Por: Fernando Álvarez
Con claridad y contundencia Abelardo de la Espriella decidió hacer lo que en estrategia política se conoce como un paso atrás y dos adelante. La propuesta que hizo para que se escoja la candidatura de la oposición en una medición el 10 de diciembre es audaz y arriesgada y está soportada en la urgencia de no darle largas a un tema que lo único que requiere es la grandeza de cada uno de los integrantes de la enorme lista de candidatos para derrotar a la extrema izquierda del presidente Gustavo Petro. Pero es sobre todo una clara advertencia a quienes no quieren deponer los egos porque por su mezquindad y su actitud suicida puede salirle muy costoso a la democracia. Si por su obstinación en seguir contándose o en confiar en que se va a producir un milagro que ya no fue terminan por facilitarle el triunfo a Petro, nunca se los van a perdonar los colombianos. Su carrera política termina aquí.
Lo irónico es que la propuesta de Abelardo le gusto a todo el mundo menos a los candidatos que saben que ya perdieron. Y ya está claro lo que no queda claro para algunos, que la idea de definir el candidato lo antes posible solo tiene el propósito de fortalecer el bloque de centro y derecha que ve como real el peligro de que se atornillen los mamertos por décadas en el poder en Colombia, repitiendo la historia de Venezuela, Nicaragua o Cuba. El primero que salió a celebrar la propuesta, aunque con la prudencia necesaria para no despertar aún mas fricciones entre quienes aspiran a liderar esta causa fue el expresidente Alvaro Uribe Vélez, que quiérase o no es un símbolo de la oposición al gobierno de Petro y es quizás el representante de la fuerza electoral más significativa a la hora de enfrentar el petrismo. Y como era de esperarse lo siguió la más opcionada candidata del proceso interno del Centro Democrático, María Fernanda Cabal, quien da muestras de comprender a cabalidad lo apremiante de la situación y está lista para ser gregaria, si así lo deciden los sondeos.
Otros aspirantes no la aceptaron con argumentos chimbos, como diría Germán Vargas Lleras, que de alguna manera coadyuvo la propuesta de De la Espriella y quien a pesar de que los astros no han estado de su lado por temas de salud deja ver que es de los que mejor interpreta el momento histórico y que está dispuesto a sacrificar quizás su ultima oportunidad en aras de lograr la unión que urge para derrotar al mal llamado progresismo. Miguel Uribe Londoño, que ha intentado birlar a su estilo el proceso interno del Centro Democrático dice que lo que diga Uribe, pero prefiere no medirse pronto porque confía en que con otros movimientos la ruleta pueda jugar a su favor. Vicky Dávila hizo lo propio con poca sutileza para terminar en una especie de midámonos pero sin Abelardo. Su tardía saña contra “El Tigre” la ha cegado hasta el punto que quienes comenzaron con ella se han desplazado hacia el abelardismo. Para ella no está claro que entre más insista en atacarlo más popularidad pierde.
En todo caso durante la ultima semana quien marcó la agenda fue Abelardo de la Espriella. Puso a todo el mundo a pensar en su propuesta y con ella le pegó otra vez al tablero. Dejo ver que no le tiene miedo a contarse, que tiene perrenque para torear en la plaza que le toque, que sabe como el que más que el enemigo es Petro y tiene garras para enfrentarlo. Esa claridad y esa contundencia lo mantiene como el tigre para enfrentar al leopardo. La gente que quiere que Petro se vaya ve en Abelardo al más decidido y al más capaz para derrotarlo. Su idea de meterlo preso y de extraditarlo si los Estados Unidos lo solicitan le gusta a quienes ven a Gustavo Petro como el causante de las desgracias que han ocurrido en este cuatrienio, el chu chu chu de la salud, la preponderancia de los narcos en las regiones, el patrocinio a la delincuencia y la corrupción de los mamertos, además de otras tantas inmundicias que tienen hastiados a los colombianos. Aquellos que lo que quieren es progresar y no han perdido la esperanza de retomar el rumbo democrático para corregir los errores que en el pasado han impedido el desarrollo del país y que en este gobierno se han agudizado.
Abelardo de la Espriella ha logrado sintonizar con el antipetrismo. Y a pesar de no ser el consentido de las elites bogotanas ni tener medios de comunicación que lo impulsen ha logrado en redes y en escenarios mediáticos ser la voz cantante del antipetrismo. La gente sencilla que no le come cuento al populismo petrista y que ha visto como sus condiciones de vida han empeorado en este gobierno ven a De la Espriella como un líder de la contrarrevolución mamerta. Los candidatos que creen que esto se logra con el favor de los partidos tradicionales no se han enterado que las elecciones presidenciales hoy más que nunca son voto de opinión. Los expresidentes que juegan a apoyar a Petro para luego decir que no lo apoyan ya no tienen ningún peso específico en la política colombiana. Hoy el país esta dividido entre los que quieren que el petrismo siga y los que no. Y los que creen que con jugadas de pocker o reviviendo cadáveres pueden jugar al si y al no, ya se les acabaron sus aguinaldos.
Si no se acepta la propuesta de Abelardo de la Espriella para que se decida lo antes posible quién será el candidato de la oposición unida, el único que no pierde es De la Espriella. Ya quedó en el hipotálamo de la gente como el que buscó la unión y que estaba dispuesto a sacrificarse en aras de lograr un consenso. Eso le dio más puntos. Para los antipetristas ya mostró la grandeza que les faltó a muchos otros. Y hoy la gente se pregunta qué carajos piensan personas que no marcan en las encuestas más allá de un 3 o un 4 %. Qué grado de insensatez los acompaña para que no decidan declinar como lo hizo Germán Bula Escobar, un ex candidato con muchos más pergaminos que la mayoría de los de la lista de 100, cuando se dio cuenta en las primeras de cambio que no marcaba. Seguramente Bula tenía claro que no estaba esperando el milagro que logran las tulas de dinero en las jornadas finales de estas contiendas o que los contratistas aflojen sus chequeras a favor suyo para seguir vigentes en sus carruseles.
Lo cierto es que los candidatos que se mantengan a partir de ahora a pesar de ser conscientes de que no tienen ningún chance serán juzgados por la historia por haber facilitado el triunfo del petrismo. La grandeza es ahora o nunca, el tiempo no da espera y en política el mañana empieza hoy. Y los que quieren inmolarse calcando mecánicamente la frase de Ni un paso atrás, pues ya Abelardo les demostró que hay que saber dar un paso atrás para luego dar dos hacia adelante. Y se van a arrepentir toda la vida quienes pusieron su ego por delante porque Dios no lo quiera están cavando su propia tumba política, pero se llevaron de calle la suerte de Colombia. Ojalá quienes consultan con alguien sensato en sus familias o les queda algo de pundonor se apresuren a recuperar el tiempo perdido y hagan algo por la patria: renunciar y apoyar al que mejor garantías de derrotar a Petro ofrezca.
