Por: Fredy Garzón – El Denunciante
En las próximas elecciones presidenciales debería ganar el voto en blanco, pero ganar en primera vuelta para desterrar de tajo a los bribones que hoy tienen polarizada a la nación.
Tan sólo es oír a los de la izquierda, a los de derecha y otros que se autoproclamaron de centro; que de eso no tienen nada, para saber que embobando a una masa de iletrados y otros analfabetos políticos, seguirán chupando de la teta del Estado, que es lo mejor que saben hacer.
Comenzaron sus campañas por fuera del calendario electoral, desconocen el orden legal e institucional, van por las ciudades no sólo llenado plazas públicas con espectadores pagos, sino que también con canapés, bocadillos y refrescos, llenando las barrigas de los extranjeros desparchados que arruman como ganado para el matadero.
Como perros vagabundos que luchan por migajas, exigen revivir personerías jurídicas: la “Colombia Humana”, el “Nuevo Liberalismo”, ya se recibieron su hueso para roer y empiezan a menear su cola “Salvación Nacional”, del asesinado líder conservador, Álvaro Gómez Hurtado y “Oxígeno Verde” de la deprimente Íngrid Betancourt.
Quieren seguir expendiendo avales y cobrando peajes como el paisano Rodolfo Hernández, que, con su mezquina compraventa de cupos, intenta tener una moribunda lista a la Cámara de Representantes por Santander.
A estos debemos darles una bofetada, preñaron a Colombia de odio y mentiras, mancillan y politizan a nuestra fuerza pública, alientan el odio de clases, abusan de la palabra, fabrican verdades, movilizan las masas para el sabotaje físico y cibernético, buscan y crean enemigos donde no los hay.
En las encuestas, como la de Invamer, el pódium lo gana la desfavorabilidad de los precandidatos presidenciales, un claro ejemplo de que se podría elegir no al mejor de ellos, sino al menos malo de todos.
En esta oportunidad la mejor opción para el 29 de mayo de 2022, sería el voto en blanco, escarnio público como la palaloterapia; en esta parodia de partiditos y movimientos políticos-ciudadanos que no reflejan ningún pluralismo social o político, sino una secta de fanáticos descerebrados.
Ojalá florezca una purga interna en los partidos políticos que decante verdaderos liderazgos, un auténtico cambio si se puede generacional, sin doble moral y que contribuya para salir del atolladero al que nos ha llevado la pandemia, los paros y la polarización.
Fredy Garzón
@ELDENUNCIANTEo
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