscal para el 2024 y para el 2025.
Más grave aún, las medidas del gobierno están destinadas en reducir la inversión más no los gastos de funcionamiento que han crecido más del 50% desde el año 2022.
Las consecuencias de este incumplimiento en la regla fiscal, más el bajo resultado del crecimiento económico del país, se verán en reflejadas en la apreciación que tengan las Calificadoras de Riesgo sobre el país.
De mantenerse esta grave tendencia en ambos frentes existe una alta posibilidad de que todo ello se materialice en una reducción de la calificación de riesgo país con consecuencias muy graves:
Encarecimiento de la deuda, mayores erogaciones por parte del gobierno para cubrirla, incremento del déficit fiscal si se mantienen los perversos resultados en los ingresos del Estado y los desbordados niveles de gasto de funcionamiento. De esta manera se genera un círculo vicioso que afecta de manera muy negativa al país y que será complejo acabar, menos con los manejos fiscales y económicos del actual gobierno.