Si algo ha caracterizado el primer trimestre de Colombia en materia económica es la cantidad de noticias y situaciones que están marcando la pauta de las cifras macroeconómicas para este 2025, similares a las obtenidas en los años 2024 y 2023, caracterizadas por resultados deficientes durante el gobierno Petro:
Paupérrimo crecimiento del PIB (1,7%); elevado déficit fiscal (6,8% del PIB); tasa de inflación sin reducción desde diciembre (5,2%); tasa de inversión cercana al 15% del PIB cuando en pandemia estuvo cercana al 16,5%; caída de la Inversión Extranjera Directa del 35,16% entre 2022 y 2024; aumento de la Deuda Externa Publica del 12,76% en el mismo periodo.
Veamos ahora algunas situaciones que se han dado: Primero, hay nuevo Ministro de Hacienda, el cuarto durante este gobierno, lo que de entrada es un mensaje poco alentador para el mercado, los inversionistas y las calificadoras de riesgo por la incertidumbre que estos cambios continuos generan.
Adicionalmente, el funcionario no se caracteriza por su ortodoxia ni por su formación técnica; es más bien una persona con trayectoria política y así lo expresó en sus primeras declaraciones después de ser nombrado, dando a entender que no sería un obstáculo para las decisiones políticas de su jefe, el presidente.
Es un mal precedente para una cartera donde debe primar el carácter técnico y la autonomía de su ministro; mas aún cuando hay un presidente que busca funcionarios que a todo le digan si y quien no ha dudado en retirar a los Ministros de Hacienda que, con carácter y con rigor técnico, se han negado a sus caprichos. En segundo lugar, la Junta Directiva del banco de la República mantuvo la tasa de interés durante este primer trimestre en el 9.5%, una decisión técnica y coherente con su objetivo de lograr la disminución de la inflación que se ha mantenido en este primer trimestre y desde diciembre en el 5.2%.
Definitivamente, las condiciones no estaban para una disminución en la tasa de interés pese a la presión del gobierno Petro, quien cuestionó a los miembros de la Junta Directiva, olvidando (Petro) que por norma constitucional su principal objetivo es el control de la inflación y no atender los caprichos del primer mandatario; incluso, sin tener presente que él ha designado dos de sus miembros actuales (mas el Ministro de Hacienda).
En tercer lugar, por el lado de cifras de desempleo el gobierno saca pecho por el 10.3% de febrero; un resultado favorable, no se puede negar, pero también es importante tener en cuenta que en lo corrido de este gobierno se han creado al menos 300.000 empleos oficiales lo que sin duda ha disminuido la tasa de desempleo; como valor agregado a la economía, en cuanto a productividad, es poco lo que aportan; son cargos creados para cubrir cuotas y cumplirle a los políticos que apoyan en las decisiones del gobierno.
Frente a creación real de empleo en la industria, el comercio o la construcción, motores de la economía, es evidente que no se han dado, ante los difíciles resultados de estos tres sectores en lo corrido del año y en periodos anteriores.
En cuarto lugar, el déficit fiscal y la deuda pública arrojan cifras que no son favorables para los intereses del país; todo lo contrario, se han elevado de manera considerable y muy preocupante e incluso están por encima de los niveles que se tuvieron en ambas variables en la época de pandemia pero recordando que los años 2020 y 2021 vivieron una situación especial que necesitó medidas urgentes para atender las necesidades económicas y sociales; por ende, tener en este momento resultados peores a ese lapso muestra el desastre en la materia por parte del gobierno actual.
En quinto lugar, frente a la política comercial exterior definitivamente ha sido desastrosa. Por un lado, este gobierno tomó la decisión de acabar la industria de hidrocarburos que representa más del 46.5% de las exportaciones y casi el 47% de los ingresos por divisas.
Adicionalmente, desastroso que el presidente, en una madrugada y quien sabe bajo qué tipo efecto de quien sabe que sustancias, casi acaba la relación con Estados Unidos, de lejos el socio comercial y estratégico más importante del país ( el 27.7% de las exportaciones colombianas van a este país).
Para rematar, ante el reciente anuncio de la administración Trump de colocar aranceles del 10% a los productos colombianos, esta difícil situación se tuvo que afrontar con una canciller recién nombrada, con nula experiencia, trayectoria y formación para el cargo; además, sin tener en propiedad Ministro de Industria y Comercio, que sería el encargado de hacer frente a esta difícil circunstancia. A Dios gracias Trump tomó la decisión de congelar por 90 días esa medida; eso sí, queda muy mal parado al gobierno colombiano que en cargos clave en materia diplomática y comercial no se cuente con las personas idóneas ni competentes y que uno de ellos aun esté vacante.
En sexto lugar, en materia de hidrocarburos es un hecho la importación de gas y se empezó a sentir el incremento de precios de hasta el 36%; igualmente se anuncian nuevas importaciones para el año 2026 por parte del Petro y de Roa, presidente de ECOPETROL.
Otra mala noticia es que se piensa adquirir a Qatar y a través del puerto de Buenaventura; el primero un país más distante, necesariamente va a encarecer costos de trasporte y la segunda, un puerto que no tiene gasoducto para su trasporte ; es decir, se deberá realizar vía terrestre con un incremento considerable de costos además de impacto ambiental.
Por donde se mire es absolutamente contradictorio que, en vez de retomar la exploración y explotación de gas y petróleo, estemos importando el primero y a algunos meses de hacer lo propio con el segundo; en ambos casos, con un impacto considerable a nivel de finanzas públicas por la pérdida de ingresos; más, a nivel de inflación por el alza de los costos de ambos elementos que se traducirán directamente en precios al consumidor final. Ha sido un primer trimestre lleno de noticias económicas; lastimosamente, la mayoría, desfavorables para los intereses de Colombia.
Para rematar el panorama, por el lado de la confianza inversionista tampoco se ha hecho nada; todo lo contrario, continúan los mensajes del presidente en contra de los gremios, en contra de las empresas, en contra de los empresarios; en contra de las obras de infraestructura. Un desastre total, por donde se mire y con un nefasto impacto para la economía del país, las finanzas públicas y las posibilidades de crecimiento de Colombia y los colombianos.