Por: Duván Idarraga
El panorama económico de Colombia pinta complejo y con variables que no resultan favorables, esto en consideración a varios aspectos que me permito comentar:
En primer lugar, organismos económicos proyectan una desaceleración mundial en el año 2023. La Conferencia de las Naciones Unidas Sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD) ha confirmado las previsiones en este sentido, reafirmando la tendencia de decrecimiento que se viene reflejado en el año 2022, esperando cerrar con un crecimiento mundial del 3.3%, comparado con el 5.7% del 2021. Por supuesto, una caída mundial tendrá efecto en la economía de Colombia.
Adicionalmente, en el frente interno las expectativas no son muy halagadoras; la mayor incertidumbre se viene generando y acrecentando en la medida que el gobierno Petro se consolida con los hechos ya conocidos y los efectos de sus acciones y decisiones, como he comentado en artículos anteriores. Aspectos como la mayor devaluación, posiblemente un mayor incremento en la inflación en virtud de su decisión de acelerar el incremento de precios de combustibles y otras variables, indican los que el panorama económico en 2023 va a estar de complicado.
La situación se vuelve más compleja si consideramos la Encuesta de Opinión del Consumidor de noviembre de 2022, registra que la confianza de los consumidores se deterioró un 27% entre octubre ( -19,5%) y noviembre (-24,8%). Está encuesta además refleja que los colombianos están renuentes a comprar vivienda, vehículos y electrodomésticos.
Por el lado de las cifras fiscales sería interesante conocer cuáles son las expectativas de cierre fiscal en el año 2022 con el actual gobierno. Recordemos que en el Marco Fiscal de Mediano Plazo del gobierno del Presidente Duque se estimaba el Déficit Fiscal para 2022 del 5.6% y para 2023 del 3,6%. Habrá que evaluar el impacto en esta variable de las acciones y decisiones del gobierno actual y qué efecto pueden tener en los gastos del estado; recordemos que la mayor devaluación ha tenido un impacto importante en el servicio de la deuda externa colombiana y eso se reflejará, finalmente, en las cuentas del gobierno con un posible incremento en el déficit fiscal del año 2022.
Para 2023 tendremos ya en aplicación la reforma tributaria del nuevo gobierno en cuanto a ingresos; no obstante, llama la atención los anuncios del Presidente relacionados con nuevos gastos vinculados con sus compromisos de campaña como compra de tierras con una inversión de $5 billones, el subsidio de la prima del SOAT implicaría un gasto de $2 billones adicionales; subsidios a los 100.000 jóvenes por $1,2 billones y la creación de ministerios como el de la igualdad para Francia Márquez, necesariamente tendrán impacto en los gastos del estado y podrían incrementar considerablemente el Déficit Fiscal.
No olvidemos que para 2023 los ingresos para el gobierno vía utilidades ECOPETROL, regalías e impuestos pueden tener una afectación por los resultados de la empresa a diciembre de 2022, afectados posiblemente por el impacto de las acciones y decisiones del nuevo gobierno que han tenido un efecto negativo importante en la valoración bursátil de la empresa y muy posiblemente también sus utilidades.
Por último y lo más grave, los anuncios y comentarios del presidente en sus intervenciones en eventos y ante medios generan gran inquietud e incertidumbre y pueden tener un impacto importante en las cifras económicas del país. Sin fundamentos técnicos, su absurdo pronunciamiento en el sentido que el precio del dólar subió porque no estaban ingresando dólares de la cocaína, generó cuestionamientos de expertos. No es la primera vez que su locuacidad o la de sus ministros genera gran incertidumbre en los mercados financieros nacionales e internacionales y ante los inversionistas, lo que afecta de manera considerable y negativa variables económicas del país.
A esto sumamos algunos pronunciamientos del presidente en contra de los empresarios del país, como el que realizó recientemente al cuestionar la construcción de las autopistas 4G y decir que solo servían para enriquecer a importadores; olvidando que han implicado desarrollo para el país y sus regiones, además facilitar el acceso a cientos de productos que se exportan; por otro lado, no ayuda a generar consensos que construyan redes que ayuden a mejorar las perspectivas económicas de Colombia.
Importante mencionar que expertos en temas económicos del país como Corficolombiana, han recortado la proyección del crecimiento del Producto Interno Bruto en el 2022 que habían estimado en 8% y lo bajaron al 6.5%, recordando que este resultado es positivo pero está jalonado en gran parte por los resultados del crecimiento del primer semestre del 2022. Para el año 2023 la entidad mencionada había proyectado un crecimiento de 2.0% y ahora lo han ajustado al 1.8%, volviendo a las perversas cifras del gobierno Santos que nada aportan al desarrollo del pasi.
Por dónde se mire, el panorama económico pinta bastante complejo; lo más preocupante es que no se observa a un presidente que busque consensos con el sector empresarial para conjuntamente movilizar la economía y aportar al crecimiento y desarrollo del país; al contrario, los ataca y adicionalmente tiene pronunciamientos que generan grandes inquietudes y preocupaciones entre inversionistas nacionales y extranjeros, lo que puede finalmente afectar de manera considerable la economía del país en 2023.
A mis lectores y demás columnistas de El Expediente, al Director y su equipo; mis mejores deseos en esta Navidad y que sea un 2023 bendecido, prospero, con mucha salud y felicidad. Un gran abrazo,
DUVAN E. IDARRAGA L.